PERSONAJES ILUSTRES DEL MUNICIPIO

De los hombres más destacados que han nacido en este municipio sobresalen José Antonio Bracho, Ricardo E. Manuell, Carlota y José Luis Jaso Islas, Gonzalo María Pérez, Andrés Manning Michell, Efraín Vivar Velázquez, etc. En este tema consulté el Diccionario Biográfico Hidalguense del Profr. Abraham Pérez López, a continuación transcribio las biografías correspondientes.

JOSÉ ANTONIO BRACHO, insurgente. Nació en Omitlán Hidalgo, en 1793. De padres humildes, durante la tiranía española se lanzó a organizar a un grupo de hombres que deseaban la libertad del pueblo mexicano, y con armas consistentes en lanzas, hondas, palos y machetes, emprendió la batalla contra el gobierno virreynal, secundado el movimiento en Dolores Guanajuato. El grupo se caracterizaba por sus audaces empresas hasta que, en 1811 fue hecho prisionero por los realistas y fusilado en el camino a Huasca, muy cerca de Omitlán.

RICARDO E. MANUELL, clínico y catedrático. Nació en el barrio de Velasco, Omitlán, Hidalgo; el día 10 de diciembre de 1867. Realizó sus estudios primarios en Real del Monte en 1884 ingresó al Instituto Científico del Estado, donde cursó la preparatoria, para ingresar a la Escuela Nacional de Medicina, donde presentó examen profesional los días 30 y 31 de julio de 1894. Durante una época estudiantil realizó sus prácticas en el Hospital Militar. Ejerció por muchos años su profesión con una numerosa clientela pues, no conforme con la teoría comprobada en el laboratorio sus deducciones en cada uno de sus pacientes. Joven aún como candidato concurrió a ocupar una cátedra de clínica médica por oposición, en la Universidad y después de explorar el enfermo que le correspondió, dio su diagnóstico opuesto al de H. Jurado, que lo juzgó incompetente pero él continuó sus investigaciones hasta comprobar que la razón le asistía.

Se dedicó al estudio de la tuberculosis y al empleo del yodo en la terapéutica. Durante 38 años ejerció la cátedra de Clínica Propedéutica Médica en la Escuela Nacional de Medicina. "Lo que enseña Manuel no se olvida nunca", decían sus discípulos. Fue jefe de la Clínica de Pediatría Médica y médico del Hospital Militar de Instrucción donde, en el cuerpo de Sanidad Militar obtuvo el grado de Coronel Médico Militar. Fue redactor de revistas científicas y miembro de instituciones médicas. "Afecto a la controversia dice el doctor Schroeder las más de las veces hizo polvo a sus opositores ya en la plenitud de los pabellones hospitalarios, ya en el seño de las academias, ya en el alto  de la cátedra". Muchas anécdotas se cuentan en su carácter rebelde o su alta personalidad en el mundo científico.

De 1906 a 1936 fue miembro de la Academia Nacional de Medicina, junto con José Torres, Ulises Valdéz, José León Martínez, Ángel Hidalgo, Antonio Loaeza y otros médicos ilustres; fue creador de las bases para la enseñanza médica en nuestro país. Murió en la ciudad de México, Distrito Federal en 1952.

(Doctor Alfonso Mejía Schoeder: "Ricardo E. Manuel, señor de la Clínica", El Hidalguense, 1-V-1956 y "El maestro Don Ricardo E. Manuel" El Hidalguense, 1-VI-1962. El Hidalguense "Doctor  Ricardo E. Manuel, 1-V-1955, Director Gilberto Zamora Escárcega. Dic. Porrúa de Historia, Biografía y Geografía de México).

En la comunidad de Velasco lugar de origen de este ilustre hidalguense se levanta un monumento en su memoria, localizándose enfrente de la escuela Carlos Sánchez Mejorada; en cuya placa alusiva se lee la siguiente leyenda: "En este lugar nació el eminente médico Don Ricardo E. Manuel el 10 de noviembre de 1867. Homenaje del Centro Social Hidalguense de la Ciudad de México. 5 de Febrero de 1955". En el popular colonia de los Doctores de la ciudad de Pachuca, una calle de la misma lleva el nombre de este ilustre omitence.

ANDRÉS MANNING MICHAEL, catedrático y revolucionario. Nació en Real del Monte, Hgo. En 1901 obtuvo el título de ingeniero minero, topógrafo e hidrógrafo, en el Instituto Científico y Literario del Estado y ejercía su profesión  en Pachuca al advenimiento de la Revolución Mexicana fue de los fundadores del "Club Antirreleccionista Benito Juárez", del que fungió como segundo vicepresidente. Militó en la masonería hidalguense. Dictó cátedra de matemáticas en el Instituto Científico y Literario del Estado, donde fue considerado el mecenas de la juventud, fue director del mismo en 1911-1912 y 1914-16. Fue presidente municipal de Pachuca en 1920. Murió el 28 de diciembre de 1957, en Pachuca donde está sepultado en el Panteón de San Bartolo. El 15 de Mayo de 1969 se puso su nombre a una aula de la Preparatoria número Uno de la Universidad Autónoma de Hidalgo.

Por testimonio de la señora Laura Rivera de Manning sabemos que no nació en Real del Monte, sino que nació en Omitlán de Juárez y precisamente en la casa hoy propiedad de la Sra. Esperanza Santillán Vda. de Arista también impartió las cátedras infinitesimal, inglés y geología.

