MONUMENTOS ARQUITECTÓNICOS DE ATOTONILCO DE TULA

                    Entre el follaje silvestre, triste y melancólico que siempre da el ambiente de un panteón, se encuentran unos vestigios, que se niegan a morir, de lo que fue algún día una hermosa construcción del siglo XVI. Se trata de la capilla Franciscana, en honor a San Pedro, que se localiza en el panteón del Barrio de El Boxfi. Es esta, indudablemente, un más de las ricas obras indocristianas que en todo nuestro país existen.

                    Presenta en su portada dos cuerpos conservados de cantera, delimitados por una saliente horizontal conocida cornisa. El tercer cuerpo, aunque totalmente destruido, es diferente, por ser de otro material. En este breve estudio iconográfico tratamos de describir lo poco que queda de la bella capilla.

                    En el primer cuerpo observamos, como en todas las construcciones que pertenecen al plateresco, una entrada principal que enseña las características de lo que hoy se conoce como plateresco puro por la misma sobriedad y austeridad que se observa en la iglesia de Santiago de Atotonilco. Recordemos que como edificación franciscana se evita el derroche o abundancia para hacer alusión y seguir el ejemplo del Santo de Asís. Esto en ningún momento impide la elegancia indígena en la construcción, admirando el gran cuidado que tuvieron los orfebres en el tratamiento decorativo de Atotonilco, en donde el arco de medio punto, la archivolta con mayor finura y delicadeza demuestran un autentico dominio de la técnica.

                    Aquí en la capilla de Boxfi, tanto la archivolta como el arco que es escarzano (porque el arco es menor que el semicírculo del radio) de la entrada principal es mas burdo y carente de perfección, sin que esta aseveración la desmerezca valor artístico. Por el contrario el ya repetitivo plateresco puro es evidente y debe admirarse.

                    En el extra dos de la archivolta, percibimos de manera este estilizada como algo propio del estilo renacentista, las formas vegetales que durante el transcurso se convierten en forma de animales ó bien humanas y a la inversa. Como lo demuestran las dos dovelas (piedras labradas que se demuestran en un arco) tanto del lado derecho como del izquierdo, en el arranque algo muy propio del renacentista y que se trata de un chivo cuyo hocico muerde o sostiene, detrás de una imponente mirada, la forma vegetal que culmina con una espiral azteca que nos recuerda la vírgula que es el símbolo de la palabra o lenguaje.

                    La forma cabría dentro de la mitología griega es preponderante, era uno de los dioses más importantes porque los capitales de las volutas eran adornos en forma de espiral, principalmente en las capitales de orden jónico y éstas espirales se identificaban con los cuernos del macho cabrío. Los griegos además de esta interpretación estética, veían en el animal la fuerza y el vigor, de ahí su respeto.

                    Durante el transcurso del arco, sus hermosos relieves revelan que es una forma de representar el pecado y esto se confirma en el trayecto, he ahí porque en el centro se hace presente una forma diabólica o satánica como símbolo del mal y del pecado.

                    Continuando con el criterio anterior, observamos una logradísima simetría tanto del lado derecho como del izquierdo. Ya describimos a los chivos después, éstos dan continuidad a las formas vegetales, prosiguen los amorcillos que es una figura de niño que representa a cupido "dios del amor". Aquí es menester detenernos para recordar que "....en muchas ocasiones el amor propicia infinidad de pecados...

                    Los cuerpos de diversos amorcillos se transforman en una hermosa guía vegetal de forma espiral para concluir en una forma grotesca, indescriptible, siempre con un gesto de maldad o de pecado.

                    Por otra parte, de los pies del amorcillo se prolonga una figura que concluye con los cuernos de la abundancia, ataviados con riquezas y manjares. También recordemos que "...la riqueza es fuente propiciante de avaricia y esto es otro pecado capital...".

