SUCESOS HISTÓRICOS DE ACATLÁN

A la llegada de los españoles, Acatlán figura como uno de los pueblos del Valle de Tulancingo que pagaban tributo a los mexicas. Su primer encomendero español fue D. Pedro de Paz, esta encomienda dominaba una extensa zona comprendida entre los actuales municipios de Atotonilco, Huasca y Acatlán. El pueblo se hallaba sujeto al de Atotonilco como Republica de Indios con 211 casas de mexicanos y otomíes, con un total de 571 personas. Posteriormente la encomienda paso a manos de doña Francisca Ferrer, quien se caso en segundas nupcias con D. Pedro de Cáceres, hijo del famoso conquistador Andrés de Tapia. 

Hacia 1564 el pueblo tenia como gobernador a Domingo de Alvarado, lo cual consta en un documento de merced de tierras donde figura un plano a colores dibujado por el pintor Andrés Rafael, en donde aparece el pueblo de San Miguel de Acatlán con sus visitas: Santa Maria, Santo Domingo y San Agustín, la primera a una legua y las ultimas a dos y tres leguas de la cabecera. En 1569, se levantó un censo obtenido como resultado un total de 2,400 indios contando a jóvenes de 12 y 13 años. 

A finales del siglo XVI comienza el periodo hacendario de la región cuyos movimientos de tenencia y administración se realizaron directamente en la alcaldía mayor de Tulancingo, a este periodo corresponden las actuales haciendas de Totoapa, Mixquiapan, Zupitlan, Tepenacasco y Cacalopan. A mediados del siglo XVIII los naturales del pueblo de Acatlán establecen fuerte pugna contra doña Maria Dolores Romero de Terrenos, marquesa de Herrera, acusándola de despojo de tierras para ensanchar los linderos de a Hacienda de San Juan Hueyapan, que era de su propiedad. Con este hecho comienza una larga lista de despojos e invasiones sobre las tierras de los naturales, siendo los mayores el casco de la Hacienda de Zupitlan propiedad de Alfonso Flores de Valdez, en 1725 y el de la hacienda de Totoapa propiedad de Onofre Gíl Barragán, en 1752.  Todas estas arbitrariedades promovieron que el pueblo de Acatlán se anexara a las causas insurgentes en la lucha por la independencia. Así en 1821 durante la ocupación de la ciudad de Tulancingo por las tropas del General Bravo, se reclutaron en sus filas numerosos habitantes de Acatlán, instigados por el sermón del bachiller don Rafael Fernández, párroco del lugar. 

En el mes de mayo de 1853, el gobernador liberal de Michoacán Melchor Ocampo, residió en Acatlán, tras su confinamiento en la ciudad de Tulancingo. Durante un mes promovió algunos talleres de oficios y sobre todo las ideas de liberalismo entre los pobladores.  Mas adelante durante la contienda revolucionaria de 1910, las tropas carrancistas ocuparon momentáneamente la población, destinando el claustro del exconvento como cuartel y cocina de leña. 

Este convento pertenece a la orden de San Agustín y según Grijalvo, se comienza a construir en 1544, cuya advocación es dedicada al arcángel San Miguel, nombre que tomó el pueblo hasta finales del siglo XVIII. Se ignora quienes fueron los constructores pues hasta la fecha no se a encontrado ningún documento que hable de ello. La documentación mas antigua del archivo parroquial es un libro de casamientos que se inicia en 1569.

En esta misma fecha el agustino fray Juan de Santa Catarina informaba que existía un convento donde residían tres religiosos: el prior, un teólogo y un predicador confesor de españoles y otro religioso que predicaba en lengua mexicana y otomí. El convento tenia las siguientes cofradías: Nuestra señora de la Soledad, Nuestra Señora de la Purificación, la Santísima Virgen de María, Nuestro Padre Jesús de Nazareno, Nuestro Señor del Santo Entierro y Nuestro Señor de San José.  Mismas que eran administradas por mayordomos y cofrades de la ranchería de Cacaloapan, Mixquiapan, Totoapa, Tepenacasco, Santo Domingo y San Dionisio, donde también existían terrenos de labor propiedad de los agustinos. 

El periodo Agustino de Acatlán se inicio a mediados del siglo XVI y termino el 11 de Abril de 1745, cuando el convento fue secularizado teniendo como primer cura al bachiller de Don Miguel Echeverría, desde sus inicios,  Acatlán perteneció al arzobispado de Tulancingo, quedando Acatlán bajo su jurisdicción.  El primer obispo de Tulancingo el Dr. don Juan B. Ormaechea y Ernaiz, realizó notables mejoras en la parroquia de Acatlán a la vez que amplio los linderos de la misma. 

 

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