SUCESOS HISTÓRICOS DE APAN

                    Etapa .- Entre la multitud de sierras que forman el Eje Volcánico, hay pequeñas cuencas rodeadas por cadenas montañosas  de cráteres apagados, cuyo relieve de origen a las formas designadas topográficamente con el nombre de "hoyas" tales son las cuencas de México, Cuitezeo y Pátzcuaro, los llanos de Apan y los de San Juan, donde las partes más bajas, son ocupadas total o parcialmente por lagos formados por  con las aguas que bajan de cercos montañosos. Esta condición que da a los suelos cierta fertilidad, fue factor de suma importancia en la ocupación apanense por diversos grupos pobladores desde épocas remotas, que dejaron vestigios de su paso en algunos lugares, como localizados en la hacienda de Malpaís, en los que puede observar una importante población, destruida por la erupción del volcán de Cuello ubicado en las cercanías de ese lugar. Los enormes yacimientos de lava y obsidiana denuncian que tal erupción debió suceder en épocas muy remotas.

                    Ya en un período posterior, todo parece indicar que la comarca fue ocupada por algunos teotihuacanos que extendieron sus dominios por gran parte del centro del país entre los siglos 300 y 650 D.C. Dos centurias y medio después hacia el año 900, la zona es ocupada por los toltecas, establecidos primero en Tulancingo y más tarde en Tula Xicocotitlán, ambos pueblos dejan rastros importantes  de su presencia en diversos puntos de la zona.

                    La invasión chichimeca del altiplano trajo hasta estas tierras grupos que asentados a las orillas de las lagunas permanecieron por varios años uno de ellos de los Acolhua. El historiador Francisco Javier Clavijero, anota que en la guerra sostenida entre el príncipe Netzahualcoyotl y el terrible rey Maxtlaton, el primero llega a "Apan donde lo encontraron los embajadores de los cholultecas, que se ofrecieron a ayudarlo en la guerra contra el tirano. En ese mismo sitio se le reunieron dos personajes de su partido con la infausta nueva, de la muerte de Huitzilihitl, uno de sus favoritos, a quien dio tormento Maxtlatón para arrancarle un secreto", este dato nos permite corregir que tal acontecimiento debió efectuarse hacia el año 1417, ubicado como el de la muerte del cuarto Tehcutli Mexica.

                    En 1427, al ascender al trono Itzcoatl, se consuma la llamada Triple alianza, que dio origen al imperio Azteca, conquistador de la mayor parte del altiplano, ya que con excepción de los señoríos de Meztitlán y Tlaxcala el resto del territorio era prácticamente suyo. Apan, frontera con el Tlaxcala se constituyó en importante bastión de los mexicanos así como en centro agrícola y comercial de primer orden, como puede apreciarse en diversos hallazgos arqueológicos, uno de ellos encontrado recientemente en el rancho de Santa Clara, donde se observan las ruinas de un poblado azteca de crecido caserío , otro en las cercanías del poblado de San Pedro, una más en el cerro de San Miguel localizado en la hacienda de Tlalayote y finalmente el hallado en el cerro de Chulco, cercano al poblado de San Simeón, c cuyos moradores al parecer fueron víctimas del matlazahuatl en los primeros años del siglo XVII.

                    La conquista.- Señala Bernal Díaz del Castillo, el cronista de la conquista, que después de la batalla de Otompan (Otumba), "íbamos ya muy alegres comiendo unas calabazas que llaman ayotes, y comiendo y caminando hacia Tlaxcala, que por salir de aquellos poblaciones, por temor no se tornasen a juntar escuadrones mexicanos que aun todavía nos daban grita en parte que no podíamos ser señores de ellos, y nos tiraban mucha piedra con honda y vara y flecha hasta que fuimos a otras caserías y pueblo chico, porque todo estaba poblado y allí estaba una buena cu y casa fuerte donde reparamos aquella noche y nos curamos nuestras heridas y estuvimos con más reposo, y aunque siempre teníamos escuadrones de mexicanos que nos seguían, más ya no se osaban llegar, y aquellos que venían eran como quien dice: "Allá iréis fuera de nuestra tierra" y desde aquella población y casa donde dormíamos se parecían las serrezuelas que están cabe en Tlaxcala y como las vimos nos alegramos, como si fuera nuestras casas".

                    El pasaje anterior es interpretado por  don Manuel  Orozco y Berra de la siguiente manera: "Recogido por los castellanos el despojo abandonado por Mexica en el campo de batalla, prosiguieron la marcha, haciendo alto aquella noche en un pequeño lugar en la misma llanura, llamado Apan; no tuvieron contratiempo, no oír de lejos la grita de los contrarios. Iban alegres, por haber escapado a tan gran peligro y asombrados de la pasada victoria, debida así a la bravura de don Hernando como su ingenio para aprovechar las prácticas de los naturales. Desde Apan se divisaba la alta sierra de Matlalcueye; era la tierra de Tlaxcalla, al término de la peregrinación. Asaltábales en medio del gozo una punzante duda. ¿la desgracia suya había traído mudanza en el ánimo de los fieros tlaxcaltecas? siendo ya día claro dejaron a Apan. Llegados a una fuente en donde se partían los términos de Tlaxcala, bebieron con abundancia, se lavaron y descansaron. "E así salimos este día, que fue domingo a ocho de julio, de toda la tierra de Culua". De modo que puede afirmarse con certeza que Apan es el primer lugar del hoy estado de Hidalgo, tocado por los conquistadores españoles.