                    El hacer esta descripción nos conlleva a reflexionar algo muy importante."... Sí la iglesia fue construida primero que el panteón, los motivos pecadores en el arco se justifican porque eran una representación de los pecados que uno trae consigo en el momento de la muerte y después de dejar la vida terrenal. Sí por el contrario primero fue construido el panteón y después la iglesia, que mucho lo dudamos, entonces su significado iba a infundir temor y así concienciar más sobre la "fe" cristiana.

                    El arco está sostenido por pilastras, con la diferencia de que aquí las pilastras que sostienen el arco se encuentran limitadas lateralmente  por otras de menor anchura que se prolongan hasta la terminación del primer cuerpo. A la altura de la imposta hay un discreto capitel que nos sugiere las fascinantes columnas jónicas por la espiral y en medio la flor de la granada. Este motivo del capitel se repite en la pilastra que sostiene el arco, únicamente que a diferente nivel, que es lo que le da armonía y resalte.

                    El capitel que constituye la imposta del arco se encuentra decorado con una flor, la cual da origen a una "fajilla", motivo característico del hombre mesoamericano; después, se funde en un follaje que circunda ahora al fruto y a los lados sus hojas. Esta es una bonita visión botánica que se traduce en la flor que es la creación; la espiral, que es la vida el movimiento, y por último el fruto que es el resultado de nuestros actos.

                    El capitel del lado de afuera es totalmente decorativo, mas no de sostén, sólo sugiere y le da continuidad a la misma pilastra que se hace mas esbelta hasta coronarse de nuevo con un capitel con la misma convicción que el inferior. Y esta sí sostiene la cornisa como principio del segundo cuerpo.

                    En el segundo cuerpo se encuentra un sencillo arco de medio punto en cuyo estirados se ven flores que en esta ocasión son un dato festivo, alegórico o decorativo. Estas flores festejaban o guardaban la imagen del santo patrón de la capilla; naturalmente se mostraban dentro del nicho.

                    Remontando los lados de las pilastras, se establece una intersección con la cornisa y nuevamente aparece despuntando como si se tratara de dos custodios que vigilaban al santo.

                    Lo que todavía se puede considerar interior del templo, deja vislumbrar aun mas en el carácter sobrio de la orden franciscana. Es de una sola nave; la parte destinada para los feligreses es mas amplia que la del altar. Estas secciones se encuentran claramente delimitadas por los dos elementos que sostuvieron al arco triunfal, que hoy en día ya no existen.

                    A los lados se encuentra la mas genuina expresión de la filosofía franciscana, se trata de dos escudos de las cinco llagas; su perfección es admirable y en el centro se encuentra la cruz como elemento, de su pasión. Por debajo de los escudos se identifican dos cráneos con sendos fémures que denotan a la muerte como un elemento familiar en la vida de San Francisco. Hay que recordar que "...para el Santo de Asís el anhelo mas grande era la muerte a fin de encontrarse mas cerca de Dios...."

CAPILLA DE ZACAMULPA

                    En la portada nuevamente encontramos los elementos constructivos que conformaron el estilo plateresco.

                    El arco es de medio punto sostenido por pilares en cuyas bases se repita la decoración festiva de la flor, que es una alusión mística y sincrética ya mencionada. Además alude a la flora de la región, a la rosa mística de la letanía lauretana, así como a los cuatro puntos cardinales u orientación que los menciona con el sol en movimiento.

                    Después encuentra las jambas lisas rematadas en capitales decorados por flores y frutos, abajo por la flor de la granada y arriba por el fruto de la guayaba, que a su vez son apoyo tanto del arco como del alfiz.

                    Cabe recordar que el alfiz un elemento decorativo del estilo mudéjar oriental, o sea aquel estilo arquitectónico que conserva los elementos del arte cristiano y la ornamentación árabe.

                    Aunque suene repetitivo, el sincretismo vuelve a ser acto de presencia en el alfiz, ya que en él observamos enrollada una cintilla auténticamente prehispánica y, en sus bases ambos lados, las raíces del follaje que nos enseña "... El origen de la vida en torno a Cristo..."

                    Dentro de los espacios que deja el alfiz con el arco llamado enjuntas encontramos los dos escudos de las cinco llagas, aquí terminados exquisitamente y cuya descripción ya se ha hecho.

