ANÁLISIS SOCIOCULTURAL DE LA REGIÓN DE TEPEAPULCO

 

El hoy enorme combinado industrial en Ciudad Sahagún, Hgo., que ocupa el octavo lugar entre las empresas estatales con respecto al capital invertido en ellas, se erigió en una llamada zona crítica, allá por los años del régimen de Miguel Alemán. Zona crítica en México es sinónimo de pobreza, insalubridad, analfabetismo, desnutrición  y apatía. En el Estado de Hidalgo concretamente en el Valle de Irolo, significaba, además que todo estuviera teñido de color gris arena, gente, casas, caminos, burros un poco de verde amarillento, el chaparro maíz y el trigo de verde azulado, magueyes, muchos magueyes. Entre estos colores había y hay otros que desentonan por lujos que decoraban, lujos que habían nacido, crecido y enriquecido a expensas de la gris miseria, los de las grandes haciendas pulqueras.

Una nueva vida ofrecían los planificadores del desarrollo y todo ello se concentraba en nuevas plantas, nuevos trabajos y ocupaciones, así como nuevas labores que serían requeridas por el nuevo mercado puestos en acción. Atrás quedarían y muy pronto, el tlachiquero como antiguo heredero de las miseria y el maguey, símbolo oprobioso de la improductividad y la ignorancia.

La primera fábrica que se instaló, Diesel Nacional (DINA), fabricaría camiones y autobuses con motor a diesell bajo licencia de la fábrica Italiana Fiat. Ya iniciada la construcción de DINA comienza la de la Constructora Nacional de Carros de Ferrocarril (CNCF). Que obedeció a la sangría que representaba para la empresa también estatal Ferrocarriles Nacionales de México el alquiler de carros usados que, en  número de alrededor de diez mil, circulaban por las vías férreas del país.

La tercera fábrica que se instaló fue Toyota que fabricaría maquinaria textil y tendrá también una fundición de hierro y acero. Esta empresa participó fundamentalmente con capital privado, japonés en primer lugar. Las grandes plantas constituyen la fuente de preocupaciones de la población residente en el área inmediata desde su puesta, en marcha, las fábricas dictan el nuevo orden por medio de salarios, prestaciones, ilusiones de empleo, caminos y transportes, circulación de mercancías, atención médica en el seguro social, escuelas, tecnológicos, diversiones, sindicatos, etc. Las enormes instalaciones y sus ruidos ya familiares, así como los humos despedidos por la fundición forman ya parte de la vida cotidiana de Ciudad Sahagún y sus alrededores. Ciudad Sahagún ha desplazado como centro poblado urbanizado, a otros de la región que tradicionalmente eran hasta hace unas décadas más importantes como tales. La proliferación de servicios lo confirma aunque Apan sea todavía un centro comercial (y de acaparamiento de la producción de cebada cervecera) y de recreación bastante concurrida, la región de los llanos de Apan e Irolo, es bastante distinta de la escena rural habitual y podría denominarse Ciudad dispersa.

Las diferencias se dan a nivel del acceso a servicios con los que cuenta Ciudad Sahagún y que en los pueblos no existen: guarderías, clínica del Seguro Social, auditorios, espectáculos. Otro tipo de servicios está repartido en distintas localidades: Al cine se va a Sahagún o a Apan; se pueden comprar muebles en Sahagún, Apan y mejor en Pachuca, a estudiar la Secundaria y Preparatoria se va a Sahagún o a Apan. El resto de las necesidades puede ser cubierto en todas las localidades; carnicerías, centro de salud, tintorerías, pulquerías, tiendas de abarrotes, iglesias, tortillerías y talleres mecánicos.

Fuera de Ciudad de Sahagún el paisaje es el mismo; pueblos con algunos zaguanes antiguos semiderruídos por el tiempo y el descuido en los que el arado de yunta cede su lugar al tractor y los vehículos motorizados, pueblos y rancherías contiguos a los viejos cascos de haciendas pulqueras semiderruídas. En sus esquinas proliferan todavía peluquerías y tinacales testigos de otros tiempos, ahí acuden los tlachiqueros con sus bules y barriles repletos de aguamiel para preparar una bebida embriagante, ancestral, del centro de México.

El pulque, cuya producción ha descendido notablemente en la zona, esto se debe sin duda, a la presencia de un centro industrial moderno y al enlace de los centros de consumo masivo en los cuales los sectores populares ya no lo demandan con la intensidad de antes y aunque los obreros  de Sahagún hablan del pulque con cierto orgullo digamos histórico o anecdótico, prefieren consumir diversas variedades de cervezas y brandis que día a día ven proyectadas en la pantalla de televisión de su propia casa. El sector obrero ocupa un escalón muy importante en la jerarquía social de la zona descrita.

Hoy en día los magueyes de los llanos de Apan no está ya solos en la gris tierra. Algunos de ellos tuvieron que ceder su lugar a las construcciones de fábricas, de viviendas o de  caminos. Los magueyes se hicieron a un lado, junto a ellos, frente a ellos, se levantan nuevos brazos que no llegaron para extraer el aguamiel sino para fabricar automóviles, carros de ferrocarril, carros del metro, tractores, autobuses, camiones de carga y piezas de acero.

 

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