CARLOTA JASO ISLAS, maestra. Nació en Omitlán, Hgo., el día 6 de agosto de 1881. Fue hija del Maestro Aurelio Jaso. Pasó su niñez en su pueblo natal y de 1892 a 1897 cursó sus estudios elementales en la anexa, a la Normal para Maestros. En 1898 ingresó a la Escuela Normal, y debido al alto aprovechamiento, el gobierno del Estado de Hidalgo le otorgó una beca, terminando su carrera 1902  con medalla al mérito y aplicación. Inició su labor docente en la escuela "Víctor María Flores", hoy "República de Argentina", pasando dos años después  a la escuela anexa para niñas en la Normal, institución en la que  fue Sub-Directora y después Directora.

En la Universidad Nacional hizo estudios superiores y se especializó en algunas materias pedagógicas. Obtuvo también ahí una medalla de aprovechamiento.

En 1930 pasó a la Escuela Secundaria No. 6 (actualmente San Idelfonso 60); y en 1939 realizó un viaje a Europa, donde asistió a conferencias en Suiza y  6 meses después regreso escribió sobre nuevas experiencias. Ejercicio durante 42 años la docencia, tan positivamente que su hoja de servicios no consta de licencia alguna. En 1946 obtuvo su jubilación después de laborar en la Secundaria No. 6 durante 16 años, siendo subdirectora y después directora.

El 22 de agosto de 1954 murió en la Ciudad de México, donde reposan sus restos en el lote italiano del Panteón de Dolores.  La escuela secundaria en la que trabajó durante sus últimos años lleva actualmente su nombre. (Datos aportados por el Profesor Alfredo Moreno Aguilar, Catedrático de la Secundaria  "Maestra Carlota Jaso").

LUIS JASO ISLAS, poeta y abogado. Nació en Omitlán, Hgo., en noviembre de 1884, fue hijo del maestro Aurelio Jaso, que también orientó sus primeros pasos en el estudio. Estudió en el Instituto Científico y Literario del Estado y desde joven participó en la Revolución junto con Alfonso Cravioto, como líder estudiantil. Obtuvo el título de abogado. En 1912 fue diputado al Congreso de la Unión por el Estado de Hidalgo. Fue autor de numerosas poesías que han aparecido en Antologías. Obtuvo varios premios poéticos. Sobre su obra literaria, dice don Rafael Vega Sánchez:"... Era un barón con Alma de Virgilio. Convertía mágicamente los surtidores de mármol níveo en arroyuelos cantarines que desflacaban ante guijos". Murió joven.

GONZALO VIVAR, geólogo y poeta. Nace en Omitlán, Hgo., en 1883. Cursó su instrucción elemental en Pachuca, en el colegio del maestro Teodomiro Manzano y después al Instituto Científico y Literario del Estado y terminó sus estudios preparatorios. En la Escuela de Minería de la Universidad Nacional terminó la carrera de ingeniero geólogo. Fue autor de versos entre los que se descollan el madrigal del beso, que ha sido comparado con los mejores de la laguna española.

EFRAIN VIVAR VELÁSQUEZ, pintor y escultor contemporáneo. Nación en Omitlán de Juárez, Hgo. El 2 de octubre de 1938. Hizo sus estudios elementales en su tierra natal y los de secundaria en la ciudad de México, donde cursó estudios, leyes y estética en la U.N.A.M. en 1958-59. En 1960-63 cursó y terminó de estudios de pintura, escultura y fundición en la academia de San Carlos, después trabajó en el taller de fundición del maestro Fernando Díaz. En 1964, radicó algunos meses en los Ángeles, California (EE.UU) donde colaboró y expuso en galerías que adquirieron sus obras, varios de sus cuadros fueron empleados en la escenografía de una película de la Universidad Internacional Picture. Su obra mereció ser incluida en el libro de Arquitectura Decorativa Desings in Mexican Hom's. Expuso en Puerto Rico y Nueva Jersey. En 1966 vivió en Nueva York y en 1967 participó en dos exposiciones colectivas de esa ciudad. Desde 1967 viajó por varios países de Europa, Centroamérica y EE.UU. En este mismo año montó su primera exposición en las galerías Soulsla en la ciudad de México. Durante 10 años viajó por Europa y EE.UU. En 1968 participó en exposiciones colectivas e hizo un viaje a Guatemala, donde expuso pequeñas piezas de bronce y plata, en exposición  individual. En 1974 regresó a Nueva York, donde la galería Martha Jackson le adquirió cinco esculturas en metal. Durante tres años preparó material para una nueva exposición que presentó en la Galería Abril de la ciudad de México, que constó de 10 óleos, 40 dibujos, 2 tapices y 10 esculturas. En 1978 se presentó con éxito el Museo de Toluca, México.

