SUCESOS HISTÓRICOS MÁS IMPORTANTES EN TEPEAPULCO

La cuenca de México, con su clima templado y sus suelos relativamente fértiles fue, a todo lo largo de la historia de Mesoamérica, permanente asiento de varias culturas como queda de manifiesto al echar un rápido vistazo al desarrollo geográfico y cultural de esta área, las evidencias más remotas, de unos tres mil quinientos años de antigüedad, permiten afirmar que ya desde entonces se practicaba la agricultura y se fabricaba cerámica. En estos sitios de riego natural se desarrollo una larga etapa formativa o preclásica que culminó con la creación de centros ceremoniales de control político como: Cuicuilco; desde entonces el Valle de México pasó un primer plano en la evolución cultural mesoamericana. Dotada de toda una organización social, política y religiosa, Teotihuacan, irradió su influencia por toda Mesoamérica y a pesar de su decadencia, acaecida tempranamente entre los siglos VII y IV, fue la fuerza de la cultural dominante durante el período clásico y su continuación en la etapa Epiclásica.

Arqueólogos contemporáneos han hecho excavaciones y reconocimientos en la zona. Tenemos los testimonios del Dr. Thomas R. Charltón, del Departamento de Antropología de la Universidad  de lowa, E.U., y del Arqueólogo Ángel García Cook, del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México.

El Dr. Charlton sitúa el período formativo terminal desde el año 200 a.c., al de 100 d.c. Afirma que hubo ocupaciones en la región de Tepeapulco durante los períodos Teotihuacano, Tolteca y Azteca temprano (100 d.c., a 1400 d.c.). Recorre la ruta entre Tepeapulco y Santiago Tulantepec, en cuyo trayecto está un lugar llamado el Paredón, donde se obtenía la obsidiana. "En  Tepeapulco-dice- el uso de la obsidiana de paredón fue común durante los períodos: Teotihuacano, Tolteca temprano Tolteca Tardío y Azteca Temprano".

El tipo de flecha clasificado con el nombre de Tepeapulco, es triangular sobre una pequeña base rectangular: mide de 5 a 6 cm., de largo tiene un pequeño entrante a cada lado, entre la base y el triángulo para sujetarla a la vara. El Arqueólogo Ángel García Cook hace un reconocimiento del piso de la zona de Tepeapulco y en la cueva de la nopalera. En su reporte habla de tres períodos: El Primero, hasta el año 350 d.C., del cual encontró, sólo objetos de obsidiana; El Segundo, que va desde el año 350 al 1110 d.C. de que tuvo objetos de obsidiana y piedra. En esta etapa resolvían la alimentación por medio de la caza (proyectiles) y la recolección por la que tenían morteros, molcajetes, metates, muelas y hachas. El vestido consistía en pieles de animales y también textiles, pues hay malacates y agujas. Se supone que utilizaban la fibra de maguey los textiles.

El tercer período, que va desde el año 110 al 1525 de nuestra era encuentra, además de todo lo anterior, piezas de cerámica. Esta última etapa corresponde a una sociedad estraficada, se conoce por los elementos de adorno como orejeras, pendientes, espejos, y cuentas. La zona tiene pirámide y edificios, lo que demuestra que colaboraba en trabajos comunales además de satisfacer sus necesidades, construían, defendían la zona fabricaban artefactos, además, tenían contactos y relaciones con otros grupos.

Evidencia del esplendor en Tepeapulco, Un centro Teotihuacano de gran importancia fue el sitio Tecolote I, en Tepeapulco, asentamiento prehispánico que hace de él, un enclava excepcional en el estudio del México Antiguo. El sitio se localiza a 2 km. al norte de Tepeapulco, entre un paisaje semiárido, lo que pasado debido ser distinto. El sitio no sólo por sus estructuras y su disposición, muy parecida a Teotihuacan, sino también porque en él conjugan elementos como pinturas rupestres y petrograbados, que forman un importante acervo del patrimonio histórico de Tepeapulco. El arte rupestre lo conforman pinturas en el cerro y peña del Tecolote y el cerro de las torres peñas, con figuras geométricas, manos impresas, cuerpos humanos en color rojo que portan arco y flecha. De los petrograbados se conservan, marcadores, círculos, espirales, cruces, todas con gran significado astronómico, así como figuras humanas así como zoomorfas.