                    En el contorno de los escudos se encuentran bordeando por el cordón franciscano, los tres clavos de la pasión y las borcas.

                    Al centro del nicho, en un hermosísimo alto relieve, se encuentra la imagen de Jesucristo atado de muñecas y con la corona de espinas. Su expresión hierática nos hace sentir un espíritu de dolor, el ritus y la angustia, que nos refiere sus sufrimiento por la salvación de los hombres. En el siglo XVI, dada la incapacidad de la destreza,  no importaba la anatomía del cuerpo sino simbolizar el concepto u objetivo religioso; por esos la escultura nos puede sugerir que esta "mal hecha" pero las razones lo desmienten.

                    El segundo cuerpo, además de ser liso, mantienen en el centro la corona de espinas con la cruz entrelazada como "....signo de culminación  y reafirmación de la pasión de Jesús... Al mismo tiempo desempeña las funciones de pozo de luz para el coro.

                    El tercer cuerpo se encuentra el frontón y el campanario, su elaboración nos indica que no son originales sino posteriores.

                    El campanario alberga dos campanas; una Santa María de 1859 y otra obsequiada por la señora Gregoria Navarro en 1967.

                    El frontón se forma triangular en cuya vértice esta rematado por Cristo crucificado y con los elementos de su pasión.

                    El campanario es mas reciente que toda la demás construcción.

SANTA INÉS DEL MONTE PULCIANO

                    Inés nació el 20 de abril del año de 1274 en un lugar de Tescana (Italia), denominado Monte Pulsiano o Policiano. A los seis años de edad ya quería ser monja, pero hubo de cumplir nueve para que la llevaran sus padres a un convento donde estaban unas religiosas a las que llamaban popularmente las "saquinas", pues tenían un escapulario muy burdo, como de un saco o costal de estopa. Ahí fue la admiración de todas por su devoción y virtudes, de modo que para la edad de 18 años ya era prelada de un convento por bula del  papá Nicolás IV. Falleció en 1317, a los 33 de religiosa, habiendo sido verdadero modelo de virtudes y dedicación a la vida religiosa.

INTERIOR

                    A diferencia de Atotonilco, esta es una sola nave con la techumbre no abovedada sino plana. Hace pensar que el techo estuvo alfarjado, es decir, cubierto de madera al igual que el piso. Hoy ambos tienen concreto, sus dimensiones son pequeñas y han sufrido algunas remodelaciones sin ningún seguimiento artístico. El altar aún se conserva como en las primeras iglesias del siglo XVI, adosado al ábside o muro, no en forma rectangular sino ochavado y sirve de pedestal para sostener al retablo que guarda entre las muchas imágenes la del Señor San José y Santa Inés del Monte de Pulsión ambos patrones de la grey.

                    A los lados hay medallones con paisaje de las apariciones guadalupanas.

                    Es importante anotar que por la forma decorativa del retablo, es posible que haya sido construido y colocado en los principios del siglo XVII, esto en base a las ciertas suspicacias o formas barrocas, con una garigoleo del neoclásico, su dorado no es estofado sólo es baño aurífero.

                    Uno de los puntos que mas llama la atención es, indudablemente este retablo, probablemente elaborado a fines del siglo XVII y principio del XVIII. Su fina y exquisita construcción supone que fue hecha por alguna orden conventual, tal vez el de las carmelitas descalzas que en aquel tiempo alcanzaron gran prestigio por lo diestro que eran para esto menesteres. Cualquiera de las manos que lo hayan construido, no impide aseverar que una hermosa imitación de los emplumados o arte plumario mesoamericano.

                    Además del hermoso follaje bordado, se localizan los distintivos del Espíritu Santo en relieve, el Sagrado Corazón de Jesús y el anagrama de María.

                    Acompañan al retablo tres imágenes de Jesucristo de 70 centímetros aproximadamente los tres, su terminado y la técnica empezada (gabazo de caña) hacen suponer que pertenecen al siglo XVII.

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