                    El virreinato.- En los primeros años de la dominación española, Apan aparece como población de relativa importancia, supeditado a Tepeapulco, donde se encontraba la sede de la Alcaldía Mayor y un convento franciscano. Ambos sitios fueron reclamados como encomienda del Marqués de Oaxaca don Hernando de Cortés, sin embargo en 1524, aparecía como tal, don Alfonso de Nava a quien Cortés desconoció después de que la Santa Sede le concedió el patronazgo del lugar y comenzó a construir su casa. En 1531, para acabar con los reclamos, se decretó la zona quedaba bajo el dominio directo de la corona, con la categoría de corregimiento.

                    Poco antes de 1569, el "Segundo Virrey de la Nueva España don Luis de Velazco ordeñó la construcción del convento de Apan, bajo la advocación de la Asunción de Nuestra Señora, aunque la fundación se aprobó definitivamente por el comisariado general de la Orden hasta 1572 lo que es muestra de la importancia que empezaba a ganar la población. Sin embargo en 1585 durante la visita del padre Ponce no estaba aun concluida su fábrica, pues escribe, "Sábado 3 de agosto, salió el padre comisariado al amanecer de aquel pueblo y convento de Apan, donde se le hizo recibimiento muy solemne; la vocación es de la Asunción de Nuestra Señora. Residen allí en aquella casa dos religiosas, no hay en ella más que un cuarto en que moran, la iglesia está de prestado; hay una bonita huerta en que entra una poquita agua con que se riega la hortaliza y muchas rosas castellanas y duraznos que hay en ella. Visitó aquel convento y detuvimos en aquel día y el siguiente. El pueblo es pequeño de indios mexicanos y otomíes, tiene sujetos de unos a otros y todos los que están en aquella provincia caen en el Arzobispado en México".

                    El señalamiento del padre Ponce, coincide con la referencia que en 1581, formula la Relación de Tepeapulco levantada por Juan López Cacho, en la que se asienta la existencia de dos frailes habitantes del convento de Apan y añade, que esta población, situada a dos lenguas de Tepeapulco, se localiza a pie de "una sierra no muy agra.... en una sabana de tierra llana, que en tiempos de seca, se anda sin pena y, en tiempos de agua con muchas lagunas, en caminos torcido".

                    En 1577, una terrible epidemia de matlazahuatl acabó prácticamente con la población Tepeapulco lo que motivó el cambio de residencia del alcalde Mayor a Apan donde se asienta ya su existencia en 1623. La jurisdicción comprendía entonces los partidos de Tlanalapa, Almoloya y Tepeapulco. Sin embargo el número de feligreses era tan reducido que solo fraile residente en Apan atendía a toda la región que de 6200 habitantes en 1570 se redujo primero a 2512 en 1588 y después de otra epidemia sucedía a principios del siglo XVII disminuyó a 363 en 1623 y a 143 en 1643.

                    El repunte económico, se hizo sentir en la comarca a partir de la segunda mitad del siglo XVII, cuando la población indígena empieza a crecer lentamente, debido a la apertura de importantes mercados para los productores agrícolas y ganaderos de la región en los sitios como la ciudad de México, la Puebla y los Reales de Minas del Monte y Pachuca. El ramo de tierras del Archivo General de la Nación muestra para esas fechas el nacimiento de importantes haciendas como Santiago Chimalpa, Malpaís, Mimiahuapan, Tetlapayac, Tlaloyote y otras.

                    El cronista Francisco Agustín de Betancourt, escribía en 1698 "Appa (sic) dista de Tepapulco dos lenguas al oriente, con su alcalde mayor en él está un convento cuya iglesia es dedicado a la Asunción de Nuestra Señora, viven en él dos religiosos que administran más tarde de doscientas personas de ellas tienen ciento sesenta españoles, mestizos y mulatos, con ocho haciendas de labor, hay cofradía del S.S. y ánimas y otra de La Concepción de Almoloya y San Mateo que se compone de algunos ranchos, hay tercera orden recién fundada, con el triunfo de Santa Isabel reina de Portugal y cuida la tercera orden de un altar de San Antonio".

                    La apertura del siglo XVII, es significativo en el desarrollo de la zona, debido a la intensificación del comercio y ganadero también gracias a la penetración en las zonas urbanas, del consumo del pulque producido en los llanos. Las haciendas, necesitadas de mano de obra, ocuparon a un mayor número de trabajadores, que emigraron hasta aquí de otros sitios menos productivos, con lo que se generó un considerable aumento de pobladores, que en el censo de 1743 alcanzaba un total de 297 familias lo que arrojaría un número aproximado de 1200 habitantes.