JOSÉ MARIA PÉREZ, Soldado anti-imperialista, vencedor de "Casas Quemadas". Nació en Omitlán de Juárez, Hgo. Al suscitarse la invasión Francesa, reunió a un grupo de chinacos que actuaban bajo su mando habían dado muestras de su tenacidad al perseguir al enemigo por Atotonilco el Grande e Ixmiquilpan. El 3 de octubre de 1866, Maximiliano dictó la Ley del 3 de Octubre, "por cual serían pasados por las armas todos los Chinacos que cayeran prisioneros". Pachuca estaba ocupada por una fuerza respetada que incursionaba por los alrededores con el fin de tener libre la comunicación con las poblaciones de la sierra. Con el grado de coronel comandante del Regimiento de Lanceros de Sierra Alta, José María Pérez se había apoderado con sus fuerzas de la plaza del Real del Monte, en espera de algunas tropas de la sierra al mando del coronel Felipe Ángeles, el coronel Nolasco Cruz y el capitán Antonio Reyes, que pocos días antes había parecido en Huejutla; con el fin de apoderarse de la Plaza de Pachuca y liberarla de la invasión extranjera. Un mes antes, el 7 de octubre, los imperialistas habían cometido un execrable crimen en la persona de un humilde correo oriundo de Omitlán, mutilado en incalificable despojo, siendo después su cadáver colocado de un árbol. El 8 de noviembre de 1866, envió a unos exploradores por el camino a Pachuca, con el fin de provocar a los austriacos que, aceptando el reto, persiguieron a los chinacos hasta El Hiloche, donde ya eran esperados por las tropas al mando de José María Pérez. Así al ser recibidos por una descarga cerrada que los hizo retroceder, percibieron como única salvación, fortificarse en una vieja casona conocida como el Rancho de "Los Britos" y en efecto, ahí desistieron heroicamente; pero entonces el coronel Pérez tomo una botella de aguarrás y cubierta de trapos, les prendió fuego y al trote de su caballo se fueron de la casona y arrojando la tea improvisada sobre el techo lo convirtió en horanza, de tal manera que cuando quisieron escapar, llegaron los chinacos al mando su hermano el coronel Jesús Pérez, quienes con sus fusiles forzaron las puertas y entraron a aniquilar a los invasores que no habían muerto en el incendio. Doscientos húsares de Maximiliano  quedaron ahí.

De Pachuca salieron refuerzos en auxilio de los vencidos, pero el coronel José María Pérez ordenó tender cadáveres dispersos de tal manera que aparentó una tremenda superioridad de atacar, regresando a Pachuca. La idea genial y macabra había salvado a los mexicanos que, de haber sido atacados, seguramente habrían sido vencidos pues su inferioridad numérica les impediría librar batalla con posibilidades de éxito. Cuatro días después, entraría triunfante a Singuilucan , con el Jefe Republicano  Paulino Noriega, al frente de 235 hombres. En el siglo pasado concurrió un acontecimiento histórico de trascendencia nacional muy cerca de nuestro pueblo: El hecho de armas de Casas Quemadas, en el cual  los protagonistas principales fueron José María y Jesús Pérez y un sin número de héroes anónimos, que en la cumbre de la carretera a Real del Monte, y precisamente en el rancho de Los Britos escenificaban un gran combate armado en el año de 1866, el 8 de noviembre y que el ilustre hidalguense Lic. Isaac Piña Pérez la relata en su obra llamada "La Acción de Casas Quemadas" de la siguiente manera.

"El día 8 de noviembre, en el Rancho de Los Britos hoy conocido con el nombre de "Casas Quemadas", tuvo lugar la acción militar cuyo centenario se conmemora con esta publicación; sobre este hecho de armas existen las versiones siguientes: la del Ing. Gabriel Mancera , contemporáneo de los acontecimientos; un romance escrito por el popular Guillermo Prieto; Don Teodomiro Manzano, en su primera parte de sus "Anales del Estado de Hidalgo", hace referencia a la acción de armas y reproduce el romance de Prieto y, por último, don Niceto de Zamacois, en el Tomo XVIII de su "Historia de México", nos relata el suceso en los siguientes términos: "En el camino de Pachuca a Real del Monte, un destacamento de cuarenta austriacos fue destrozado por una fuerza de trescientos hombres que salió de repente en una emboscada. Veinte soldados austriacos quedaron tendidos en el campo y los otros veinte se refugiaron una casa que encontraron a orillas del camino. En ella resistieron tenazmente a sus contrarios; pero habiendo puesto estos fuego a la casa, no tuvieron más remedio los encerrados en ella, que rendirse a discreción".

"Don Gabriel Mancera, cuyo relato insertamos a continuación, nación en Tulancingo, el 6 de mayo de 1839; su educación inicial la recibió de su tío materno el célebre sacerdote Nicolás García de San Vicente, pasando en 1851 a la ciudad de México a estudiar en el Colegio de San Juan de Letrán y al año siguiente ingresó al Colegio de Minería, de donde salió en 1857; regresó a Tulancingo donde construyó la fábrica de tejidos de lana "La Esperanza", permaneciendo en dicha ciudad hasta el año de 1866 en que fue confinado a la ciudad de Puebla por las autoridades imperialistas; por tanto, siendo contemporáneo de los hechos que se conmemoran, su relato es además de ameno, de gran importancia histórica".

"Por tradición oral se sabe que en la acción de "Casas Quemadas", participaron, entre otras personas originarias de Real del Monte, don Evaristo Díaz (que con posterioridad y en varias ocasiones ocupó el cargo de Presidente Municipal de dicha población), el coronel Guillermo E. Pascoe y otro coronel más de apellido Padrón".

La acción de Casas Quemadas.- Los Britos.- A unos siete kilómetros de Pachuca (Hidalgo), siguiendo la notable carretera que conduce al Real del Monte, y a cosa de 400 metros de altura, se encuentra la garganta o portezuelo de este antiguo nombre, por la cual se atraviesa cordillera, para tomar la vertiente opuesta. Al cortar distancia hacia el Norte está el hermoso bosque de "El Iloche" y al Sur de las ruinas (Casas Quemadas) del que hasta 1866 fue rancho de  "Rivera".

"Finalizaba el mes de octubre de aquel año, cuando encontrándose en Atotonilco el Grande coronel José María Pérez con el regimiento "Lanceros de Sierra Alta", fuerza organizada por él y con la cual había abatido al enemigo en el propio Atotonilco, en Ixmiquilpan y en el Xahue, ideó como empresa útil para la causa republicana, atacar la plaza de Pachuca, ocupada por los imperialistas.

