LEYENDAS DE EPAZOYUCAN

Las Brujas.- En 1940, durante las noches llovía, algunos de los integrantes de la banda de música de Epazoyucan, al terminar sus ensayos, veían en el cerro de Tenango algunas luces, que eran producto de las brujas que habitaban por esos parajes. Las brujas son chupadoras y voladoras, se pasan el secreto de madres a hijas.

La gente piensa que son cosas del diablo. Hay que temerles porque les gusta chupar niños pequeños y después de chuparlos se mueren. Provocan grandes males pero hay remedios para contrastar sus poderes.

 

El Aparecido.- Dicen que la carretera Pachuca-Tulancingo, frente a la hacienda de El Ocote, al oscurecer se aparece un señor ensangrentado que pide auxilio cuando pasa la gente en autobús o en coche y pide que lo lleven al hospital de Pachuca para que lo atiendan y cuando llegan al hospital y piden una camilla para hospitalizarlo, se dan cuenta que ha desaparecido y no deja manchas de sangre, por lo que la gente del hospital piensa que es broma y los que lo llevaron quedan asustados sin saber qué es lo que ha pasado.

Los aparecidos andan penando hasta que Dios quiere, porque murieron antes de que él lo dispusiera.

 

La Gallina de los Huevos de Oro.- Desde hace mucho tiempo, el camino entre Epazoyucan y Santa Mónica ha sido muy transitado por los arrieros que llevaban su mercancía a vender de un pueblo a otro, y por las noches, entes de  las 8 y las 9, cuando regresaban a Epazoyucan, al atravesar el "puente viejo", sus bestias se asustaban y los arrieros escuchaban el escándalo que producía la gallina con sus pollitos; lo que les parecía extraño era la hora en que esto ocurría porque las gallinas ya están durmiendo, pero al poco rato veían pasar a una gallina grande con muchos pollitos de color dorado, y la seguían pero nunca la alcanzaban, y de repente desaparecía con todo y pollitos, después las bestias se calmaban y pasaban tranquilamente el puente hasta que llegaban a su destino.

 

La Mujer de Tlaxisco.- Allá en la barranca de Tlaxisco, cierta tarde, unos señores de Epazoyucan, venían de regreso, cuando vieron a una mujer joven y hermosa que estaba lavando la ropa y cantando, por lo que decidieron ir a "malorearla" y se acercaron hasta donde estaba, diciéndole varios piropos mal intencionados, pero sólo podían verle el cuerpo y no la cara, así que se desnudaron y se metieron a nadar en el remanso del agua y continuaron hablándole a la mujer y la invitaban a bañarse con ellos. Cuando la convencieron, la señora se metió al agua y se convirtió en perro. Los señores se asustaron tanto que llegaron corriendo hasta sus casas todavía mojados y sin pantalones.

 

El Encanto del Cerro  Tenango.- En una ocasión un 24 de junio, unos jóvenes de Epazoyucan regresaban de la fiesta de San Juan con sus guitarras y pan que habían comprado, cuando justamente donde hay una compuerta que deja caer el agua del arroyo, en la división del camino se les apareció un charro, quien los invitó a ir a su casa porque era cumpleaños de su esposa y quería llevarle, serenata, así que lo siguieron y cantaron fuera de la casa, hasta que la señora abrió y los invito a pasar, les invitaron de comer y beber pero como no quisieron nada, les dieron barbacoa para que se llevaran a sus casa, y como ya era de noche, los invitaron a quedarse a dormir ahí les dieron y les mostraron sus habitaciones y sus camas y ahí se durmieron.

Cuando despertaron se dieron cuenta de que habían dormido entre las piedras del cerro y el perchero en que habían colgado sus ropas y las guitarras, eran nopales y en sus morrales sólo tenían el pan que habían comprado en la feria.