                      Prueba irrefutable de la bonanza económica de ese sitio, es la total reconstrucción del templo y convento franciscanos realizada con las aportaciones  de los dueños de las haciendas y las limosnas de los fieles; aunque se desconoce la fecha exacta de conclusión de las obras, una reseña de principios de esa centuria, nos permite asegurar que tal circunstancia debió ocurrir en la primera década de ese siglo, he aquí la descripción: "La iglesia parroquiales de cal y canto, con bóveda, cimborrio, cruceros y bien iluminada por sus ventanas: mide 70 varas de largo y 13 de ancho y su torre de 30 varas de elevación, tiene en la fachada un bajo relieve, el altar mayor es de estilo churrigueresco, anexa, está la capilla del Sagrario (década del Santo Niño). Se conservan algunas pinturas de la pasión y de la vida de la virgen de buen pincel. Por otra parte el historiador José Vergara Vergara valiéndose de información precisa existente en el Archivo Histórico del Poder Judicial del Estado de Hidalgo, manifiesta, que el templo debió quedar concluido hacia la primera mitad del siglo XVIII, toda vez que para 1738 un vecino de la localidad otorgaba un donativo testamentario para el pago de oficiales y compra de materiales de la fabrica de la santa iglesia conventual y parroquial que está fabricando actualmente el reverendo padre Guardián. Así mismo asegura, que el retablo mayor, está atribuido al arquitecto Lorenzo Rodríguez, quien se baso en la obra del sagrario metropolitano, en tanto que el dorado fue realizado por Joseph Betancourt, alrededor de 1774.

                    Otra descripción muy ilustrativa es la que formula en 1746 José Antonio Villaseñor y Sánchez, "La jurisdicción de Appa y Tepeapulco, dice, parte de los términos del arzobispado de México, y obispado de la Puebla y aunque la capital toca el arzobispado tiene tierras en el obispado de la Puebla, dista de México quince leguas al Este y Noroeste, y se compone de tres pueblos que son cabeceras de gobernadores y repúblicas de indios, todos cortos, y de poco vecindario pues apenas llegan a 300 familias de indios las componen la jurisdicción, repartida en la forma siguiente: en el pueblo de Appa hay doscientas y un poco más, o poco menos, en el pueblo de Tepeapulco sesenta y cuatro y en el pueblo de Tlapanala treinta y tres, y todos los índios que componen esta jurisdicción se ejercitan en labranza y cultivo de las tierras así en la de sus pueblos, como la de varias haciendas y ranchos que hay en el partido, que se numeran de veinte y cinco a treinta familias de españoles mestizos y mulatos, que igualmente tratan en el beneficio de las sementeras de maíces, haba, cebada y otras que miran a la cría y engorda de ganado de cerdo, para cuyo trato es propicio el temperamento del país, y agrega finalmente, hay en este pueblo una iglesia parroquial con cura franciscano y así mismo hay en Tepeapulco, que administran el vecindario, allí los españoles y demás como los pueblos de los indios, y en él vive el alcalde mayor de la jurisdicción".

                    Mucho prosperó Apan, en la segunda mitad del siglo XVIII, pues para 1794, Carlos Urrutia en su Noticia Geográfica del Reino de la Nueva España, escriba: "Esta situado en la falda unos cerros, circundándola, por los cuatro vientos principales de los de Cuautlatilpa, Ocotepec, San Pedro, y Malpaís; su jurisdicción comprende cuatro pueblos con 8564 individuos de población" . 24 años después en 1805, las noticias de la Nueva España, publicadas por el tribunal del consulado, pasaban a la población en 6694 pesos y seis reales, contando con un ministro y siete capitanías".

                    Un dato curioso es el consignado por Antonio de Ulloa en 1776 al señalar que "a media lengua de Appa tiene principio una laguna que ocupa el valle formado entre dos cordilleras de cerros de mediana altura, extendiéndose como un tercio de legua. Algo más adelante se dejan ver los tres volcanes, correspondiendo los dos de México al Sur y el de Orizaba, al Sureste. Luego sigue la hacienda de Tepeles (Tepetates) que llaman "de los virreyes", a causa de hacer mención en ella los que van a España para tomar el gobierno del reino, igualmente que los que concluyen este distinguido encargo. Después está el paraje que se ha dicho de las golondrinas y consiste en unas chozas o jacales de indios".

                    A finales del virreinato, Apan se había constituido en una de las más importantes poblaciones de altiplano, convertida en género surtidor de los más importantes mercados y productor de ganado a gran escala, contaba ya con un total de 35 haciendas y más de medio centenar de ranchos, donde los españoles, criollos y mestizos habían amasado importantes fortunas.