Como para esto era indispensable contar con alguna infantería, invitó a los coroneles Nolasco Cruz, que mandaba la Guardia Nacional de Metztitlán y Felipe Ángeles que mandaba la de Molango, quienes acudieron de buena voluntad al patriótico lanzamiento, los tres jefes emprendieron la marcha hacia Pachuca, el 8 de noviembre, más al llegar al Mineral del Monte encontrándose con una pequeña fuerza imperialista que custodiaba el presidio que había en la mina de Terrenos, a la que no quisieron atacar por no demorara al ataque de Pachuca, a cuyo efecto avanzaron la infantería y caballería, quedándose el coronel Pérez en la plaza de El Real con una corta fuerza para evitar que soldados que pudieran retrasarse cometiesen desmanes y desórdenes. En estos instantes y a todo el correr de su caballo llegó un ayudante del coronel Paulino Noriega y de parte de su jefe recomendó a Pérez que procurara incorporarse porque de Pachuca venía fuerza de austriacos a las que estaban tiroteando desde el cerro de El Iloche, más desgraciadamente omitió agregar el ayudante que la mayor parte de la infantería y algo de la caballería se habían retirado por la derecha con rumbo al Mineral del Chico, quedándose sólo algunos jefes con bien escaso número de soldados sobre el camino de Pachuca. Tan pronto como el coronel Pérez recibió aquella grave e incompleta noticia hizo que lo acompañaran los pocos soldados con que contaba tomando el camino de la cuenta donde encontró a Noriega quien le indicó el punto que ocupaba el enemigo, y Pérez, que suponía que las tropas de que se ha hecho mención estaría en la falda de El Iloche, ordenó que las infanterías atacaran de frente al enemigo mientras él lo hacía por la retaguardia, porque aquel , al recibir el fuego de los pocos soldados estaban en la falda de ese cerro, lo contestó, situándose enseguida tras de una cerca que le servía de parapeto. Al salir del bosque el coronel Pérez y notado que fue por el enemigo, le hizo este una descarga, retirándose en el acto e introduciéndose en un tumultuoso desorden a la casa llamada de "los Britos" pues quizá al distinguir a los que habían hecho alto en el monte supuso que no eran sino la vanguardia de una fuerza numerosa. Los austriacos al replegarse dejaron atrás a un oficial y dos soldados que no llegaron a tiempo de entrar a la casa, pues los que llegaron antes cerraron el zaguán dejándolos afuera,  y como Pérez los alcanzara, se arrodillaron, voltearon las culatas de sus fusiles y exclamaban "¡Perdón! ¡Mexicano valiente! ¡Perdón! ¡Libertad! ¡Libertad!. Así la situación, se incorporaron los que habían permanecido a la orilla del bosque y el coronel tantas veces repetido ordenó a uno de aquellos que condujese a los prisioneros a donde pensaba que estarían las infanterías, con prohibición expresa de que se les hiciera el menor daño. Juzgado el coronel Pérez que el enemigo podía subir al tapanco de la casa para desde él hacer mortífero fuego, resolvió incendiar el techo que era de tejamanil, lo que verificó sirviéndose de una caja de cerillas y de una botella de alcohol que le proporcionaron dos soldados. El devorador incendió tomo un incremento al instante invadiendo el techo entero. Al la sazón llegaba un puñado de soldados con fusiles de chispa y de percusión, quienes conducidos por el teniente coronel don Jesús Pérez, hermano del coronel José María, forzaron la entrada por la puerta de la tienda que tenía la casa, pues sólo estaba atrancada con un otate, y penetraron hasta una larga sala negra de humo, en que se encontraban los austriacos. 2En esta, por varios conceptos memorable acción, hubo un detalle que se impone decirlo previamente, y cuyo latente y horripilante recuerdo fue funesto para esos mismo infelices refugiados; la víspera de ese día, una fuerza de caballería austriaca capturó austriaca capturó a un correo, oriundo de Omitlán lo asesinó, lo arrastró después y cometió en el mutilado cadáver algunos otros horrores, después de los cuales lo dejó colgado de un árbol; por manera que, componiéndose en su mayor parte el grupo penetró a la casa de individuos naturales de Omitlán, estaba indignado sediento de venganza y tenía presente en su imaginación el lastimoso cuadro del asesinato y así, en cuanto tuvo cerca a los austriacos, sobrecogidos por el pánico, por las llamas y asfixiándose con el humo, les disparó sus armas, sin que fuera parte a estorbarlo la resuelta actitud del coronel Pérez, quien con riesgo de su propia vida pretendió impedirlo. Todos aquellos infelices perecieron, pues los que no fueron heridos por las balas, murieron asfixiados. El supradicho coronel Pérez, alma del episodio que se relata, salió a explorar las avenidas en su idea de evitar una sorpresa de alguna fuerza que, era seguro vendría en auxilio de sus compañeros, y al volver al punto del que poco antes se desprendiera, se encontró con que la tropa en la embriaguez del triunfo se había desbandado y a la vez descubrió a una caballería austriaca como de 200 hombres que llegaba por el camino real de Pachuca. En el acto dío el observador la voz de alarma, gritando: "¡Allí vienen!" para que se alistara toda su fuerza e hiciese frente a la columna, pero entonces fue la confusión, la desmoralización, y la tropa siguió desbandada con rumbo a El Iloche y a pesar de que el jefe mandaba tocar con insistencia "media vuelta", quedando sólo a su lado su hermano Jesús Pérez y algunos hombres más. Entonces el coronel Pérez, en su congoja por las angustiadas circunstancias, pues que no tenía elementos para rechazar el ataque que dentro de un instante lo envolvería, ya que como se ha dicho, sus soldados se desbandaban por el cerro, como iluminado por un bélico genio y sin pérdida de un minuto hizo que se sacasen algunos cadáveres de soldados enemigos y que se  les formase en el camino.

