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Pilar Ramírez: Política en tacones
ramirez.pilar@gmail.com

17 de febrero de 2016 

Todos los espacios informativos, especialmente la televisión, se han volcado a informar detalladamente de cada segundo que el Papa Francisco pasa en México. Ciertamente la figura papal no es un tema que pueda ignorar informativamente, pero ha sido abrumadora la cobertura de sus actividades en el país.

Francisco Bergoglio se ha dado el lujo de regañar, “dar línea” sobre lo que requiere el país y, literalmente, pontificar sobre los problemas que aquejan no a la fe católica sino a México, de un modo que se ha guardado de hacer en otros países como Cuba. No todo es culpa del Papa; los políticos mexicanos no sólo lo permiten sino lo propician. Es el caso del senador perredista Zoé Robledo que le presentó su iniciativa anticorrupción tres de tres ¡al Papa! ¿Desde cuándo contar con la aprobación de un representante de la iglesia forma parte del procedimiento legislativo? ¿La habrá puesto también a consideración de los ciudadanos para ver si le daban el visto bueno o le es suficiente la bendición papal?

Uno de los actos más significativos ocurridos en el marco de la visita papal se dio en ausencia del sumo pontífice en el estadio Morelia de Michoacán. Cuando el lugar estaba repleto y ya en espera del arribo del Papa, el maestro de ceremonias pidió orar por las familias y los sacerdotes, así como un minuto de silencio por los 43. En lugar de ello una parte del público coreó la cuenta del 1 al 43 y eso generó la nota. Forma sencilla pero muy eficiente de no dejar que el caso caiga en el olvido.

Pero mientras el Papa acapara tinta, cámaras y micrófonos, la vida, y los problemas, siguen; aunque ciertamente su máximo representante de la iglesia católica ha servido para colocarlos en segundo plano, lo cual resulta muy conveniente para ciertas autoridades.

Por ejemplo, el asesinato de la reportera Anabel Flores en Orizaba. No sólo se trata del asesinato de una informadora que se sospecha ligado a la intención de coartar la libertad de expresión, también es un feminicidio: Las autoridades, al igual que en otras ocasiones, han intentado colocar como número uno la línea de investigación que relaciona a la reportera con policías vinculados al el crimen organizado, aun en tal caso, la agresión fue dirigida hacia Anabel por ser mujer, quizá por considerarla un eslabón débil en esos vínculos, en caso de que fuese acertada esta línea de investigación. Periodistas de diversas entidades han realizado protestas por este caso que eleva las agresiones a periodistas, lo cual obligaría, a entregar mejores resultados en la indagación del caso.

El motín en el penal de Topo Chico que dejó 49 muertos y la riña en el penal de Ciudad Victoria con siete heridos pueden ser los detonadores para que las autoridades aborden, por fin, con realismo los grandes problemas que existen en el sistema penitenciario mexicano.

El grave problema de las desapariciones, desde que el caso de los 43 normalistas desaparecidos cobró relevancia nacional e internacional, ha dejado al descubierto un hecho que increíblemente pasa desapercibido. En el curso de las investigaciones han aparecido en diversos lugares fosas clandestinas en las que se han encontrado decenas de cadáveres. A pesar del tétrico descubrimiento, nadie parece ser llamado a investigar quiénes son esas víctimas, pues el sólo hecho de que los restos hayan sido inhumados al margen de la ley habla de la naturaleza de sus muertes. Esta indiferencia resulta tan siniestra como los descubrimientos.

A propósito de los asuntos de fe, el pasado fin de semana la iglesia la Luz del Mundo organizó bautizos colectivos en las 53 naciones donde tiene presencia. En la ciudad de Xalapa, la celebración se efectuó en la Plaza Lerdo, ubicada frente a Palacio de Gobierno, en el centro de la ciudad. El tamaño de la capital veracruzana y el trazo de las calles xalapeñas no resisten este tipo de manifestaciones colectivas sin generar un gran caos. El acto religioso de la Luz del Mundo provocó muchos contratiempos viales y la irritación de la población, sin embargo, contó con el beneplácito de las autoridades, en cambio, como me lo hizo notar una querida amiga, maestra jubilada, cuando en diciembre pasado los pensionados se manifestaron en el mismo lugar, en forma pacífica, para exigir sus pagos fueron agredidos por la policía. El respeto al credo, por encima de otros derechos.

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