                    Guerra de independencia.- Casi un año de haberse iniciado el movimiento insurgente, el 30 de agosto de 1811, don José Francisco Osorno, quien había sido procesado en 1790 por los juzgados de Puebla (Manifiesto de la Calleja publicado por Juan Martiñena reunido en algunos nombres, que al grito de ¡Viva la Virgen de Guadalupe y mueran los gachupines! entran sin resistencia a Zacatlán, a donde se le presentó don Mariano Aldama pariente de los militares que se unieron a Hidalgo en Dolores, quien después de varias derrotas en las inmediaciones  de Cadereyta, decide reiniciar su lucha en las zonas de Tlaxcala y Puebla, a donde llega con el grado de Mariscal de Campo y se une a las fuerzas de José Francisco Osorno, para entonces nombrado por la junta de Zitácuaro, como teniente general. Sobre las correrías de estos insurgentes don Lucas Alemán nos da pormenorizada noticia: "La revolución, escribe, se propagó tan rápidamente en todos los llanos, que pronto se sintieron sus efectos, no solo en Tezcuco sino en la misma capital que se proveían de pulque, semillas y otras cosas necesarias de las haciendas de aquellos lugares, pertenecientes a muchos vecinos de los más acomodados de México, lo que puso al virrey la necesidad de designar una fuerza que marcharse en aquella dirección. De la Habana habían sido mandados a servir en las tropas de México varios oficiales de marina, para suplir la falta de jefes de confianza e instrucción, entre los cuales vino el capitán de fragata del Llano, a quien se le dio el mando de las tropas destinadas a los llanos de Apan, y este nombró como su ayudante o segundo, al teniente de fragata D. Miguel de Soto y Maceda, oficial de inteligencia y bizarrita. Componíase la expedición de tropa de marina a las órdenes del teniente de navío D. Pedro Micheo y piquetes de varios cuerpos hasta el número de cuatro cientos a quinientos hombres y habiendo salido de México el 3 de septiembre, a su paso por Tezcuco se le unieron los voluntarios de Cataluña con el capitán Font y cuarenta patriotas de caballería de aquella ciudad que mandaba don Manuel de Azcorbe. Sin pérdida de momento salió en Llano en busca de Aldama a quién creía encontrar en Calpulalpan; pero este lo atacó sorprendiéndolo en la hacienda de S. Cristóbal en donde se hizo noche aunque Aldama fue rechazado, tuvo Llano alguna pérdida en muertos y heridos. Siguió Llano en dirección de Calpulalpan (5 de Septiembre) y se encontró con una barranca, de las muchas que forman los torrentes en tiempo de lluvias en aquel terreno seco y desconocido; los insurgentes habían roto el puente que sobre ella había y embarazado el paso con un foso, presentándose en gran número en el ribazo opuesto. Llano siguió barranca arriba en busca de paso practicable y habiéndolo encontrado, atacó el grueso de los insurgentes aunque defendido por una zanja honda con agua los puso en fuga y le cogió muchas armas y entre ellas las armadas o filas de esmeriles o cañoncitos que se usan en las lagunas de México para matar paros y que en París se emplearon en una de las veces en que el Rey Luis Felipe ha estado cerca de perecer. Llano enseguida  con singular actividad, recorrió con su división y con las partidas de que ella destacó en varios pueblos y haciendas asentando su cuartel en el pueblo de Apan. Avisando entonces de que Osorio y Aldama con sus fuerzas unidas se proponían asaltar  Tulancingo para lo cual marchó allá, y organizó la defensa de aquel punto aumentando el número de patriotas, estableció un fondo para sus gastos y siguió a los insurgentes que se dirigían a atacar Zacapuaztla, encontró  en la fuerte posición de Tetela, y aunque no se descubrían en la rivera opuesta del río, al vadear este salieron de improviso de unas zanjas y maleza en que se ocultaban, con lo que los realistas tuvieron que replegarse y ejecutar el paso del río con mayor precaución: verificando este, los insurgentes se dispersaron y llano regreso a su cuartel de Apan.

                    Entre tanto Aldama volvió a Calpulalpan e hizo saquear la mejor tienda del pueblo perteneciente a D. Ángel López Barón, mexicano, dando muerte a su dependiente D. Juan Bonilla, que ello era también. Perseguido allí por los partidos que llano destacó al efecto, se desapareció por entonces y a poco se supo, que habiendo sido alojado en el rancho de S. Blas con Ocádiz que hacía de su segundo, por D. José María Casalla, dueño del rancho que los había recibido con capa de amistad, los hizo asesinar cuando dormían, Osorno intuido del suceso acudió con gente e hizo dar muerte a Casalla y descuartizar su cadáver. Atribuyo se diversamente el hecho según las diversas opiniones a Llano, pues aseguran que aquel le había ganado un dinero al realista aunque existen quien aseguran que todo se debió a enemistades y rivalidades que habían entre quienes ayudaban a los insurgentes a los realistas.

                    Con la muerte de Aldama, quedó Osorno como jefe principal de la revolución en los Llanos de Apan y en la Sierra de  Zacatlán y su reputación militar se aumentó, habiendo obtenido una ventaja considerable sobre el comandante Piedras, en la acción que se dio en el sitio conocido con el nombre de la bóveda de Guachinango (sic.) Otros varios jefes se unieron a Osorno, tales como D. Eugenio Montaño, vecino de la hacienda de Jacala, con otros individuos de su familia que siguieron el mismo partido y D. Miguel Serrano, criado de la hacienda de S. Nicolás, del conde de Santiago, denominado guerrillero, aunque sin capacidad para entrar en ninguna combinación. Aumentaba prosélitos a la revolución la conducta cruel y sanguinaria de Llano con los prisioneros y aun con los vecinos de los pueblos; los desordenes que en estos y en las haciendas cometía la tropa, especialmente la de marina y algunas providencias imprudentes con que Llano creyó apagar la insurrección y, que no  sirvió más que para encenderla. Entre estas puede contarse la  orden dada para que no pudiesen montar a caballo nadie que no tuviera carácter público, haciendo recoger para remonta del ejército, los caballos de los vecinos de los pueblos y de las haciendas. En un país en que la gente del campo casi no sabe dar un paso que no sea a caballo, tal providencia disgustó sobre manera, y hubo muchísimos que se decidieron a tomar partido con Osorno, por no perder sus caballos a los que tenía afecto en particular. Osorno vino a ser en los Llanos de Apan  lo que era Albino García en el bajío de Guanajuato, frecuentemente batido, sus soldados dispersos se volvían a reunir y teniendo continuo movimiento a las tres tropas destinadas a seguirlos, eludían los golpes que estas les reparaban, trasladándose con celeridad a otros puntos. El país sufría mucho con este género de guerra y las haciendas se vieron obligadas a tener sus convenios con Osorno, para que los dejase elaborar y conducir el pulque a México sacando con esto Osorno considerables recursos pecuniarios.