En cuanto a arqueología la zona es muy extensa, pues se han localizado montículos, áreas habitacionales, talleres de obsidiana, una calzada y plazas, además de un pozo, también se han hallado vestigios en excavaciones en el excovento, en el Cerro de Santa Ana y en el Llano de Belén al pie del Jihüingo.  Destaca la pirámide de tres cuerpos, y una escalinata flanqueada por un murete a manera de alfardas con molduras muestra talud y tablero lo que la hace de filiación típica Teotihuacana. La presencia de talleres de obsidiana ha llevado a suponer que Tepeapulco ejercía control en las redes de intercambio y explotación de la obsidiana, que era tributado o intercambiado en Teotihuacan. Por último la importancia de la observación del cielo está determinada por el significado de los petrograbados y por la presencia de un observatorio en el Cerro de las Tres Peñas.

Con la dispersión de los habitantes de Tula las huestas Chichimecas conducidas por Xólotl ocuparon la parte norte del Valle, llegando hasta Zempoallán y Tepeapulco, descrito en el Códice Xólotl, primer documento que habla de Tepeapulco. El dominio chichimeca y como resultado de la Triple Alianza la región pasa a ser territorio Acolhua, bajo la tutela de Huycatlatocáytl azteca. Así puede decirse que estas tierras, en esa época formaba parte del área cultural Náhuatl.

Gente muy instruida al  finalizar la conquista había en Tepeapulco y entre ellos Don Jacobo Mendoza Tlaltenzin que fuera principal y natural de esta población y quien casi a los 90 años, tenía mucha historias y alcanzó a ver la antigua Ciudad de Texcoco, así como a los hijos de rey Nezahualpilzintli.

CONQUISTA Y EVANGELIZACIÓN

La cercanía de la región sur del Estado de Hidalgo con la capital del Imperio Mexica, permitió que esta porción del territorio hidalguense fuera uno de los primeros lugares por donde incursionaron los Hispanos. Estas correrías las inicia el mismo Hernán Cortés cuando, después de la derrota de la noche triste pasa con sus huestas y toca Tepeapulco y Apan con rumbo hacía su refugio en Tlaxcala. Después de la caída de Tenochtitlan se inicia definitivamente la avanzada al interior de este territorio, guiando y estimulando a los españoles el suéñelo de descubrir yacimientos minerales donde hallarán oro y plata.

En realidad, la conquista de estos lugares, como otros sitios del País, se debió mas a la obra de los Frailes que a la de los soldados, lo cual resultó peor pues al mismo tiempo que recibían la doctrina con dolor veían como eran derribados sus penates y quemados en la hoguera sus libros sagrados. La labor de evangelización por parte de los Frailes fue un importante medio sojuzgamiento por lo cual fue muy apoyada por las autoridades reales y virreynales, además de que, a través de esta acción de índole religiosa, España justificaba ante el resto de Europa la conquista y posesión de nuestras tierras.

La región de los llanos fue testigo de hechos sobresalientes durante la guerra de Independencia, a principios de 1815 el sanguinario General Realista Félix Ma. Calleja, Virrey de la Nueva España, envió a combatir a José Barradas contra los grupos Insurgentes comandados por Francisco Osorno, Manila, Espinos y el Caudillo Nicolás Bravo que operaban en esta región.

A fines de 1814 la situación económica de los llanos de Apan era grave, pues los agricultores además de las alcábalas que propagaban al gobierno fueron aumentados en 6% a causa  de la guerra, tenían que dar a los insurgentes las que estas habían asignado a cada hacienda, castigando con el incendio de campos, tinacales, graneros, a quienes se resistían al pago siendo  el pulque un artículo de consumo general en las Ciudades de México y Puebla. En el año de 1816 Ignacio Adalid era consignado como propietario de los llanos de Apan,  siendo regidor del H. Ayuntamiento de la Ciudad de México y miembro de la Sociedad Secreta, La Framasonería que apoyaba con información, víveres y dinero a los insurgentes.

La región no escapa de haber sido teatro de grandes hazañas heroicas durante las Guerras de Independencia, Intervención Francesa y Revolución de 1910. Miembros de los órdenes de San Francisco de Asís fueron encargados de efectuar la tareas de evangelización habiendo sido los primeros en llegar a estas tierras partiendo de los monasterios que tenían en Texcoco y México, penetran por Tepeapulco donde se establecieron en 1527. De esos lugares se extendieron por todo el sur del Estado fundado conventos y templos de Apan, Tulancingo, Zempoala y Tlanalapa.

