ACUEDUCTO DE SAN JOSÉ ACOCULCO DE ATOTONILCO DE TULA

                    Son muchas versiones y pocas las razones sobre su origen y su porción terminal. Algunas irrisoriamente aseguran que venía de Toluca y otros de Tepozotlán. Con está última versión nosotros comulgamos es más lógica. Considera que salía de aquella laguna natural conformada entre los cerros de Tepeji y el Salto, que mas tarde albergaría con mayor volumen a las aguas de las famosa presa "Requena".

                    Precisamente el acueducto corría desde los parajes de San José Acoculco hasta la Hacienda de Tlahuelilpan, hermosa mansión que adolecía de suficiente agua para sus necesidades tanto el casco como de sus sementeras.

                    Don Manuel Romero de Terreros, en su exquisita e ilustrativa obra "Antiguas Haciendas de México", hace una breve descripción sobre los antecedentes históricos y propietarios de la Hacienda de Tlahuelilpan y nos dice en algunos sus párrafos: "...Que en la segunda mitad del siglo XVIII obtuvo por sucesión la finca Don Servando Gómez de la Cortina, caballero de Santiago y Coronel de las milicias provincianas de México....". Además, agrega: "Que la casa de la hacienda fue, si no edificada desde sus cimientos, cuando menos en gran parte reconstruida en tiempo de Don Servando, quien además doto a la finca de un buen caudal de agua que hizo venir desde lugar lejano por medio de un extenso acueducto de mampostería..."

                    Afortunadamente, en el proceso de esta investigación contamos con un valioso testimonio de dos personas que trabajaron a principios del presente siglo en la Hacienda de Tlahuelilpan y ellos afirman haber visto todavía correr agua por ese acueducto lo que viene a corroborar tal aseveración.

                    El vital líquido corría en todo su trayecto a través de una zanja a cielo abierto y repellada con cal, solamente utilizaron arquería en dos lugares para mantener el nivel; uno de esos lugares es el motivo de nuestro trabajo y se encuentra en la barranca de San José. Mientras que el otro se localiza en la ladera de Bomnitza; lamentablemente este último semisepultado por los trabajos de nivelación del tren de doble vía.

                    La arquería de San José, aunque no es importante por sus dimensiones, si lo es por su arquitectura. Es una sucesión de cuatro arcos en un solo nivel, cuyos arcos centrales alcanzan una altura máxima de veinticinco metros aproximadamente.

                    Esta constituido de piedra basáltica irregularmente acomodada en sus partes centrales, sólo sus extremos y esquinas se encuentran bien cortadas y acomodadas.

                    Tanto los arcos centrales como los de arranque carecen de aplanados. Los arcos de arranque se incrustan en ambos lados de la barranca, no se les aprecia fecha jeroglífico, cruz o nichos, con otros construidos en esa época.

                    Obviamente que en su borde superior corre el caño o conducto del agua, este si por su parte interna se encuentra aplanado y bien conservado.

                    Ignoramos el nombre de su creador, pero admiramos la armonía y la estética que en el se inspiró.

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