PISAFLORES

NOMBRE DEL MUNICIPIO

Tampochocho tenia los bosques que formaban la selva de ese lugar, de entre varias clases de árboles, abundaba "el coqueto palo de rosa" digo coqueto porque en plena primavera y durante el mes de abril despojado de toda su vestidura de hojas verdes, ostenta majestuoso cubiertas todas sus ramas ramilletes de flores de color rosa pálido y siendo en gran número sus ramos, que habrán sus flores a un tiempo todas sino una pequeña parte las cuales duran solo un día y caen por la tarde, para abrir otras por la tarde, y así sucesivamente por todo el mes de abril y siendo tanta su abundancia de flores y árboles que a diario el suelo se encuentra cubierto de flores, por lo tanto el que camine por el extenso llano tiene que ir pisando flores, todo el llano está cubierto por el palo de rosa y en lo alto de la copa de las arboledas, se ostenta majestuosa la floración ya dicha y con toda la majestad de su pompa, parece una bella joven ataviada con sus mejores galas para ir al altar a unir sus destinos con su amante.

Al respecto, uno de los vecinos del lugar de nombre José Ibarra, fijándose en esta particularidad, comenzó sin bombo ni aldea ha llamarle al llano, Pisaflores, siempre que estando fuera del lugar querrá se este y de este modo los demás vecinos fueron acostumbrándose a llamarle así, al grado que el nombre de Tampochocho fue olvidándose siendo sustituido por el de Pisaflores.

 

ANTECEDENTES HISTÓRICOS

Aún no había sonado para Pisaflores, el portentoso "fiat" que después la hiciera surgir a la vida de los pueblos, para ser contado en los del Estado de Hidalgo, en el año de 1817 fecha en la que se fundó Pisaflores, llegaron procedentes del pueblo de San Nicolás del Potrero, al punto en que hoy está situada la población de Pisaflores el señor  don Joaquín Rubio, acompañado de su hijo Ignacio y de don Benito Lora, seguro del primero, los dos primeros descendientes de don Joaquín Rubio, dueño de los terrenos que forman la Hacienda de San José Tampochocho a la cual  perteneció el actual pueblo de Pisaflores.

El interés que decidió a los señores Rubio a pasarse a este lugar fue dedicarse a la explotación agrícola de terrenos por medio del trabajo a donde seguramente creyeron disfrutar con más seguridad del pan de la subsistencia, apartados de los peligros de la revolución de aquella época que asolaba a nuestro país. En efecto ningún lugar del estado de México mejor que éste podría un hombre amante del trabajo rural, gozar con más tranquilidad de los beneficios que este proporciona después de afanosa y constante labor que en este apartado jardín agreste, dada que la circunstancia en la que Tampochocho es la parte a la que me refiero era en ese tiempo un lugar casi desconocido de los pueblos vecinos, y habitado según la tradición solo por dos indígenas ancianos hombre y mujer.

La carencia de los seres humanos que no dejaba de ser desventajosa, quedaba compensado con la riqueza natural de su suelo que  a mayor abundamiento era hermoso y encantador, pues cuando los señores Rubio llegaron a donde hoy está sentado el pueblo el lugar y sus alrededores era un ferocísimo terreno, cubierto de compacta arboleda y regado aquí y allá por cristalinas y frescas corrientes de agua, que bajaba de las laderas en cuyos campos se respiraba esa fragancia propia de los bosques vírgenes, cuyas manifestaciones aumentaban el melodioso rumor de las corrientes de agua de los arroyuelos y el dulce melodioso gorjeo de los pajarillos algunos vistosos colores que en juguetones grupos saltaban en medio de la frondosidad de la arbolada, de entre cuyas avecillas se destacaba por el maíz de su plumaje el diminuto y tornasolado colibrí, el pabellón nacional, el pitorreal, el pájaro carpintero, esto aparte de las aves de gran vuelo que las había de rapiña de mayor tamaño como eran, el águila real, y el zopilote rey; no faltando los cuadrúpedos ofensivos, como el leopardo y el jaguar de hermosas pintas; entre los segundos, se cuenta el venado, el cervatillo de piel con pequeñas pinturas blancas, el mapache, el tejón solo, el de atajo, zorra, tepechiche, armadillo, tlacuache, puerco espín, tuza real, ardillas y otras variedades.