                    El 5 de Octubre al amanecer una partida de cien hombres mal armados, de las que dependían de Osorno, mandaba por Olvera Padilla Beltrán , invadió el mineral de Pachuca y aunque fue sorprendida la población hasta cuya plaza penetraron los insurgentes, los realistas pudieron reunirse y hacerse fuertes en la casa del Conde de Villaldea que se atrevieron a atacar los invasores, los cuales se retiraron saqueando algunas casas y poniendo en libertad a los presos de la cárcel. De estos se presentaron muchos para  volver a la prisión, cuyo hacho premió el virrey mandándolos dejar en libertad y lo mismo hizo con los que conducía a Tulancingo el sargento de patriotas mayoral, por haber auxiliado valientemente a éste en la defensa que hizo siendo atacado en la posada del pueblo de Tecama.

                    Llano recibió el grado de coronel por premio a sus servicios y después tuvo el mando de la provincia de Puebla, de donde se retiró el mariscal de campo. S. García Dávila, que lo había ejercido por algún tiempo. Esta se hallaba toda en movimiento, desde los llanos de Apan hasta los confines de la Oaxaca, interceptando la comunicación con Veracruz. La partida que capitaneaba Arroyo invadió todos los pueblos del camino de Orizaba y en la que Dávila decidió a perseguirla, se comenzaron a distinguir D. Juan Morales y D. Felipe Codallos del regimiento de Santo Domingo, que después de Santo Domingo, que después ha obtenido altos puestos en el ejército. En las inmediaciones mismas de aquella capital. Tlaxcala fue atacada hacia  fin de año y desbastados los pueblos de su territorio. 

                    Más adelante del 24 de mayo del mismo año, por segunda vez Osorno atacó a Tulancingo, con gran tren de artillería dirigida por el insurgente Beristain; intimaron la rendición y rompieron el fuego con el que hicieron mucho daño a la población, con mortero de campaña lanzaron piedras que pesaban hasta 20 kilogramos y después de cinco días de lucha constante, Osorno se vio obligado a retirarse porque se aproximaba en auxilio de la ciudad, don Domingo Claverino con un nutrido ejército.

                    Tal era el prestigio que había adquirido el insurgente, que el notable historiador don Carlos María Bustamante no vaciló en venir a luchar al lado de Osorno, uniéndosele a fines de 1812. 

                    Extendidas las operaciones de los realistas a todos los llanos de Apan, fueron batidos los insurgentes en Calpulalpan en Irolo; pero también obtuvieron algunas victorias, atacaron Apan el 5 de septiembre y conservaron la posesión de los llanos; en tanto que Osorno, situado en la sierra, dirigía las diversas correrías en todas las direcciones y aún derrotó al capitán Diego Rubin de Celis en la hacienda de Mimiahuapan, retirándose después  a Zacatlán a donde llegó el 9 de enero de 1813.

                    El conde Castro Terreño que era gobernador de Puebla, salió personalmente con numerosa fuerza a combatir a Osorno y a Bustamante que abandonaron Zacatlán al aproximarse a las fuerzas comandadas por Castro. En San Miguel en la que Osorno con Beristáin convirtió en monedas las barras que habían obtenido en la Caja Real de Pachuca durante su ataque al Real de Minas en abril de 1813.

                    Las acciones de estos insurgentes, preocuparon de sobremanera al virrey, quien mandó en su persecución a don Francisco Salcedo, el que logra apoderarse de don Eugenio Montaño, compañero de Osorno en Irolo el 29 de julio de 1813; Montaño fue asesinado y horriblemente mutilado, la cabeza fue  enviada a Otumba, el brazo derecho a San Juan Teotihuacan y el resto a la hacienda de Tepetates, en donde existe una lápida que conmemora ese terrible acontecimiento .

                    Grande fue el disgusto de Osorno por tan cobarde asesinato, que de inmediato envió a don Miguel Inclán con órdenes terminantes de vengar la muerte de Montaño y el 6 de agosto  del mismo año, el realista Salceda que había llegado a la hacienda de Malpaís, se vio obligado a retroceder hasta la de Tepetates en donde fue completamente derrotado por Inclán. A Salceda que quedó muerto en el campo de batalla, le cortaron la cabeza para enviarle a Zacatlán donde estaba el cuartel general de Osorno, y la colocaron en el fortín de San Miguel como la de Montaño lo había hecho antes en la de Otumba.

                    El 25 de Febrero de 1814 intentó de nuevo Osorno apoderarse de Tulancingo, saliendo a su encuentro don José  del Toro con respetable número de soldados, pero fue vencido en la hacienda de San Nicolás, sin embargo el caudillo insurgente decide retirarse primero a Singuilucan y después a Apan en los caminos, aparecían a cada paso multitud de picotas mostrando clavadas, cabezas de insurgentes y realistas lo daba idea de la cruenta lucha que se liberaba en la comarca.

