MONUMENTOS ARQUEOLÓGICOS
Al norte de lo que hoy es la ciudad de Tula, Hgo. se localiza la zona arqueológica de Tula en el cerro de "El Tesoro", integrada por una serie de construcciones de origen tolteca. Magnífica y altiva se observa la Pirámide del Sol que está formada por cinco cuerpos separados por angostos andadores lo que es visible desde varios puntos de los alrededores. En la cima de la pirámide cierra su grandeza al cielo cuatro o cariátides que, altivos, observan la Tula moderna en añoranza de las glorias toltecas perdurables. En el cuerpo inferior de este edificio se encuentran decoraciones con lápidas representando águilas y zopilotes, así mismo, en el lado poniente, dos cuerpos del mismo decorado en la parte superior por un friso con una procesión de jaguares y coyotes alternados, y en la parte inferior, en un rectángulo saliente águilas devorando corazones. En un plano más remetido se haya un jaguar emplumado al frente de cuyas fueses emerge la cara de un individuo con anteojeras de Tláloc, nariguera y lengua bífida. Dando vuelta hacia el sur de la pirámide tenemos la escalinata de nueve metros de ancho que conduce a la parte superior. Está formada en talud escalonados; es de planta cuadrada y mide 40 metros por lado en la base, con una altura aproximada de 10 mts. Al llegar a la parte superior nos vemos ante la presencia de estatuas colosales: las cariátides y pilares labrados.
Estas esculturas fueron descubiertas en el período de exploración 1941-1942 al excavar al norte de la pirámide. Todas las piezas se exhibieron durante muchos años en la plazoleta norte y fue hasta 1960 que fueron colocadas en plataforma superior de la pirámide donde se encuentran. Se trata de los soportes aislados de un templo cuyo techo era sostenido por esas columnas. Se admiran en la zona arqueológica de Tula más importantes construcciones:
El palacio quemado,
Cancha para juego ritual de pelota, llamada tlachtli o tlaxco.
Edificio decorado con tableros donde se ven jaguares, águilas y zopilotes devorando corazones y un "hombre-pájaro-serpiente" deidad poco conocida.
Plazoleta Norte donde se exhibieron las cariátides.
Banquetas del vestíbulo decoradas con bajorrelieves policromados.
Bajorrelieves policromados que representan una procesión de guerreros.
Altar adoratorio central.
Pirámide del Corral.
Loza de toba volcánica. Representa en bajorrelieve un Tezcauitlapilli: disco dorsal de los guerreros. La representación de un Zacatapayoli, vasija para las púas del autosacrificio ritual.
Un Chac-mool completo encontrado en Tula
Coatepantli o "Muro de la serpientes". Personaje semidescarnado al ser devorado por una serpiente de cascabel, representa a Tlauhzcalpatecuhtni.
Juego de Pelota (2) o Teotlachtli: El juego de pelota de los Dioses. Al norte de la Pirámide del Sol a unos 800 mts. se encuentra el museo "Jorge R. Acosta", debe su nombre al arqueólogo mexicano que realizó los primeros trabajos en Tula por parte del INAH. El nació en Pekín, China e 1904 y murió en la Cd. de México en 1977. Dichos trabajos abarcaron tres décadas de los años 1940 a los 60.
Jorge R. Acosta fue hijo de un diplomática mexicano. Estudió Antropología en el Colegio St. Johns de la Universidad de Cambridge, Inglaterra. Entre1928 y 1931 realizó por encargo del Gobierno de México y de Instituciones Científicas Norteamericanas, exploraciones arqueológicas de las ruinas mayas en Guatemala y Belice e investigó en el Ecuador la influencia de la Cultura Incaica en Mesoamérica. Jorge R. Acosta es autor de más de 50 trabajos científicos, aparecidos casi todos en publicaciones especializadas. Cuando se visita la zona arqueológica se comienza por el museo donde se guardan las piezas más representativas de la Cultura Tolteca, las cuáles están en orden cronológico, de las mas reciente en la presente época. De las escalinatas del museo mirando al norte de divisa el majestuoso, legendario y solitario cerro de El Xicuco, el eterno vigilante que contempló el nacimiento, el desarrollo y la destrucción de la inigualable Cultura Tolteca. Por sus laderas rocosas Quetzalcóatl subía en su cima a purificar su espíritu con la oración, desde donde se contemplaba su obra maravillosa, que restaurada se admira en toda su magnitud.
Esta belleza prehispánica de cultura tolteca, con su policromía cerámica artesanías y edificios los encontrará el amable lector perfectamente descritos en el libro "La Zona Arqueológica de Tula", cuyo autor es el escritor y periodista José Antonio Zambrano, de Tepeji del Río, Hgo. Aparte de reportajes artículos cuentos y entrevistas en diversas publicaciones, tiene un libro publicado y otro inédito: "Un tesoro para dos monitos", premio Bellas Artes de la Literatura Infantil, "Juan de la Cabada" 1980 y "El libro de las Mil Puertas" también de literatura para niños finalista del premio "Lazarillo" 1981, celebrando en Madrid, España. De 1983-1984 publicó artículos sobre arqueología en "Revista de Revistas". Actualmente colabora en "Revista Mexicana de Cultura", suplemento de "El Nacional".