En el año de 1856, se presenció la caza de un tigre de piel pinta de blanco y negro, en los suburbios de esta población en el lugar de la Ceiba gorda; en cuanto a las aves grandes de rapiña una persona que radicó en la ranchería de Comojé se dio cuenta de que su señor padre dio caza con una trampa a una águila muy grande que con frecuencia se llevaba no solo a los pollitos, sino también a la mamá de los pollitos, del ranchito que estaba situado un poquito abajo del Comojé y que tal vez por eso le pusieron a dicho Ranchito El Águila.

Si lo expuesto agregamos que los bosques de este lugar o del terreno, estaban formados por árboles iguales a los que poblaban los bosques de la Huasteca, tales como el chicozapote, el palo colorado, el chijól, el coamirro, el ajuste, el chicharillo, el quiebra fierro, el telcón, el palo de rosa, el cedro rojo, el palo muerto y el guayabillo, otras variedades como el aquiche, o guázimo, el nixtamal, el capulincillo, la chaca, el palillo, el jonote amargoso y el baboso, éste último produce de sus cáscaras una fibra que utiliza para hacer cuerdas y hasta tejidos burdos para costales.

Desde luego había que calcular que el terreno debía ser especial para cultivar caña de azúcar, café, así como toda clase de granillos que desde aquel entonces se concebía que sería el mejor filón de una vez explotado, corriendo el tiempo transformaría a este lugar de un bosque agreste en un pueblo civilizado, este fue el lugar en donde don Joaquín Rubio fundó Pisaflores. Todavía existe en el interior del solar de don Luis González una casita antigua, construida de blockes de tierra, esa fue la morada de don Joaquín Rubio, patriarca de numerosa familia Rubio dueña de la hacienda de San José Tampochocho.

Esa casita, por decirlo así fue "piedra fundamental que vino por fina a construir un pueblo". Es posible que el señor Rubio estuviera muy lejos de esperar que su humilde morada, fuera corriendo los años, el incentivo que atrajera vecinos de otras poblaciones no solamente de los alrededores sino de pueblos lejanos que temerosos de sufrir  las injusticias de las facciones armadas que asolaban al país, al temer conocimiento de que existía un sitio ignorado, escondido, bajo la frondas de sus bosques en donde se respiraba tranquilidad y se disfrutaba de garantías fueron acercándose al lugar en el que una vez instalados no regresaron a su pueblo de origen y se quedaron como vecinos.

Esto no obstante a que don Joaquín Rubio, fue el instrumento por el cual, hombres de varios pueblos concurrieron a colonizar a Tampochocho, hasta el grado de haberse considerado esa colonia, con elementos suficientes para erigirse un pueblo.

En tal concepto, a ningún otro individuo se le puede conceder el título de fundador más que al referido don Joaquín Rubio. Respecto a la clase de trabajos que el señor Rubio emprendiera, luego de haberse establecido, fue las labores agrícolas, se dedicó al cultivo de maíz, frijol, por ser los cereales indispensables a la vida, y algunos otros cultivos como legumbres. También el señor Rubio fincó un pequeño rancho de ganado vacuno hacia el otro lado del río Moctezuma que desde entonces tuvo por nombre La Estancia, así que hubo un tiempo en que el directorio o punto central la hacienda estuvo en Arrollo Blanco. Al frente de las labores de la Hacienda del señor Rubio, con estos informes se convence que el señor Joaquín Rubio fue patriarca de la familia, fue fundador de Pisaflores. Siendo el continuador de la obra, su hijo don Ignacio Rubio, como se verá enseguida. Una vez que don Joaquín había pasado a mejor vida quedó al frente de la hacienda de San José Tampochocho como sucesor y continuador de la obra de su parte quien a la sazón contaba con el número de miembros de la familia con 9 hijos, todos varones honrados y amantes del trabajo.

En el tiempo en que don Ignacio quedó al frente de la hacienda, el lugar había mejorado de aspecto y condiciones, contaba al rededor con rancherías regulares como La Pechuga, La Peña, Tlachuilola y San Rafael que en aquel tiempo estas rancherías eran superiores a San José Tampochocho, por cierto que don Timoteo Rubio y don Mucio Rubio, tomaron esposas ... el primero de La Peña de la familia Méndez, el segundo de La Pechuga de la familia Chávez, se había comunicado la hacienda ya con las mencionadas rancherías por medio de veredas con poblaciones del estado de Querétaro. Como Tilaco, Landa y Jalpan, éste fue en medio para que vecinos de las poblaciones del Estado de Querétaro, vinieran a comprar tabaco, que aunque su cultivo estaba prohibido por el gobernador que monopolizaba este ramo, los cultivadores de la rama se daban mañas para eludir la Ley, y los compradores para adquirirlo y sacarlo de lugar, conducirlo a sus lugares de origen venderlo.