Esa inspiración estratégica fue la salvación de todos y el cumplimiento de la jornada, pues cuando la columna llegó al punto en que yacían tantos muertos austriacos, con los miembros tostados por el fuego, como por un conjuro y como si tuviesen delante el espectro de la sangrienta guerra hizo alto instintivamente y en vez de avanzar contramarchó por la loma que estaba detrás de la casa aludida. Tal es el episodio conocido en los faustos de la Guerra de Intervención y del Segundo Imperio con el nombre de "Los Britos".

"RANCHO DE LOS BRITOS".

LOS AUSTRIACOS

Guillermo Prieto

I.

Cuando menos se pensaba,
gritan alarama las torres,
se cierran todas las puertas,
la gente aturdida corre,
y se alza una polvorada
en lo lejano, que esconde
de una tropa numerosa

II.

Los nutridos pelotones
¡Los austriacos! Claman todos
y los traidores disponen
recibir  con grande pompa
a su dueños y señores.

III.

Tuvo Pachuca Procónsul,
heráldica al abarrote,
parodia del Viejo Mundo,
Caricatura del Corte.

IV.

Se llamó bisteck al chito,
a los mezcales, alcoholes,
y al beber desenfrenado
se le llamó trinquis fortis.

V

Así operaban los güeros
Sin decir este ni moste,
y aquellos fueron impuestos
y aquellos fueron prisiones,
aguaceros de palizas
y granizadas de azotes,
si no en Pachuca, en los pueblos
de ignotos alrededores.

VI.

Entre tanto, en las montañas,
en las cuevas y en los bosques
vagaban los guerrilleros
sin tener rumbo, en desorden,
como ave que ve en las redes
a la adorada consorte,
y que revuela impotente
por ver si sus lazos rompe.

VII.

Aunque seguro el austriaco,
poner un retén dispone
en el "Rancho de los Britos"
con las armas y municiones
Para emplear la fuerza
a los chinacos feroces.

 

DON PÉREZ

I.

Entre la Chinaca brava,
la brilló la de Don Pérez
no numerosa, sí jira
hasta la pared de enfrente;
para el hambre, superfina;
al arremeter, rejurte,

II.

y correosa en los trabajos,
cual piel untada de aceite;
pero la flor de canela
era el mentado Don Pérez;
amargoso de sembrante,
pero planchadi y decente;

III.

como miel para el anciano,
para los años juguete,
con el sombrero en la mano
para pobres y mujeres,
y que adoraba en su patria
hasta de vista perderse.

IV.

Este, devanando hazañas,
la sed de combate siente
y echa a su gente un arrastre,
tratando se le emparejen;
-Hacemos una salida !
-Lo que disponga mi jefe!

V.

Y en menos que canta un gallo
se alistan cuacos y arneses,
y hacia el "Rancho de los Britos"
corren a la de repente,
a buscar sin encarrujos,
o la victoria o la muerte.

 

CHAMUSQUINA

I.

Llega el tropel a "Los Britos"
se preparan los austriacos,
y lanza entre fuego y humo
de balas de rancho,
como en una fortaleza
los güeros se han encerrado;
brinca la cerca entre el fuego,

II.

toca la pared del rancho
y arroja el pañuelo ardiendo
al techo, que hizo instantáneo
erupción, y alzó en oleaje,
gimiendo, el incendio rápido,
la chicana se calienta
y se abalanza el austriaco...

III.

El tumulto, el torbellino,
la rabia, el demente escándalo
de alaridos, muerte y sangre,
forman fingida de diablos...
Ardiendo, despavoridos,
se escapan los contrarios,
felices de hallar los hombres
que los hicieran pedazos.

 

LOS DE ABAJO

I.

Los de Pachuca escucharon
los disparos y los tiros,
y vieron las llamaradas
en el "Rancho de los Britos".

II.

Los austriacos, en instantes,
que eran resueltos y listos,
mandan un grueso de tropas
de los suyos en auxilio,
con sus piezas de montaña

III.

Y harto porque provistos,
ascienden, trepan, escalan,
dejando a un lado el abismo,
pero al tocar en la cumbre,
impetuoso, repentino,

IV.

los arroya la avalancha
de chinaca y fugitivos,
las piedras se disparaban
al saltar de los chinacos,
de las cercas que amontonan

V.

muertos, hombres y caballeros,
una y otra y cuatro vidas
los testarudos chinacos,
los ayes de los heridos
vibran los aires rasgando;
y la porfiada contienda,

VI.

y aquel tremendo arrebato
a la convulsa locura,
causaba terrible espanto,
y Don Pérez, impasible
como en alto para-rayo,
la tempestad desafiaba,
sus horrores despreciando,

VII.

y al ver en sangre expirantes
a sus queridos soldados,
un instante reflexiona,
mira como un relámpago
la salvación, y en momentos

VIII.

pone en planta lo pensado;
busca aguarrás y se encuentra
entre su bagaje un frasco,
empapa en agua el pañuelo,
le prende fuego arriesgado,

IX.

y lo pone, aunque se tuesta,
audaz, en su izquierda mano;
con las espuelas oprime
su generoso caballo,

X.

y grande, heroico, sublime,
la llama chisporroteando,
aúllan los roncos clarines,
se oyen y alaridos,
el incendio en las alturas,
en el paso el torbellino

XI.

de corceles y de muertos
perseguidores y heridos,
y hacen embrollo monstruoso
que oscila y rueda el abismo,
mientras grita la chinaca!
-¡Victoria!- con regocijo.

