TRADICIONES EN CALNALI

                         La sierra y la Huasteca son ricas en costumbres y tradiciones. Dentro de éstas, bastante arraigadas por cierto, se ha venido conservando por muchos siglos la ceremonia de los muertos y de todos Santos que se lleva a cabo el 31 de octubre, 1 y 2 de noviembre.

                        No se puede precisar a partir de cuándo, pero antes de la llegada de los españoles a tierras americanas los nativos celebraban y adoraban a sus antepasados, realizando ceremonias con muy diversos actos. En México Miccailhuitl, Mica "muertos", plural de micqui "muerto", ihuitl "fiesta", "fiesta de los muertos". Nombre que le daban los tlaxcaltecas al noveno mes, que los mexicanos llamaban "Tlaxichimaco". El intérprete del códice Magliabecchiano explica el mes Miccailhuitl en los términos siguientes. Esta se llama miccaihuitl que quiere decir fiesta de muertos porque en ella se celebra la fiesta de los niños muertos y bailaban con tristeza, sacrificando niños. El texto del códice revelaba que la fiesta era dedicada a nuestros niños y por eso se llamaba también miccailhutontli "fiestecita de  los muertos" para distinguirla de la que consagraban a los muertos adultos que se decía hueymyccailhuitl "gran fiesta de los muertos". Actualmente en los pueblos de la sierra y la Huasteca esta ceremonia sea realiza el 31 de octubre , día de los muertos niños (angelitos), el 1 de noviembre, día de los muertos adultos (los grandes) y el 2 del mismo mes, día de la Bendición.

                        Con algunas variantes los pueblos de la sierra y la Huasteca celebran estas fiestas. En Calnali por ejemplo, se hace de la siguiente forma: Se pinta o se renueva la pintura de la casa, se adorna el altar que no falta en ningún hogar católico, se le ponen cortinas de papel colado, frontales de tela. Además, completando este adorno el 30 de octubre se confecciona un arco estructurado con varas y vestido con flores de zempaxuchil y mano de león. El 31 a las doce horas las campanas de las iglesias hacen un repique, en ese momento con pétalos de la flor de zempaxuchil se forma una cruz frente al altar que luce con algunas imágenes. Se forma o se marca un camino por donde se cree o se supone llegarán los angelitos (muertitos que dejaron de existir cuando eran niños), se les sirve la comida consistente en una sopa de pasta y caldo de pollo. En esos momentos se hacen detonar cohetes y cohetones (independientemente de la comida) se coloca en el altar, otras ofrendas que consisten en manzanas, dulces, nueces, cacahuates, plátanos y naranjas. Al anochecer de ese mismo día, vuelven a sonar las campanas y de nueva cuenta los cohetes, se sirve la merienda con tamales, café o chocolate. Al día siguiente (día 1 de noviembre) por la mañana se sirven el desayuno (chocolate y pan), al medio día vuelven a sonar las campanas y el estruendo de los cohetes. En el momento del arribo de las ánimas, (difuntos que dejaron de existir siendo adultos), otra vez se vuelve a hacer la cruz frente al altar y el camino con flor de zempaxuchil, se cree que en esos momentos los angelitos se despiden y llegan los grandes. Se sirve la comida arroz, mole de guajolote. Por la noche se sirve la merienda con tamales, café o chocolate. El día 2 a las doce horas, se despiden las ánimas y la mayoría de la gente concurre al panteón llevando flores, veladoras y ofrendas. Los tres días que dura esta ceremonia arden ceras y veladoras frente al altar, una por cada difunto. En el panteón se celebra una misa honrando la memoria de todos los difuntos.

                        En costumbre ha venido decayendo con el paso de los años, anteriormente se exageraba en gastos, abundancia de la comida y fruta, pero en estas últimas décadas se observa austeridad, se supone que obedece a la situación muy crítica por la que estamos atravesando.

                        En los pueblos de la sierra la gastronomía es abundante y sabrosa. Las comidas que se toman con bastante agrado son el zacahuil que se vende los domingos en el tianguis, el plato huasteco consistentes en enchiladas con cecina y verduras, el mole poblano, carnitas y cueritos de cerdo, adobo y tamales en sus diferentes modalidades: de Xala, de mole, de cebolleja y de Chile pinoli, se venden los sábados por la tarde y los domingos en los puestos. Son deliciosos acompañados de una taza de café negro.

                        Lo que más agrada a los visitantes son las torillas de maíz hechas a mano y recién salidas del comal de barro, los frijoles de olla con el olor a epazote y la salsa hecha en el molcajete que puede ser roja o verde, las dos son sabrosas.

www.hidalguia.com.mx

 

"Regresar a Bienvenida"