OBRAS DE ARTE EN ACTOPAN

Esculturas: Estatuas barrocas pintadas, representaciones de Baltasar, Gaspar y Simón Cirineo, cinco ángeles. Son poco menores que el natural. Tal vez corresponde a fines del siglo XVIII o primer cuarto del XIX. 

Anteriores, tal vez del XVI, hay dos santos estofados que representan a San Nicolás Tolentino: Una figura de pie con sus características pajarillos en la mano izquierda y la mano derecha levantada en ademán de bendecir. La otra representa al mismo santo de rodillas, con la parte superior del cuerpo descubierta y en postura de azotarse con la disciplina. El torso de esta última escultura es un aceptable estudio de desnudo. Lo que no es muy frecuente  encontrar en la escultura colonial de esta época. 

Dos trozos mas parecen de la misma centuria: figurilla de pie que apoya la mano en una columna, carece del brazo derecho, el estofado es delicioso. Y un fragmento de altar en el que hay un ángel mutilado en bajo relieve de color dorado finísimos. De época posterior es un frailecito que, por los estigmas y el cordón, puede ser San Francisco. Tiene el pie izquierdo sobre una esfera que se supone sea el mundo. Su factura es inferior a la de esculturas citadas antes. Probablemente sea del siglo XVII.  Hay varios crucifijos. Todos esculpidos con la acostumbrada delectación en el horror de las heridas, de las llagas, del sufrimiento. Uno de ellos, de tamaño casi natural, de hechura popular, casi esterilizado, colgado en una cruz sencilla hecha con rollizos, es el mas sentido, el mas ingenuo. Tiene leyenda y corona de hoja de lata y panetes de seda bordada. 

Otro hay, quizás un poco mayor que el tamaño natural, hueco, de hermosa factura, con cabellera natural, panetes bordados, cruz y clavos con aplicaciones doradas y fondo de espejos.  De caña hay un cuerpo incompleto, muy estropeado, de un pequeño cristo. Otro crucifijo menor tallado en madera, conserva fragmentos de la cruz. Una escultura de un caballero es interesante por su indumentaria de época. Existe, desde el codo, un brazo izquierdo de una imagen que estuvo articulada con goznes. Era para vestir.  Ha de haber pertenecido a un cristo, o a un San Francisco hay que en la mano tiene dibujado el estigma. 

Pintura: La pintura tiene representación más copiosa aunque desgraciadamente de poco valor n su mayor parte. Existe importante pintura en tabla con la imagen de la inmaculada concepción. Probablemente haya pertenecido al antiguo retablo del que es elocuente recuerdo. Lo predominante en ella es la figura de la Virgen, de una majestad imponderable. En una esquina el padre eterno, entre nubes, la contempla con arrobo. Cerca arranca una filatería con la definición: "Tota pulcra es amica mea et carte macula non est in t". Dos angelitos sostienen una corona enjoyada sobre la cabeza de María; otros la tocan a la altura de los hombros, dos mas abajo. Parece que sostienen el manto, a sus pies un querubín extiende las alas. Alrededor están los símbolos de la letanía lauretana: sol, luna, estrella, etc., con su denominación en sendos listones: "Electa ut sol", "Pulcra ut luna", "Stella maris", etc.                       

La figura esta pintada del tamaño natural y es de una beatitud y de una humanidad extraordinaria. Con la cabeza ligeramente inclinada, los ojos bajos de color zarco viendo hacia la izquierda, la cabellera partida en dos permite que se asome el lóbulo de la oreja, las cejas arqueadas, el dibujo del rostro perfecto, el cuello robusto, tocado con un manto orlado con sencillez, las manos largas, aristocráticas, juntas en actitud de oración, el cuerpo heroico de una matrona que adelante ligeramente la rodilla izquierda, escondidos los pies dentro de la túnica, la figura mueve a su adoración.                                   

Otra pintura de valor es un arcángel San Miguel. se supone que es del siglo XVII. Muestra una hermosa y suave policromía que hace pensar en ciertas tonalidades de Martín de Vos en Cuautitlán.  También existen otros cuadros que están expuestos en Acolman. El dibujo es una destreza admirable y la composición de una verbosidad grande. Con firma de uno de los Juanes Correa hay os telas que se adivina el "metier", pero que son vulgares: la "Navidad de la Virgen" y una "Anunciación". 

Una Virgen sobre peana. Es la efigie de la patrona del santuario de Zapopan. Esta fecha en 1786 y el autor es Antonio Enríquez. San Nicolás, con el torso desnudo, disciplina ceñida, de rodillas, ante una mesa con una calavera. Empuña una cruz, el otro cuadro es un calvario de factura popular. Una tela grande representa a la Santísima Trinidad. Es una composición de ciertas pretensiones. Hay un santo no identificado con un libro y un báculo. En otro cuadro esta representada una mediana "Huida a Egipto". 

Otra pinturas: Adoración de los reyes, dos anunciaciones San Joaquín y Santa Ana, deposorios de la Virgen y San José, Tres presentaciones de la Virgen en el Templo, Visitación, Sueños de San José, os natividades de la Virgen, Aparición de un ángel a San Zacarías, aparición a un pastor anciano, tránsito de San José, San Joaquín y la Virgen, Santa Ana y la Virgen, Jesús y la Virgen, el niño se punza un dedo con la corona de espinas, presentación de Jesús en el templo, dos monjas, un sacerdote en el momento de la elevación, una ánima asiste al sacrificio desde el purgatorio, San Francisco salva un alma del purgatorio con tocamiento del cordón, una imagen de Santa Inés del Monte Policiaco, dos retablos o exvotos conmemorativos de milagros hechos por la Virgen de Zapopan, una Virgen coronada con rosas, n gloria rodeada de querubines, una purísima que acusa reminiscencias murillescas, tres cuadros. 

Existe otro cuadro que se supone es del siglo XVII, tiene la forma de un rectángulo con las dos esquinas superiores truncadas, mide un metro treinta de anchura por dos metros, 25 de altura, como centro de la escena hay un crucificado en escorzo de modelado delicadísimo. Del costado le brotan un chorro de sangre trabajado como escultura exenta o de bulto redondo, que recibe una monja o santa en un paño que ahueca con ambas manos. La mujer esta arrodillada y viste habito ricamente estofado que solo deja descubierto el rostro y las manos. Sobre el fondo hay salpicaduras de sangre. De la boca de la sangre sale un listón o filactera que pone: "libera eas mi iesv de profundo lacv". 

En la esquina derecha vuelan dos querubines entre nubes. Mas nubes ocupan la otra esquina. Al lado izquierdo, en simetría con la santa, se dibuja una ciudad convencional con palacios e iglesia y, sobre ella, campea otro querubín con su nube, abajo esta el purgatorio en el que se asoman, entre lenguas de fuego, bustos de reyes, obispos, papas y frailes....en total doce animas. 

Monografía del estado de Hidalgo por Lic. Adolfo Lugo Verduzco/Manuel Arellano Zavaleta/ Ana Maria V. Prado Gutiérrez/Denis Márquez Acosta/ J. Roberto Ramírez Rojo/Abel Pérez González /José Alberto González Callejas
Marzo de 1993.

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