XII.

-¡Que viva la Independencia!
-¡Viva Don Pérez invicto!
Que estaba entero y contento
recogiendo a los heridos,
sin echársela de lado
por fortuna y su brío

    Nota: Ambos trabajos se transcriben de la obra del ingeniero Gabriel Mancera titulada: "Diccionario de las palabras empleadas en la nomenclatura para las vías públicas de la ciudad de Pachuca, aprobada por la honorable asamblea municipal en enero 16 de 1901", 2a. edición A. Carranza y Comp. Impresores, México , 1907.

EL HOMBRE.- No contamos con la biografía completa del coronel José María Pérez; incluso no hemos encontrado documento indubitable que nos indique lugar y fecha de su nacimiento, así como el lugar de su fallecimiento. La tradición oral generalizada en el estado y en especial en Omitlán y Real del Monte, que el citado patriota era originario de Omitlán, en cuya presidencia municipal se conserva su retrato, donado por el señor J. Ventura Sosa. Sin embargo, probado está que don José María Pérez fue vecino de Omitlán durante diferentes épocas y aún a la fecha se levanta la casa que habitó y que actualmente ostenta el número 34 de la avenida Juárez. La señora Juliana Munguia, quien cuenta con más de cien años de edad afirma ser su pariente (por ser familiar de la madre de nuestro personaje) y haberlo conocido; la vecindad de su narración fue constata por el Pbro. Gabriel Heredia en los libros de bautizo que obran en el archivo parroquial de Omitlán, en cuyo libro 15, página 76, acta número 656, se encuentra la constancia del bautizo de una niña a quien se llamo María Valentina Soledad Pantaleona, hija de Antonio Pérez y de Pérez y de María Sesaria Munguia? "todos de este pueblo" y a quien la señora Juliana Munguia señala como hermana del prócer. El Pbro. Heredia encontró además tres actas de bautizo correspondientes a hijos de don José María Pérez y que su esposa María Rita Reyes, correspondiente a María Epigmenia Antonia del Refugio, Guadalupe Juan Trinidad y María Ana Trinidad Agustina, durante los años de 1841, 1850 y 1858, respectivamente. En Omitlán se habla de la existencia de descendientes que aún viven en la ciudad de México, pero que nos ha sido imposible a la fecha, entrevistar.

Nada sabemos de su juventud, ni de su educación en algún plantel en especial; existe la versión, no comprobada de que en su mocedad se dedicó a la arriería. Don José María Pérez representa al hombre típico del antiguo partido liberal a quien nuestro país se debe la estabilidad institucional en su devenir histórico; por la correspondencia original que conocemos él, dirigida a otro liberal hidalguense, el coronel, Guillermo E. Pascoe (cuyo interesante archivo personal nos ha sido franqueado amablemente por su nieto el Sr. Roberto Pacoe Gómez a quien agradecemos su anuencia para reproducir uno de los documentos), fechada en los años de 1894 a 1901 en Guadalupe Hidalgo, México y Texmelucan, sabemos que teniendo necesidad de acreditar ante la Secretaria de Guerra sus servicios prestados a la nación y "redondear su expediente", acude al citado coronel Pascoe para que le extienda el certificado correspondiente a efecto de presentarlo a la Secretaría mencionada para que se le "abone el tiempo doble se de servicios", encontrándose en tales misivas datos sobre algunos de los hechos de armas en que participó, indicando tener certificados del general Ignacio Ugalde y de don Manuel Fernando Soto y de haberle sido rechazado por la Secretaría de Guerra el que le extendió el general Baltazar Téllez Girón........Al imperio... "Y aunque pensó solicitarlo del general Cravioto."... le indicaron que no por encontrarse en el mismo caso que el general Téllez Girón".

Del documento que reproducimos, se establece que el coronel  Pérez, durante el año de 1856 fue nombrado capitán de la guardia nacional y con ese carácter, en unión de las guardias nacionales de Real del Monte, Omitlán y Huascazaloya, salió a combatir al conservador José María Cobos, quien los sitió en Zacatlán; igualmente, se precisa que en 1858 (en plena Guerra de Reforma) fue hecho prisionero por las tropas de Paulín en Actopan, incorporándose a don Manuel Fernando Soto en Zacatlán.

Para ubicar los anteriores acontecimientos hemos de recordar que mientras se discutía el articulado de la Constitución de 1857, en octubre de 1856 se pronunció en Tulancingo el conservador José María Cobos, sorprendiendo el cuartel del guardia nacional; don Manuel Fernando Soto, diputado constituyente por Tulancingo, poniéndose al frente de una guerrilla rechazó en Huachinango al general José Ignacio Gutiérrez que había sido enviado a los llanos de Apan a promover la Revolución; pero a su vez, Soto se vio obligado a abandonar Huauchinango al ser atacado por Cobos, refugiándose en Zacatlán.

"Después de la acción de Casas Quemadas, el 12 de noviembre de 1866 el Coronel Pérez unido a Paulino Noriega y al frente de 235 hombres se apoderó de Singuilucan; el "Diario del Imperio", que para nada mencionó la acción del 8 de noviembre, se ocupó de la toma de Singuilucan achacando a los republicanos graves excesos. De este lugar, Pérez y Noriega acudieron a Tulancingo, en donde Joaquín Martínez sitiaba a las tropas belgas de Vender Smissen quien evacuó la ciudad el 27 de diciembre, quedando en poder de Martínez y los suyos.

