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MARE-MOTOS Y SU TRÁFICO

José Manuel Toscana: Excalibur

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 Julio 20 del 2020

 

Algo indescriptibles es el tránsito vehicular en Vietnam, sobre todo en Hanoi, donde se da la mayor concentración de motocicletas en el mundo.

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La empresa nipona Honda, celebró en 2018 haber colocado en el marcado vietnamita 50 millones de motos, y no es la única marca que las ofrece; también Yamaha, Suzuki están presentes las marcas afamadas y otras desconocidas, al menos para este viajero impresionado por lo que ahí sucede.

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No existen las señales de tránsito usuales en otros lugares, ni semáforos, ni reglamentos; todo queda a la buena voluntad y pericia deslumbrante  de los usuarios de toda edad y condición física; se cruzan  frontalmente, por los lados, por donde exista la menor rendija en la masa rodante y en perpetuo movimiento, eso sí: sin escapes abiertos ni trompetas ruidosas para abrirse paso; todos van silenciosos, encaramados  como cirqueros audaces,  tres, cinco  en una moto pequeñita conducida vertiginosamente en ese tráfico increíble.  

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Los vietnamitas son personas orgullosas de su historia y cultura tan distinta al vecindario del suroriente asiático.  Las mujeres presumen tener el mejor cutis y esmeran sus previsiones, cómo se cuidan cuando están al aire libre o manejando esas motos diabólicas; se cubren totalmente el rostro y las manos, al grado de no distinguirse de los hombres, se les reconoce cuando retiran los atuendos protectores y puede, el curioso viajero, comprobar esa delicadeza que les da merecida fama.

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Asombroso contemplar los estacionamientos de motos; un enorme y confuso amontonamiento de máquinas donde parecería imposible encontrar la tuya, pero sólo ellos saben cómo logran ese prodigio sin pleitos ni jaloneos; todo un mega relajo.

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Vietnam, cabe 6 veces en nuestro país, ronda los 95 millones de ciudadanos, eso nos da una idea del amontonamiento prevaleciente por todas partes.

 

 

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Recorrer pausadamente esta región donde la guerra fue su principal actividad en los últimos 250 años, es un reto a la imaginación más aguda; las dinastías reinantes en esa península fueron una desgracia para el pueblo en general ¿dónde no? La frontera con China, su aliado tradicional, ahora es un peso insoportable por las ansias colonialistas de los voraces chales que van por todo: desde campos petroleros, islas y mares territoriales, campos de cultivo y todo lo lo que huela a poder y dineros.

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La sombra del místico sanguinario Ho Chi Min, es abrumadoras en Vietnam, así como el culto a la personalidad al peor estilo estaliniano, maoísta y ahora en México, por cuenta del pejepinocho que desbarata lo que queda, un día y el otro también, a cambio de nada.

 

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Por estos rumbos hidalguenses, proliferan y van en     crescendo acelerado las motocicletas, con todo lo que representan en la vida cotidiana; choques simulados para sorprender a los “atropelladores” y extorsionarlos, accidentes mortales, severos incidentes y asaltos a mano armada, al mejor estilo colombiano donde inventaron este tipo de atracos con chavales suicidas.  Toda una plaga urbana descontrolada.

 

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Vietnam, produce arroz para el mundo, ya es el segundo productor mundial, y son el segundo productor de café, un paso atrás de Brasil, pronto, peleará el trono cafetalero mundial.

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Un mes caminado y navegando, por este lado de la península compartida con otros países también con historias terroríficas, es aleccionador en grado sumo.

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Wences Angulo
se apuntó para ir a la guerra fallida de los gringos contra esos personajes delgaditos, escurridizos, valientes e irreductibles; no se dio el momento y se libró de un sufrimiento aniquilador, como tantos otros que murieron y enloquecieron participando en un conflicto fabricado por meras ambiciones politiqueras y negocio, que eso son las guerras desde que se inventaron.

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Conocí Saigón en 1964 cuando era un destino turístico de gran atractivo para los que han visto todo; no era mi caso, el vuelo a Filipinas mi destino, hacía escala en esa ciudad enloquecida por la guerra contra los vietcong del norte y repleta de dinero vicio y violencia. Tres días de metiche, me marcaron para siempre. Años después en 2018, atemperé aquellos recuerdos y ahora, sí disfruté un recorrido de 1800 km. por carretera entre ríos, plantaciones, montañas y ruinas de un pasado pincelado por otras invasiones que fueron recreando el espíritu de ese pueblo único, en este mundo lleno de tesoros por descubrir, siempre que dejemos prejuicios para reconocer otros puntos de vista y formas de vida y creencias tan disímbolas a las nuestras. 

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Si un día se animan, hagan su morral y viajen al sureste asiático. Las impresiones son perturbadoras y nos dan una idea de lo que tenemos que hacer, como personas y país, para no llegar, pronto, a vasallos de tercera de esas potencias ya caminando sin complejos.

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En Vietnam murieron unos 60 mil soldados del lado gringo, los vietnamitas pusieron su cuota de 600 mil además de miles y miles de tullidos, cercenados, turulatos en todos los bandos como cicatriz indeleble que cruza el rostro de los participantes.

 

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Henry Kissinger recibió el Premio Nobel de la Paz en 1975… mientras seguían los bombardeos en forma… la guerra duró unos 16 años sin previa declaración de hostilidades y sin declaración de paz… todo al puro chilacatazo… se considera el peor desastre militar sufrido por los gringos.

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La plaga china vigente ya se cargó al triple de muertos en unos cuantos meses, que toda la contienda vietnamita--- por acá, entre nos, el virus ya es más efectivo que los narcos en eso de matar paisanitos…

vamos requetebién

¡¡¡ a le l u y a¡!!!

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