                    Casi todos los caminos de los llanos de Apan se encontraban interceptados por los insurgentes al grado de que Osorno sabía lo que acontecía en toda la zona, así al ser avisado que el coronel Márquez Donallo se preparaba a celebrar el regreso del rey al gobierno Español, para la cual, se argumentaba un cargamento  de vino, dulces y algunos todos encohetados, Osorno asalta el convoy en el bosque de las Tortolitas y se apoderaron de todo.

                    La división de Llorente, reforzada con parte de los batallones de Austria, Fernando VII y Zamora, se apoderó de Zacatlán el 3 de agosto de 1813 y el salió en persecución  de Osorno que se había retirado hacia la hacienda de Atlamajac y lo esperaban en un lugar llamado Las Mesas cerca de la Laguna Hediona, donde se trabó un reñido combate que duró desde las 8 de la mañana hasta las tres de la tarde, terminando con la completa derrota de los realistas. 

                    Para estos momentos la situación en el área, era sumamente grave especialmente para los agricultores, pues además de la alcabala que pagaban al gobierno, aumentada en un 6% a causa de la guerra, aun tenían que dar a los insurgentes las que estos le habían asignado a cada hacienda,  castigando con el incendio de campos, tinacales y graneros a quienes se resistían al pago.

                    A consecuencia de esto, el gobierno virreinal deseando contener a las guerrillas, envió en su contra considerables fuerzas a las órdenes de Barradas, Llorente, Márquez Donallo y el coronel Luis Águila. Osorno y don Ignacio López Rayón, se encontraban por esos días en la población de Zacatlán.

                    En los primeros días del mes de noviembre de 1814 Apan fue atacada por todos los partidos que recorrían esa zona, la guarnición realista, comandada por el sargento mayor don José Barradas, resistió con valor las furiosas acometidas de la caballería insurgente, pero al fin los realistas se vieron obligados a encerrarse en la parroquia, fuerte edificio donde se sostuvieron. Mientras los insurgentes incendiaban varias casas del pueblo, el comandante de aquel distrito, coronel Jalón, dice Alemán que había pasado a Huamantla por orden del general del ejército del Sur. Moreno Daciz, retrocedió prontamente al socorro de Apan con su caballería, compuesta de un escuadrón de dragones de San Luis que mandaba el teniente coronel Eugenio Terán, sostuvo una escaramuza con la de insurgentes, muriendo el brigadier Mariano Ramírez, hombre de importancia entre los suyos que tenía el mando del distrito de Huamantla. La pérdida de este bravo mexicano y que se distinguió por su intrepidez y talento, desorganizó completamente a los asaltantes de Apan y tuvieron que retirarse por las dilatadas llanuras que servían de cómoda y segura retirada.

                    En abril de 1815 es nombrado comandante de las armas realistas por ese rumbo el mayor don José Barradas, militar cruel y sanguinario que tenía ese grado en el batallón de fieles del Potosí, dándole ahora el gobierno virreinal considerables refuerzos, consistentes en el batallón y en piquetes de caballería de varios cuerpos para contrarrestar mejor la numerosa y brava que tenían independientes.

                    Barradas mandó fusilar en Otumba a cinco vecinos y exigió a los demás cinco mil pesos, con amenaza de quemar toda la población, si no  le entregaba la suma que pedía, porque dos de sus soldados fueron  muertos una noche fuera de los parapetos levantados para defenderse del pueblo. Después de esto, retrocedió a San Juan Teotihuacan donde se le incorporaron ciento cincuenta soldados de infantería  y caballería y 12 de abril se puso en marcha para Apan . 

                    Pero Osorno y sus principales tenientes, Manilla, Serrano, Inclán y Espinosa, lo esperaban en la garganta de Malpaís y Nopaltepec y cuando lo tuvieron a la visita fingieron retirarse para  llevarlos a la llanura  denominada Tortolitas, donde esperaban sacar mejor partido de su excelente caballería. Barradas avanzó en efecto hasta el sitio escogido de antemano por los insurgentes y entonces estos descargaron reciamente con el propósito de envolverlos.

                    El jefe realista mandó formar cuadro a sus tropas y de este modo resistió las impetuosas acometidas de los bravos guerrilleros prolongándose el combate sin que flaquearan los soldados de Barradas y preciso fue de sus contrarios, adoptar un medio para que el curso de la guerra  produjera para ellos mejores resultados. Escogieron a los más diestros jinetes colocándolos en dos líneas paralelas, uniendo a cada pareja de jinetes con una reata que ataron en la cabeza de la silla de su cabalgadura, y así dispuestos, avanzaron rápidamente sobre el cuadro. La primera línea de realistas fue arrollada y puesta en desorden, el que se aumentó con los avances del resto de la caballería.

                    En pocos momentos quedaron fuera de combate mas de cien hombres entre ellos el capitán Don Anastasio Bustamante, que resultó gravemente herido en una pierna y Barradas se vio perseguido tenazmente por los vencedores. Con este motivo Osorno fue proclamado teniente general, era que entonces, mas el alto grado militar.

                    El mismo comandante Barradas, dejó  en San Juan Teotihuacan a su maltratada división, en tanto corría a informar verbalmente a Callejas de lo sucedido y volvió a salir de la capital del país al día siguiente (14 de abril) con un esfuerzo de trescientos hombres y cuatro cañones. Tomando en San Juan Teotihuacan, a las tropas que allí había dejado, marchó en toda la sección a Apan donde entró al fin sin obstáculo, tres días después de haber salido de la CD. de México. 