"Triunfante la República en Querétaro y desaparecido el Segundo Distrito Militar del Estado de México para incorporarse nuevamente a su anterior entidad federativa, en el año de 1868, según información del periódico "El Monitor Republicano", de fecha 8 de julio, nuestro personaje actuaba como Jefe Político de Atotonilco el Grande, señalándosele como "de notables servicios contra la intervención".

"En marzo de 1870 el coronel Pérez era jefe político de Pachuca y por disposición del primer gobernador constitucional del Estado, don Antonino Tagle, de fecha 22 de marzo del indicado año, instruyó causa a Pedro Fabregat, aprehendido el 21 del mismo mes, después de que con su hermano Enrique frente de 60 pronunciados en contra del presidente Juárez, tomaron  la Cd. de Pachuca el día 8 de marzo. El coronel Pérez sentenció a Fabregat a la pena capital fundándose para ello en la ley del 13 de abril de 1869 sobre salteadores y plagiarios; pena que se llevó a cabo el día 26 "en el costado derecho del exconvento de San Juan de Dios, prestándole los auxilios de su relligión y pidiendo para la ejecución al Supremo Gobierno la fuerza necesaria".

"Así mismo, el coronel Pérez formó parte de II Legislatura Constitucional del Estado representando al distrito de Atotonilco el Grande y tomando posesión de su cargo el 1° de marzo de 1871 "Como es sabido, debido a la enorme cantidad de "pronunciados" que merodeaban en el territorio de nuestra entidad dedicándose preferentemente a plagiar personas acomodadas para exigir rescate y asaltar poblaciones escasamente defendidas. El presidente Juárez se vio obligado a declarar en estado de sitio el Estado de Hidalgo por decreto de 28 de enero de 1872, cesando en su ejercicio constitucional el gobernador Tagle y entrando en su lugar, como gobernador y comandante militar, el presidente de Tribunal Superior de Justicia, Lic. Francisco de Asís Osorio. Existiendo varios jefes políticos partidarios de los pronunciados a quienes protegían descaradamente, siendo uno de ellos el de Huejutla, don Jesús Andrade, el Lic. Osorio designó a don José María Pérez como comandante y jefe político de Huejutla y al frente de 471 guardias naciones entró a dicha población el 23 de febrero, no obstante la hostilidad del general Desidero Pavón que comandaba una brigada federal y protegía a Andrade, quien tuvo que huir al estado de Veracruz. El coronel Pérez, en poco menos de un mes, pacificó el distrito y persiguió a los pronunciados simpatizadores del general Porfirio Díaz hasta hacerlo salir del estado de Hidalgo. Al llegar a Huejutla lanzó a sus habitantes un manifiesto, cuyos conceptos nos demuestran su preparación, por lo que reproducimos a continuación algunos fragmentos:

"El superior Gobierno ha tenido a bien depositar en mí una confianza que no creo merecer; ha puesto a mis órdenes los elementos necesarios de fuerza, para que sus disposiciones actúen; yo vengo a prestar mis servicios con la misma fe que me han acompañado en otras ocasiones en que he cooperado con mis débiles fuerzas a plantear y sostener nuestras caras instituciones y la dignidad nacional. José María Pérez como comandante militar y jefe político de Huejutla y al frente de 471 guardias naciones que entró a dicha población el 23 de febrero, no obstante la hostilidad del general Desiderio Pavón que comandaba una brigada federal y protegía a Andrade, quien tuvo que huir al Estado de Veracruz. El coronel Pérez, en poco menos de un mes, pacificó el distrito y perguió pronunciados simpatizadores del general Porfirio Díaz hasta hacerlo salir del estado de Hidalgo. Al llegar a Huejutla lanzó a sus habitantes un manifiesto, cuyos conceptos nos demuestran su preparación, por lo que reproducimos a continuación algunos fragmentos:

"El superior Gobierno ha tenido a bien depositar en mí una confianza que no creo merecer; ha puesto a mis órdenes los elementos necesarios de fuerza, para que sus disposiciones de acaten; yo vengo a prestar mis servicios con la misma fe que me han acompañado en otras ocasiones en que he cooperado con mis débiles fuerzas a plantear y sostener nuestras caras instituciones y la dignidad nacional.

"Pero, por más ardiente que sea mi fe al respecto de la justicia y de la legalidad de mi misión, no puedo esperar un feliz éxito, sin la acción, sin el patriotismo, sin el buen sentido de vosotros que os resuelva a rió permanecer indiferentes en este negocio que es muy especialmente vuestro; que afecta a vuestras personas, a vuestras familias, a vuestros intereses, a vuestra honra a vuestra tranquilidad, a que conquistéis por fin vuestra posición de ciudadanos de una hermosa República que puede y debe ser grande y dichosa, pero que desgraciadamente hoy por los errores de unos y mala fe de otros, y por nuestra apatía y abandono, no queriendo comprender nuestros derechos ni volver por ellos, nos dejamos llevar como una manada de ovejas al capricho de los que se apoderan de la cosa pública, esquilmándonos y arruinándonos individualmente, y orillando a todo el país a caer en un abismo del que jamás nos salvaríamos nosotros ni nuestros hijos".

¿No es verdad que habéis vivido sojuzgados aquí podría llamarse una clase privilegiada, una aristocracia, una dinastía? No habéis sido testigos de la arbitrariedad más descargada más descarada? No os habéis sobrecogido muchas veces a ver vuestras poblaciones convertidas en la mansión de criminales, que perseguidos en otras partes por la justicia, han venido aquí, no sólo a eso a esquivarla, si no a burlarse de ella, ultrajando así a la sociedad y a las autoridades establecidas para beneficio de aquella? Habéis sabido que las rentas públicas distrayéndolas de su objeto, sirve de fondos a unos cuantos favoritos, que bien los invierten en negocios mercantiles, o les sirven para buscar fortuna en inmorales y prohibidos juegos de azar? Habéis adivinado como se quitan de delante a los que se creen enemigos, en política o personales? Conocéis cuál es el impulso que se ha dado a la instrucción pública y al movimiento intelectual de algunos años a esta parte? Os habéis apercibido de las negociaciones entabladas con toda clase de revolucionarios? Y creéis que así viva, gozando de las garantías de la sociedad?.

