UBICACIÓN GEOGRÁFICA DE HUASCA
El municipio de Huasca, se encuentra situado a los 20 grados, 12 minutos y 10 segundos de latitud norte y a los 98 grados, 34 minutos y 25 segundos de longitud este del meridiano de Greenwich. Tiene una altura de 2 100 metros sobre el nivel del mar.
Tiene por límites, al Norte el Estado de Veracruz, al Sur de los municipios de Tulancingo y Omitlán al Este Acatlán y al Oeste Atotonilco el Grande y Omitlán, con una extensión territorial de 305.80 kilómetros cuadrados.
CARACTERÍSTICAS GEOGRÁFICAS
Pertenecen al distrito de Tulancingo, pero sus intereses están íntimamente ligados con Pachuca y Real del Monte; su jurisdicción está surcada por varios riachuelos que nacen en la serranía del Jacal y El Horcon, de tanta cantidad de agua proviene la fertilidad y el ser un suelo privilegiado por la vegetación. Enumérese los ríos de Huascazaloya, Iztla, Hueyapan, San Gerónimo y varios arroyos, de los dos primeros descienden Las Navajas por hondas barrancas, cubiertas por mil arbustos y hermoseadas por los grupos de peñas que aparecen a los lados y por las columnas de basalto que representan los grandiosos monolitos.
Los ríos se encuentran al llegar a la llanura y se deslizan por un lecho de blanca arena, lamiendo las orillas bordadas por frondosos árboles y con multitud de plantas aromáticas. Unese los ríos a la hacienda de beneficio de San Antonio y engrosados con otras vertientes que brotan de abundantes manantiales que existen en el hermoso bosque de la hacienda de beneficio de San Miguel, van a mover la rueda y maquinaria de Regla y después corren por una profunda abra que presentan varios saltos y se precipitan en la barranca grande donde desaparecen, sin que sea posible distinguir cuál de las abras se pierden.
Huascazaloya está al pie de la falda norte del Cerro Grande y sobre la orilla derecha del río de su nombre, que en el principio de un llano ameno y fértil que riegan varios ríos y arroyos, la población es irregular, tiene casas de mediana apariencia y en los suburbios algunas quintas pintorescas que poseen huertas anexas, con árboles frutales. La iglesia guarda pésima situación y está casi arruinada.
De Huascazaloya se puede ir al cerro de Las Navajas por diferentes sendas, pero por cualquier camino tiene que cruzar el viajero, numerosos barrancos que surcan las vertientes, y que subir por altas y escarpadas peñas colocadas al borde de los abismos profundos. Si llega a la cima de Los Pelados, contempla los espacios que se extienden a uno y otro lado de la cordillera, goza inmensos horizontes y se siente indemnizado por la fatiga que le costó ascender hasta aquel punto desde ahí se ve el Valle de Pachuca, a cuyo extremo meridional se levanta la gran cordillera, del Popocatepetl, por un lado de esta gigantesca altura, aparece La Malitzin en un valle cubierto por el velo de la bruma, entre la que apenas se distinguen los rápidos declives del Pico de Orizaba.
Al poniente se percibe el Nevado de Toluca y el cerro de Jocotitlán y por otro lado se dibujan las alturas de Sierra Gorda más cerca está el Zumate, Las Ventanas y multitud de cerros de figuras caprichosas, la Sierra de Zimapán y otras alturas, se pierden en el azul del horizonte. Al norte está la llanura grande, cortada por la barranca grande del río del Carmen del Valle de Huazcazaloya, donde serpentean los ríos y aparece la hacienda de San Miguel con sus elevadas chimeneas. El espléndido valle de Tulancingo, cuyas lagunas reflejan el sol entre el brillante verde de los campos se percibe cubierto por torres de los pueblos y multitud de pintorescas haciendas, que adornan los alrededores de esta bella ciudad que da su nombre al valle.
La piedra de Jacal, semejante a una choza, los metlapiles elevándose verticalmente y a grande altura formados por rocas basálticas; El Horcon, roca de forma cilíndrica aislado con más de sesenta metros de altura, la Peña de Águila grupo de rocas terminado en punta; Las Navajas enorme conjunto de cantiles y otras alturas constituyen la hermosura y grandeza de aquellas vistas, realzadas por los grupos de columnas basálticas, cilíndricas y cuadrangulares.
A media legua de Huascazaloya está el bosque de San Miguel, perteneciente a la hacienda de este nombre, la mano del hombre lo ha hermoseado a la par que la naturaleza; inmensas calles de copados fresnos lo atraviesan en todas las direcciones se aspira el sube aroma de las flores por donde quiera hay elegantes arbolillos y robustos sauces, es sumamente grato el murmullo de las cascadas artificiales, el imponente silencio interrumpido tan solo por el susurro de las hojas siéntese vivo placer aquel conjunto de galas de la naturaleza. Allí nacen los abundantes manantiales de agua pura que van a mover las ruedas hidráulicas de la hacienda de San Miguel.