                    Allí se encontró también a la división de Márquez Donallo que custodiaba el camino de Puebla a Perote y de esta suerte pudo alistarse una gruesa sección de caballería que al mando del teniente coronel Terán, entrando sin resistencia a Zacatlán el 26 de aquel mes, retirándose hacia el norte las partidas de Osorio. No tardó en dar motivo Barradas para que se le removiera del mando militar que acababa de dárselo. Y el Gobierno nombró para sustituirle al coronel de Dragones de España Don Francisco Ayala.

                    El descalabro de Barradas en el Llano de Tortolitas suscitó en el primer virrey serios temores sobre la probabilidad de que Osorio intentara penetrar un ataque sobre la capital novo hispana y ordenó que se levantaran, violentamente fortificaciones en todas las garitas, mandó acuartelar las pocas tropas existentes en la ciudad y concentró todos los destacamentos, que se hallaban en las poblaciones circunvecinas. Algunos días duró la alarma, que al fin hizo cesar la noticia que Barradas había entrado en Apan, sin encontrar resistencia.

                    El coronel realista don Manuel de la Concha recibió del virrey el mando militar de los llanos de Apan, con instrucciones de contener las correrías de Osorno y cuando fuese oportuno atacarle y procurar su completa destrucción.

                    Concha se dirigió en los primeros días de 1816 a la circunscripción que se le había señalado y una de sus primeras disposiciones fue prohibir la elaboración del pulque en las haciendas de aquel rumbo, con el propósito de privar a los insurgentes del pingüe recurso que les proporcionaba la alcabala dispuesto a la conducción de esa bebida nacional, y amenazó con la pena de muerte a los que no acataran ese decreto.

                    Osorno por su parte comprendiendo la gravedad del golpe que acababa de asentarle a su adversario, adoptó terribles disposiciones para contrarrestarle , y mandó fueran incendiados los pueblos de Singuilucan, Zempoala y Otumba y las haciendas de Tepetate, Ometuzco y Xala, porque en esos lugares se alojaban y proveían de víveres algunos soldados realistas. Dispuso también que fueran derribadas las iglesias y casas rurales en que se hicieron fuertes los españoles, prometiendo sin embargo, a los pueblos, que esas construcciones volverían a ser levantadas, a expensas de la nación cuando hubiese triunfado la causa de la Independencia Nacional.

                    Concha dirigió el 1° de febrero de 1816 una proclama a los habitantes de los llanos de Apan; en la que echaba en cara a sus contrarios que trataran de una manera tan dura a los pueblos y hacienda de donde sacaban tan abundantes recursos; prohibió que se les facilitara auxilio y los invitaba por último a acogerse al indulto ofrecido por el virrey Calleja con fecha 22 de febrero del año anterior. Pero como sucede siempre en casos semejantes, el jefe realista callaba en su proclama las feroces medidas por él; los fusilamientos que ordenaba diariamente y los incendios con que castigaba a menudo a los lugares que eran ocupados por más o menos tiempo, por los soldados de Osorio.

                    Desde febrero hasta principios de abril de 1816, emprendieron con suerte varios y frecuentes combates parciales entre las fuerzas de Osorio y Concha. Pero el mas importante fue el que se trabó el mismo de abril, en Venta de Cruz, cerca del famoso acueducto de Zempoala que construyo en el siglo XVII  el padre Francisco Tembleque, allí fue embestido el mayor Flon, subalterno de concha, por Osorno en persona, a la cabeza de 1,600 soldados. Quedó ese día indecisa la victoria pero el 21 reforzando uno y otro bando y puesto Concha al frente de los realistas se renovó el combate, que fue porfiado y sangriento y en el que las masas de caballería de los independientes tuvieron que ceder después de dos horas de batalla ante la artillería de los realistas.

                    A principios de septiembre, Osorno tuvo noticias de que el virrey de Apodaca se trasladaría de Veracruz a México. Salió a interceptarle el paso cerca de la Hacienda de Vicencio, entre Perote y Puebla y estaba próximas a sucumbir las tropas del virrey cuando se presentó Márquez Donallo con una división que hizo retroceder al insurgente.

                    Osorno luchaba desesperadamente por conservar sus posiciones y tuvo que sostener frecuentes y reñidos combates con los realistas; pero como entonces algunos jefes se habían acogido al indulto y  otros se habían rendido, su tropa había disminuido considerablemente, por lo que juzgó que su situación, era insostenible y con los quinientos hombres que le quedaban se dirigió a Teotihuacan a unirse con los generales Victoria y Terán. En dicha población el segundo se vio en tanto que Osorno falto de elementos para defender la plaza de San Andrés Chalchicomula y sin esperanza de obtener refuerzos, capituló retirándose a vivir primero en Zacatlán y después en Apan sin dejar de emplear cuantos medios estaban a su alcance, para contribuir a la independencia de México.

                    Para conservar Concha a los varios jefes insurgentes indultados, en el servicio de las armas, los incorporó a sus filas aunque con grabaciones inferiores a las que habían obtenido entre los independientes, convirtiéndolos en activos y eficaces perseguidores de sus antiguos compañeros pues dado que conocían perfectamente los lugares en que éstos residían de preferencia. Calleja quiso también afirmar los sentimientos religiosos y la tranquilidad que había comenzado a establecerse en los llanos de Apan y en consecuencia excitó al arzobispo Fonte y el guardián del convento de propaganda Fide de Pachuca, para que mandara una comisión a Zacatlán y pueblos cercanos a fin de predicar contra los rebeldes lo que le produjo mejores resultados.