Contaba ya Tampochocho con algunos vecinos extraños a la familia Rubio aunque en verdad en reducido número porque todavía en ese entonces, la hacienda no tenía ninguna empresa en forma, el jornal que se pagaba no era muy atractivo para que de fuera acudieran hombres en solicitud de trabajo pues a los jornaleros se les pagaba un real y medio por día, así es que los vecinos que llegaban al lugar, eran más bien arrendatarios de la hacienda y no peones de don Ignacio Rubio. El progreso del lugar estaba reservado a personas extrañas cuyo impulso unido con los del dueño del lugar, traerían indefectiblemente y no muy lejanos días la prosperidad y el bienestar de los habitantes del lugar.

Se mencionaba a una persona, que transcurriendo los días vino a ser un factor interesante en el desarrollo del progreso material de Pisaflores, y a quien muchas de las personas que aún viven conocieron, éste señor fue don Ciriaco Ángeles. Procedente de Tamazunchale, S.L.P. llegó a Pisaflores mucho antes de que el señor Trinidad Cruz, yendo de una Revolución levantada en el año de 1846 por los indígenas de aquel lugar no le quedó más remedio que buscar la hacienda como refugio.

Este señor se dedicó a la venta de los plátanos que le producirá una vega que compró en Miraflores, además de otras entradas del dinero que le quedaba por que en ese tiempo no había un puente para pasar el río, entonces él se dedicaba a pasar gente en una canoa al otro lado del río Moctezuma. Es así como obtenía sus ingresos, teniendo buenos resultados se asoció con don Trinidad Cruz para constituir así la primera fábrica de aguardiente. Acordaron que don Ciriaco sería socio-gerente y que por lo tanto la negociación sería bajo la razón social de Ciriaco Ángeles. En aquel tiempo el único obstáculo era el consentimiento de la jefatura política de Jacala cuyo partido político acababa de nombrarse, en el año de 1854. Para su permiso se valió el señor Trinidad Cruz de don José Ledezma cuya favorable resolución, no tardó en venirle el permiso. Para el establecimiento de la fábrica no se hizo esperar mucho.

Obtenido todo esto se dieron a la labor de solicitar jornaleros para que acarrearan el material, para la construcción de la casa, la cual sería de madera gruesa y delgada, en ese trabajo se les pagaba a cada jornalero dos reales diarios. La fábrica se construyó hacía el otro lado del arroyo, cuyo terreno es el que se encuentra construida la gran casa de piedra y mezcla propiedad de don Evaristo Alvarado. La construcción de esta fábrica de aguardiente fue para Pisaflores un incentivo para atraer el comercio, y la inmigración de hombres con familia que se establecieron en el lugar y no regresaron a sus lugares de origen, les agradó el lugar no obstante que el paludismo perseguía más a los recién llegados.

La primera escuela en Pisaflores; una vez constituida la fábrica el Sr. don Trinidad Cruz se preocupó por fundar otro establecimiento de otro género. Una escuela de instrucción pública elemental. Es de llamar la atención que un hombre analfabeto como era don Trinidad Cruz, se interesara por establecer una escuela. Quiso hacer un bien a la niñez de Tampochocho, implantando una escuela y así lo hizo.

El Sr. don Trinidad Cruz no fue fundador de Pisaflores ni pretendió serlo esa gloria le corresponde al patriarca de la familia Rubio, es decir, al que fundó esa familia Rubio en este lugar el Sr. Trinidad Cruz fue como ya dije, colaborador de su desarrollo, pero es de admirarse que siendo católico nutrido en el fanatismo de su niñez, se preocupara más por fundar una escuela y no iglesia, se elogia su proceder. Supo que los niños de Tampochocho, tenían que ir hasta Santa María de los Álamos, a recibir su enseñanza primaria considerando la inquietud de los niños y los padres de éstos, por la larga distancia que tenían que recorrer los niños, ofreció a los vecinos establecer una escuela en Tampochocho.

Para el proyecto se dirigió a su amigo don Cayetano Castellanos, cuyo funcionario residía en Jacala, le suplicó que le consiguiera en la jefatura política licencia para establecer una escuela, la cuál como era de esperarse le fue concedida. Se preparó el local, el cual se fincó en donde estaba la glorieta que estaba frente a la casa de Silvina Rubio (hoy de Liberio Ramírez).

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