Brota el agua por cuatro o cinco puntos y en torno de que produce mayor cantidad se ha construído un baño conocido generalmente como "ojo de agua" de mayores dimensiones que la alberca de Chapultepec, aunque de menor profundidad, teniendo de longitud ciento cincuenta metros de ancho, ochenta de largo, situado el baño en el centro del bosque, queda oculto enteramente y sombrean sus orillas los sauces, los fresnos y los delgados tules y otras plantas acuáticas. Un kiosco aparece en uno de los ángulos del baño, allí se ven glorietas tapizadas por el verde musgo y formando el techo, espesas ramas de los álamos, una ligera barquilla sirve para cruzar el lago. Hay otro baño en un manantial que brota en el ángulo opuesto.
Aunque la abundancia del agua fertiliza la parte baja de Huascazaloya solamente se cultiva allí el maíz, cebada, alberguen, haba, legumbres y frutas. El pueblo de Huascazaloya está cubierto hacia el oriente, sur y poniente por la serranía montuosa que lo domina y descubierto por la parte del norte. En sus montes se encuentra el encino, quebrantahacha, manzanillo, papatlán, laurelillo y además ocote, oyamel, pino, ahile, madroño y sabina.
Es inmemorial la fundación del pueblo de Huasca, pero su primera educación en el seno del cristianismo, la debió a los religiosos agustinos. La subsistencia de los vecinos depende principalmente de las ocupaciones de las minas y haciendas de beneficio inmediatas, en cuanto a manufacturas, solamente han quedado algunos telares de tejidos muy ordinarios que disminuyen constantemente. En terrenos del rancho de Teocoloyuca hay un criadero de alcaparosa y otro de combustible mineral a orillas del río Meztitlán, cinco leguas al noroeste de Tulancingo.
A principios del siglo, en 1903 llega a Huasca otro rico hacendado, que impulsaría el nuevo desarrollo de la región aunque ahora desde el punto de vista agrícola, don José Landero y Cos quien adquiere en este año la hacienda de San Juan Hueyapan, que hasta entonces se había desempeñado como subsidiaria de la de San Antonio dedicada a la refinación de la plata.
El impulso que Landero dio a San Juan Hueyapan, transformó toda la región, que si bien se componía en un 70% de agricultores conservaba todavía un elevado número de operarios ocupados en el beneficio de la plata. Landero cambió las tendencias y logró incorporar a los empleados de las haciendas de beneficio que cerraron sus puertas por estos años, con lo que los porcentajes del sector primario alcanzaron hasta 90%, según se desprende del censo realizado en 1910.
El desarrollo agrícola de Huasca y de las haciendas de la región, continuó en ascenso aún durante los años de la revolución, con lo que pudieron ampliarse las expectativas del comercio y aún de pequeños artesanos, debido a esta situación de estabilidad económica, la región no aporta hasta donde se sabe, contingentes u hombres ilustres en este proceso, mucho menos se registran levantamientos o asonadas, aunque debido a su ubicación en el trayecto obligado de Pachuca a Tulancingo y a la sierra alta es escenario del paso las tropas revolucionarias integrantes de las diversas fracciones beligerantes, como en el caso de las tropas de Gabriel Hernández la noche del 15 de mayo de 1911 cuando se dirigió a Pachuca después de haber tomado Tulancingo; algo parecido sucede el 30 de noviembre de 1914, fecha en que el general Medina Veytia acantona sus tropas en San Miguel Regla, antes de partir a Tulancingo, finalmente la tarde del 19 de enero el general Eulalio Gutiérrez, Presidente de la República nombrado por la Convención de Aguascalientes, solicita alojamiento para él y sus tropas cuando se dirigía a la Huasteca, en todos los casos la ocupación o paso por la población o sus alrededores es específico.
Hechos importantes tienen lugar en las inmediaciones del municipio durante el levantamiento general Marcial Cavazos en la llamada rebelión Delahuertista, el primero, el 27 de diciembre de 1923, cuando se apodera de Tulancingo y las haciendas de Cuyamaloya y Hueyapan y el segundo, días más tarde el 8 de febrero de 1924 al parapetearse las tropas cavasistas en el cerro del Guajolote y la hacienda de Hueyapan.
A partir de 1930, dos circunstancias transformarán la vida del municipio, el primero, supresión del sistema hacendatario mediante el reparto de tierras efectuado en el período gubernamental de Javier Rojo Gómez bajo las gestiones del líder Agustín Olvera, lo que propició el nacimiento de ejidos como "El Peral", "El Sabinal", y "El Contento", formados en terrenos de la hacienda de San Juan Hueyapan y otros en las de Santa María, San Francisco Javier y San Miguel, con lo quedaron reducidas a su mínima expresión.
El otro hecho que se generará, es el nacimiento de la actividad turística de la actividad turística primero, San Miguel de Regla se convierte en hotel y en seguida la comarca adquiere renombre merced a sus paradisíacos paisajes y benignad de su clima, lo que propicia visitas y estancias de afamados personajes como León Trosky y el propio Presidente Cárdenas. Sin embargo es hasta la década de los años cincuenta cuando comienzan a construirse casas veraniegas de familias acomodadas aún del extranjero, que dan nueva vida a la población inclusive años más tarde, se edifica un balneario popular y se abren diversos restaurantes típicos.
Tal es someramente la historia de este paradisíaco lugar, orgullo de los hidalguenses.