                    Al aparecer nuevamente las partidas de insurgentes capitaneadas por Ávila, antiguo subalterno de Osorno. De la Concha comenzó por perseguir a éste por algunas poblaciones de aquel rumbo. En tanto que a Espinosa y Manilla, se le había indultado permitiendo que vivieran en a Zacatlán, Concha se movió rápidamente y durante los meses de agosto y septiembre de 1817 logró dar alcance varias veces a la caballería de Ávila, muchos prisioneros que eran inmediatamente pasados por las armas.

                    Dos soldados de Ávila, dieron muerte a su jefe en la espesura de un bosque y como mérito para obtener el indulto, presentaron el cadáver en el pueblo de Chignahuapan con lo cual volvió a quedar tranquila la basta y belicosa comarca de los llanos de Apan.

                    Continuaba, siendo comandante militar de Apan Don Miguel de la Concha, y este, a principios de 1820 mandó aprehender a Osorno y a otros de sus antiguos compañeros de lucha por haberle sido denunciada una conspiración que se decía tramaban en favor de la independencia de su patria.

                    Aunque nada pudo probárseles, fueron sentenciados a la pena capital y para obligarlos a decir lo que hubiera de cierto, ordeno Concha que a 5 de los presos se les diera tormentos, apretándole los dedos de las manos entre las llaves de los fusiles, dando vuelta a los tornillos hasta desprender las uñas de los dedos, sin que a pesar de esto hubiera conseguido el inquisidor de De la Concha, hacerlos hablar.

                    El virrey Apodaca ordenó que se remitieran los presos a México y cuando solo faltaba que se confirmara la sentencia que sobre ellos pesaba, fueron puestos en libertad del mismo año de 1820, debido al triunfo de la Revolución Liberal iniciada por Diego en Cádiz, España, a la proclamación de la constitución de 1812 y a la amnistía votada por las Cortes para los presos políticos que lucharon por la libertad de su pueblo que era uno de los delitos perseguidos.

                    En junio de 1821, la guarnición de Apan se pronuncia en favor del Plan de Iguala, y el 27 de septiembre al entrar el Ejercitó Trigarante en la ciudad de México, desfilan 123 soldados de la infantería acantonada en Apan.

                    México independiente.- Apan que se había convertido desde finales del siglo XVIII en Subdelegación, de conformidad con las reformas políticas de aquella época, se transformó en ayuntamiento cabecera de distrito promulgarse la "Ley Orgánica Provisional para el Arreglo del Estado Libre e Independiente de México, de 2 de marzo de 1824, categoría que le fue respetada por Constitución particular del estado de 1827 al que perteneció desde entonces.

                    La situación de la comarca siguió en franco desarrollo, la industria pulquera se convirtió en fuente de ingresos para gran número de sus habitantes, en tanto que las otras actividades económicas mantuvieron su ritmo de crecimiento.

                    El 30 de diciembre de 1827, la paz en la que se había desenvuelto la vida de la población, se inquietaba al pronunciarse en franca rebeldía contra el gobierno don Manuel Montaño, vecino de Apan, quien lanza el Plan que llevó su nombre, redactado en los siguientes términos:

                    Art. 1.- El Supremo Gobierno hará iniciativas de ley al Congreso General para la exterminación en la República de toda clase de reuniones secretas, sea cual fuere su denominación y origen.

                    Art. 2.- El Supremo Gobierno renovará en lo absoluto las Secretarías de su despacho, haciendo recaer semejantes puestos en hombres de reconocida probidad, virtud y mérito.

                    Art. 3.- Expedirá sin pérdida de tiempo, el debido pasaporte al enviado cerca de la República Mexicana, para los Estados Unidos del Norte.

                    Art. 4.- Hará cumplir exacta y religiosamente nuestra Constitución Federal y leyes vigentes. Apan 30 de diciembre de 1827, (Manzano .     40  y  41).

                    El plan hacía referencia a la implantación del nuevo rito masónico, traido a México por don Joel R. Poiset, embajador de los Estados Unidos en México y precisamente a este personaje se refería en su artículo 30, solicitando su salida del país. Unos días después, el 5 de enero de 1828, el general Nicolás Bravo secunda el Plan de Montaño y se dirigía a Tulancingo donde se reúne con el apanense; el día 7 del mismo mes El General Vicente Guerrero atacó a los sublevados y les derrota, haciéndoles prisioneros con lo que termina aquel capitulo de nuestra historia.

                    Otro acontecimiento relevante en la historia regional de Apan, sucede durante la intervención norteamericana en 1847, cuando el sacerdote español Celedonio Domeco de Jaruta, después de haber sido "nombrado capellán del 20. Batallón de Infantería, al mando del coronel Arzamendí, forma varias guerrillas, con las que realiza notables hazañas, sorprendido a las fuerzas invasoras en diversos puntos de las regiones veracruzanas e hidalguense principalmente en la zona de los llanos de Apan.

                    Una completa descripción de la zona, es realizada entre 1853 y 1854, por don Joaquín Noriega en su Estadística del Departamento de México, que al referirse a Apan dice: El Partido comprende los juzgados de Paz de Apan y Tepeapulco, pertenecientes al Distrito de Tulancingo.

 

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