MONUMENTOS ARQUITECTÓNICOS

Iglesia Catedral y Convento de Tula

En el año 1519 arriban los Españoles al lugar donde funda la Villa Rica de la Vera Cruz y con ambición de conquista avanan, toman y destruyen Tenochtitlán, empezando su criminal dominio por todos los puntos cardinales. Llegan a Tula (Tollán) e imponen su Gobierno, designando encomenderos-personas que por concesión real tenía indios encomendados-. Tula y las comunidades vecinas también los tuvieron: Michimaloya, a Juan Samudio; Nextlalpa fue compartida por Pedro Moreno Cendejas y Juan Sánchez Galindo; Tepetitlán a Bartolomé Gómez; Xipacoya a Lorenzo Payo y Xochitlán a Rodrigo Salbatierra y Andrés Rosas. La encomienda de Tula fue las primeras confíscales por la corona española  por eso en 1564 le fue asignada a Pedro Moctezuma hijo del penúltimo Mexica. No podían olvidar tampoco la evangelización de Tula y sus alrededores, llegando para ellos los franciscanos cuyo primer religioso Fray Alonso Rangel que arribó aquí  1529, que construyó una pequeña iglesia primitiva y un pequeño convento. En 1550 fray Antonio de San Juan, uno de los frailes arquitectos que trabajaron en el nuevo mundo, inició la construcción del templo que hoy conocemos, terminándolo 4 años después, aunque parece que algunos trabajos continuaron después hasta 1561. La construcción del convento parece haberse desarrollado en forma paralela, pero lo cierto es que en 1585 el padre comisario Fray Alonso Ponce lo visitó ya completo con claustro, dormitorios, huerto y cuatro frailes habitándolo.

La Parroquia de San José de Tula fundada en 1529, posteriormente fue dividida en tres cabeceras de doctrinas:

San Francisco, Tepeji del Río, San Bartolomé Tepetitlán y la misma Tula. Eran 15 en total los pueblos que visitaba esas cabeceras y que en Tula había una "ermita" por cada uno de los seis barrios del Calvario, de la Navidad, de la Asunción de San Miguel, de San Pedro y San Francisco. Así mismo se refiere a que en la parroquia había siete cofradías, tres de españoles y cuatro de naturales, todos con sus Antares. Cuatro eminentes  religiosos desentrañaron los papeles principales en la historia de la parroquia de San José de Tula. Gracias a Jerónimo de Mendieta, cronista franciscano, tenemos sumarísimas biografías de los cuatro frailes: Fray Alonso Rangel que llegó  junto con Fray Antonio de Ciudad Rodrigo, uno de los doce primeros franciscanos que arribaron a la Nueva España. De  los cuatro frailes que hemos de citar, Fray Antonio de San Juan fue desde luego quién dejó la más profunda huella, con el monasterio que él realizó.

Nombrado guardián del convento en 1550 "comenzó a edificar por mandato del ministerio provincial, fray Toribio de Motolinía", con fondos tomados de los diezmos y fue le que oficio por primera vez en la nueva iglesia. Ya que desde que fue concluida hasta nuestros días del edificio de Fray Antonio de San Juan, muy principalmente la iglesia, ha merecido elogios de quienes lo describen: Jerónimo de Mendieta la califica de suntuosa. Betancourt la distingue como "Una de las mejores del reino" José Maria Ruiz de Velasco, admirado tanto por el edificio como por el voluminoso terraplén artificial que conforma el atrio, declara que "atendiendo a lo reciente que estaba la conquista fue hecho, en la escasez de operarios españoles que naturalmente no había entonces, y al lujo y minuciosidad de la factura", el mérito del edificio es extraordinario. No se le ocurrió a don José María que los indígenas tenían una gran experiencia, sobre todo en lo que se refiere a construir planos y plataformas artificiales. Más recientes es el juicio de Diego Ángel Iñiguez, quien considera que en el territorio del Estado de Hidalgo, Tula ocupa el lugar de la primera importancia entre los conventos franciscanos, junto con los de Zempoala, Atotonilco y Tepeji del Río, y destaca en forma muy particular sus muros fabricados en sillería de piedra.

George C. Kubler, que arribó a América con Fray Juan de Zumárraga, primer obispo de México y que fue en 1539 guardián del convento de Tula, expresó  que a juzgar por las características de la portada de Tula y las otras de Zempoala, Tepeji del Río y Tlaxiaca de Oaxaca, existe fuerte probabilidad de que sean producto de un mismo diseñador. Opina, la de Zempoala es la más académica y ortodoxa, mientras que las de Tepeji del Río, se encuentra en extremo opuesto y entre ambas la de Tula es la más elegante. Notable en esta puerta son los capiteles de las medias que la enmarcan, pues en su labrado se nota claramente la mano de la obra indígena.

 hidalguia@hotmail.com 

"Regresar a Bienvenida"