"¡No, no permaneceréis fríos espectadores a la obra de vuestra generación!. "Debo contar con toda la gente honrada a las que hago un formal llamamiento". "De regreso de su comisión a Huejuetla y levantando el estado de sitio por decreto del presidente Lerdo de Tejada de fecha 7 de agosto de 1872, el coronel Pérez siguió figurando como diputado de la II Legislatura  Constitucional hasta el 1° de marzo de 1873.

A partir de la anterior fecha, no tenemos mayores referencias del coronel Pérez que la correspondencia dirigida al coronel Pascoe a que se aludió anteriormente.

TESTIMONIO.-"En varias reuniones habidas con los vecinos de Omitlán en el presente año de 1966, se acordó integrar un Comité Organizador de los festejos del "Primer Centenario de la Epopeya de Casas Quemadas", formando, entre otras personas, por el C. presidente municipal, Mauro Arcega H., Ricardo Arista Gutiérrez, David Manning Esquivel, J. Félix Melgarejo Anaya, Pbro. Gabriel Heredia, Rubén López Cerón, Odón V. Ángeles, Alfonso Borbolla, Jorge Manning Rivera, Eva Oviedo G., etc. con el propósito de conmemorara dignamente el hecho histórico; acordándose, entre otras actividades, levantar un monumento al C. coronel José María Pérez. "El monumento en cuestión se ha levantado a la fecha, con la ayuda material del Gobierno del  Estado, la aportación económica de contratistas y mineros de Real del Monte, así como de diversas personas en particular como el Sr. Alberto Valencia, presidente municipal de Atotonilco el Grande.

"El monumento fue proyectado por los Sres. arquitectos Carlos Ramírez Mateos y Francisco Bautista Lazcano, el busto es creación del Sr. Carlos Alberto Olguín Vargas". Los omitlences de edad avanzada recuerdan aún con perfección el paso por este pueblo de las tropas del general Pablo González, las tropas carrancistas y las del Gral. Cabazos, incluso se dice que en el Cerro el Gallo se libró severo combate entre las tropas revolucionarias y recuerdan también los no pocos abusos que cometían a su paso.

MONUMENTO A JUÁREZ.- Se construyó en el año de 1923, siendo presidente municipal el C. Daniel Manning, precisamente en el centro del jardín principal, donde hoy se ubica el kiosco siendo construido éste último en la administración el Sr. Rogelio Melgarejo Amador del 15 de enero de 1982 al 15 de 1985, cambiándose de sitio el monumento a la que antes fue cancha "Emilio Carranza", también dentro del conjunto de la plaza principal. Con relación a este significativo monumento que se erigió en homenaje del Gran Benemérito de las Américas, don Benito Juárez y cuyo nombre lo lleva a nuestro municipio; tengo en mi poder el corte de caja que con motivo de su construcción, realizaron el presidente municipal Sr. Daniel Manning y el tesoro municipal Sr. Martín Hernández, fechado 31, 23 de octubre de 1923 en Omitlán de Juárez. La nota que calza el referido corte de caja la redactó el propio presidente municipal Sr. Manning, en la cual da a conocer con lujo de detalle su construcción, por lo que a continuación se describe:

"La cantera blanca empleada en la construcción del monumento fue obsequiada por la compañía minera de Real del Monte y Pachuca; la conducción de dicha cantera  a lugar de la construcción fue llevada a cabo por los peones que de una manera espontánea, prestó con dicho fin el Sr. Secretario de Comunicaciones y obras Públicas.

"Los cuatro artísticos candelabros que rodean el monumento fueron obsequiados como prueba fehaciente de civismo y de amor al progreso por los ciudadanos: gobernador del Estado y Secretario General del mismo. Siendo donados los veinte globos que los completan por el señor Lic. Alberto M. González.

"El proyecto de la ejecución de este trabajo fue bajo dirección del Sr. Ing. don Constantino H. Castelazo quien no omitiendo medio alguno en el ejercicio de sui profesión y con el desinterés que en él es peculiar así como con la buena voluntad que le caracteriza y comisionado que fue por el superior gobierno del Estado a iniciativa de esta presidencia municipal, se dio fin a la mejora".

"Todos los pasajes de que hizo uso el expresado Sr. Ing. Castelazo fueron cedidos por la empresa de camiones del Sr. Ignacio Borbolla". "Todas las funciones verificadas a beneficio de la obra, fueron amenizadas gratuitamente por la orquesta formada en esta población por varios particulares".

"Varias personas prestaron algunos servicios eficaces que no van especificados". A la vez me es grato consignar en este documento que da cuenta exacta de los elementos que coadyuvaron al feliz término del monumento que este pueblo se honra en llevar el nombre del Insigne Benemérito de las Américas ha eregido a tan egregio patricio a todas y cada una de las personas que cooperaron para obra de tan trascendental significación".

Del citado corte de caja también anotamos los ingresos y los egresos realizados por concepto de la construcción del monumento, cuyo costo total fue de $1,725.84 (mil setecientos  veinticinco pesos, ochenta y cuatro centavos). Cantidad que a la fecha provoca risa o más bien provoca espanto la época inflacionaria que vivimos.

 hidalguia@hotmail.com 

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