 

El Judío Errante.- Por allá, por el bosque de Nopalillo, existe un enorme monolito, que tiene forma de figura humana; la gente que lo ha visto cree que es el judío errante, porque dicen que cada año cambia de lugar, pues cada vez aparece en diferentes lugares y nunca se vuelve a ver en el mismo lugar de antes.

 

El Encanto de Tizahuapan .- Cada 24 de junio, se celebra la fiesta de Tizahuapan, y la gente que camina hacia Epazoyucan, por el antiguo camino de terraceria, dice que a las 12 de la noche tienen una visión en el cerro de Tenango donde existen muchos montículos prehispánicos y logran ver como si fueran las 12 del día a la gente que transitaba con sus ropas y penachos prehispánicos, llevando vasijas y haciendo las actividades cotidianas de su época. Se oyen los ruidos y se ven los movimientos de las gentes como si vivieran.

Pero si el viajero por casualidad voltea hacia atrás, se queda convertido en piedra, por lo tanto se recomienda no transitar por ese camino el día señalado o no voltear hacia atrás para evitar convertirse en piedra.

 

Los Duendes.- Son enanos gorditos a veces visten de charros y salen en tiempo de  "oscurana" cuando llueve mucho. Hace poco tiempo aún se les escuchaba gritar desde la casa del Prof. Mercado hasta el jagüey grande. Gritan con eco y espantan a los perros.

En una casa de Epazoyucan, donde vivía una señora con sus hijos pequeños, porque su marido trabajaba fuera, por las noches se escuchaban ruidos en el tapanco de su casa, donde su hijo mayor guardaba sus canicas y botes, y creyendo que el gato había tirado las canicas, mandó al día siguiente a la muchacha que le ayudaba a que las recogiera, pero no encontró nada en desorden y pasando algunos días volvió a escuchar los mismos ruidos, hasta que se dio cuenta que era el duende que jugaba con las canicas y las volvía a acomodar cuando terminaba de jugar.

Otro día el duende le quitó al niño pequeño de la cama y lo acostó a media pieza. A su esposo también se le apareció el duende un día que no dejaba pasar a su caballo y el señor creyendo que era un maldoso, lo regañó para que se quitara de la cerca y le permitiera el paso al caballo y el duende desapareció y jamás lo volvieron a ver.

Se cree que los duendes son niños que se escapan de los centros espiritistas donde curan o adivinan.

 

Xóchitl

Cuenta la leyenda que nació en una cueva cercana al poblado de Santa Mónica. Según la narración de Ixtlilxochitl en la historia chichimeca, por el año 1049 un noble tolteca llamado Papantzin, llevó a su hija Xóchitl ante la corte tolteca, para ofrecerle una jícara de miel del maguey, obtenida por su padre.

El rey Tecpancaltzin se enamoró de la doncella y la hizo suya contra la voluntad de su padre, por que tuvo oculta en una fortaleza que había sobre el Cerro Palpam, procreando con ella un hijo que llamo Meconetzin, que sería el último rey tolteca, con el nombre de Topilzin.

La leyenda ha sido combatida por importantes historiadores pues existe el conocimiento anterior en el sentido de que esa bebida fermentada, relativa a Xochiquetzal; sin embargo, la leyenda  ha logrado gran popularidad.

 

La Aparecida.- Cierto día en que un mayordomo de Epazoyucan fue a conseguir hombres para hacer el "tirado" de cebada pasó a la tienda a comprar una vela y cerillos para su casa, cuando vio una señora desconocida pero no le hizo caso y salió rumbo a su casa, continuó caminando porque había luna llena pero pronto se dio cuenta que ya no había camino y entonces encendió un cerillo y vio frente a él el fondo de una barranca y ya no pudo caminar hacia ningún lado por que tuvo que quedarse ahí hasta que amaneció y con trabajos llegó a su casa pues el camino estaba lleno de matorrales que no había visto cuando llegó hasta el barranco. La culpable del hechizo fue la señora que vio en la tienda.

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