El tercer grupo de veinte Frailes que presentó en tierras mexicanas llega en 1528 de los cuales Fray Andrés de Olmos y Fray Bernardino de Sahagún fueron destinados a Tepeapulco, aunque en diferentes épocas. Olmos inicia su larga carrera de aprendiz a lenguas y funda un hospital, en tanto que Sahagún se dedica a recabar datos sobre el pasado indígena que finalmente tituló "Historia General de las Casas de la Nueva España". Por tal motivo Sahagún está reconocido como el Pionero de las Investigaciones Antropológicas, particularmente etnográficas y Folklóricas.

La población fue reconstruida por el Conde de Orizaba en 1557 y fue elevada a Alcaldía Mayor, entonces Apan comenzó a tener poder a partir de esta fecha, ya que estaba subordinada a Tepeapulco. En 1824 se elevan a categoría de municipios Tepeapulco y Apan y el 15 de Enero de 1869 el Presidente Benito Juárez García elevó al Distrito Militar del Estado de México a la categoría de entidad federativa con el nombre de Estado de Hidalgo en honor al padre de la Independencia. Si alguna parte de México se parece, a la región de España de donde vinieron los conquistadores esa es la región de los Llanos, que no solo evoca en su extenso y árido paisaje la basta y desolada meseta castellana, sino que los grandes cascos de las Haciendas que aquí se encuentran son, las que  más se asemejan a los cortijos andaluces y a los propios castillos  de Castilla y Andalucia. En su gran mayoría los cascos de las Haciendas Mexicanas datan del siglo XX pocas son las que conservan construcciones  del siglo XVIII y del siglo XVII o XVI solamente quedan  ruinas no obstante aún quedan vestigios de Haciendas que datan de fines de siglo XVI, como la Capilla Plateresca de la Hacienda de San Pedro Tochatlaco.

El antecedente de la hacienda tiene su origen en las primeras estancias de ganado mayor que se establecen en la región poco después de la conquista. El primer tipo de ganado que se introduce a la Nueva España es el gando menor porcino, donde sobresale esta región por su alta producción.

Pero muy pronto es introducido en ganado mayor en las grandes llanuras de Apan en donde las vastas extensiones de tierra y los pastizales aún vírgenes propician su desarrollo. Tres etapas básicas sufre la evolución de la Hacienda pulquera y con ella los habitantes indígenas que la rodean. En la primera las tierras t sementeras de las comunidades indígenas son invadidas por los ganados de las estancias que conquistadores y encomenderos establecen en la región. Al suprimirse las encomiendas, las estancias irán pasando a manos de los mestizos y mulatos, y el indio se repliega refugiándose en los montes y en las misiones. La segunda etapa es aún mucho más dramática para el indio  al descubrirse las ricas minas de oro y plata en diferentes puntos del país: durante esta etapa prefiere en cuanto puede, aceptar al repartimiento en la hacienda o estancia de labor.

La agricultura  comenzó a recobrar su importancia y muchas estancias  que antes eran granaderas a convertirse en ranchos y haciendas de labor a partir de entonces habrían de llamarse estancias de labor o de pan llevar. La tercera etapa en la evolución de la hacienda, afronta la decadencia minera del siglo XVII, por el monopolio peninsular del Azogua, establecida la Hacienda sobre la base de esa economía desde el siglo XVII se empieza a llevar a cabo dentro de su ámbito en toda esa región un rápido mestizaje. Como la Hacienda era mixta pues a parte del cultivo del maguey y la cebada, tenía algo de ganado mayor y menor, la división del trabajo se marcó muy claramente, el mestizo formó el grupo de los Vaqueros y el indígena de la casta de labriego, el pastor y el tlachiquero. Es por  que las Haciendas de esta región está situadas estratégicamente en lugares de defensa natural que tienen tierras sumamente pobres y que ha no ser por el cultivo del maguey serían completamente desfavorables a la agricultura y es que en su gran mayoría comenzaron como estancias de ganado mayor o menor, para pasar a ser haciendas de labor dedicadas al cultivo de maguey y principalmente y a la explotación del pulque, bebida que se convirtió en la preferida de las mayorías.

Fue en esta forma como surgieron las grandes Haciendas pulqueras dueñas de una vida casi autónoma que, como pequeños estados feudales se bastaban así mismas acentuándose por ésta razón su carácter medieval, no solo desde el punto de vista socioeconómico sino en el que se refiere a su aspecto arquitectónico y cultural.

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