Si el alumno no supera al maestro...
1 de octubre del 2020

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Septiembre 20 del 2020

 

Violencia contra las mujeres a todo vapor
Septiembre 17 del 2020

Independencia y masonería con flores de Nochebuena
Septiembre 14 del 2020

Características de un político popular
Septiembre 12
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Septiembre 9
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No es no en Hidalgo
Septiembre 1 del 2020

Conoces realmente a los candidatos que te gustan?
Agosto 29 del 2020

Candidatos, Covit, y Corazón en Hidalgo
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Pateados por el Hoy No Circula Hidalgo Agosto 20 del 2020

 

Políticos ojones 
Agosto 18 del 2020

 

…pobrecito del Ángel Caído
13 de agosto del 2020

Inundaciones de Tulancingo y los más corruptos
Agosto 11 del 2020

Covid carcelario, casi el paraíso
Agosto 8 del 2020

Entre Covid, la educación en línea, políticos y capos mexicanos
Julio 30 del 2020

MARE-MOTOS Y SU TRÁFICO 
Julio 20 del 2020

 

Ver cosas nunca oídas por el Valle de Tulancingo y sus alrededores
Julio 14 del 2020

 

DEAnza de los millones en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo
Junio 10 del 2020

 

Pensamientos para estos días de guardar y que estamos guardados
Abril 9 del 2020

Se hace camino al andar...

José Manuel Toscana: Excalibur
 

Marchas, homenajes y ceremonias a: j1939t@prodigy.net.mx


 

Octubre 4 del 2020

Mis antepasados, caminando, caminando y caminando llegaron a otro continente al norte de su tierra natal, donde el padre Sol, domina. Al paso del tiempo se aclimataron cambiando hábitos debido al clima diferente y las condiciones de la nueva vida.

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Aquellos parientes se refugiaron en lugares protegiéndose del frío por largas temporadas, unos cuantos miles de años, lo cual les trajo nuevas costumbres, otras comidas, diversos intereses y, entre los cambios drásticos inevitables, está el haber perdido el colorido rotundo de la piel negra, por la ausencia poderosa de aquel africano Sol, tornándose pálidos poco a poco.

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Además, sus vicios los mantuvieron entretenidos bajo techo en piqueras, casas del sano placer, billares, garitos y una que otra biblioteca, ganándose la vida levantando catedrales, palacios, fortalezas, guerreando, en fin: todo aquello que en el cálido continente, no era indispensable para sobrevivir.

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Al perder esa maravilla protectora que da la pigmentación oscura, mis ancestros me dejaron, como herencia, una piel sensible e indefensa ante los embates de la luz solar, con severas consecuencias para la salud del linaje, como los carcinomas malignos.

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La ignorancia es atrevida; en la jumentud gozaba asoleándome para tener la piel dorada como los turistas al regresar de vacaciones playeras. Por años incurrí en semejante estupidez, ignorando lo que me esperaba por desafiar al Sol.

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En pos de recuperar la sedosa piel que me era tan propia, inicié recorridos por sitios donde prometían prodigios restauradores basados en aguas sulfurosas, emplastos de yerbas mágicas, recetas de hechiceros y chamanes depositarios de secretos ancestrales, en recintos con artilugios modernos y compuestos de alta tecnología enfocados al mismo fin: recuperar la salud de la piel demeritada por los excesos juveniles y las ansias seniles.

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En nuestro país me aficioné a los baños de temascal, los balnearios como Agua hedionda, las albercas de San José Porrúa y Comanjilla, Ixtapan de la Sal, el geiser de Tecozautla, spas de Valle de Bravo,  El Molino en Tulancingo, sin faltar el fantástico Royal Spa de Zimapán, este sí de altos vuelos, entre unos y otros, existen infinidad instalados en zonas precisas donde reúnen los beneficios para cuidar la piel dañada y reanudar placeres a tute plan, como los de Cancún, Puerto Vallarta, Playa de Carmen, Los Cabos, a cual más de estrambóticos y costosos.

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Los resultados de esos tratamientos salutíferos duran unos cuantos días, regresando, pronto, a los achaques persistentes, ante lo cual sólo queda peregrinar siguiendo el mismo objetivo, pues no hay peor lucha que la que no se hace y en ese tono, a rodar por el mundo que promete, ahora sí, mejoras sustanciales resultado de investigaciones profesionales dedicadas a combatir los estragos solares, cada día más crueles.

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Caí en España por la Costa el Sol, la Costa Brava y sus deliciosos centros de relajo puro y relajamiento curativo, disfruté del encanto de Galicia en La Toja donde, además de los baños exquisitos, yantar es otro paraíso digno del huésped más sangrón, sin dejar los balnearios afamados desde el Siglo XIX, que no remedian maldita la cosa, pero qué bien se la pasa el viajero, inclinados a ofrecer tratamientos orientales, envueltos en ese mítico atractivo que lo desconocido promete.

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En la dulce Francia, tocan la misma tonada agregando los manjares de su cocina de fama merecida, todo envuelto lujosamente para que, al pagar, no sientas cómo truena el plástico de crédito. Toda una experiencia inolvidable, pero la piel… la misma bicicleta, para luego volver a comenzar en otros confines como Turquía, donde las cosas cambian combinando procederes griegos, romanos, mongoles que fueron dejando recetas mitigadoras de los daños cutáneos de aquellos sabios, guerreros, filósofos, artistas, esos que dieron forma a nuestra civilización actual de manera indisoluble.

En aquellos lares combinan aromas y bebidas y sabores desconocidos, entregando al viajero sensaciones experimentadas siglos atrás, por esos personajes que moldean nuestra existencia, aun sin que lo sepamos.  Turquía*, es un crisol único en este mundo. Irrepetible. También los Spas en el Mar Negro.

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Turquía, ahí el inefable Pablo de Tarso, inventó el cristianismo; su prédica inicial fue en Éfeso.

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En la península de Anatolia, todo lo humano, tiene lugar. Es el origen de nuestro mudo actual.

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La curiosa inquietud llegada desde Asia, es poderoso motivo para viajar a esos mundos, donde el placer es bienvenido sin remordimientos de conciencia, propios de las culturas judeo-cristianas que ven pecado donde hay placer.

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Bajo esa primicia los centros que aseguran bienestar corporal y salud para la estragada piel, son otra dimensión, como en Phuket, Tailandia, con la escuela ayurveda reconciliadora de los sistemas del cuerpo con la espiritualidad, de manera milagrosa, en ambientes lujosos tanto por la exuberancia natural y el aporte de culturas milenarias, todo esto combinado deja la piel chinita… de placer.

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El hotel Dhara Dhevi en Chang Mai al norte de Tailandia, se cocina aparte, con reminiscencias birmanas, cumple los deseos más extravagantes, como los que gustaba el afamado Rey de Siam ¿se acuerdan de la película maravillosa? con el pelón Yul Briner.

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Vietnam, quien lo dijera, tiene lugares rayando en lo sublime en esos giros del placer curativo, con toques originales pues para esa cultura, la piel delicada es muy valiosa, así cuidan la propia y la de los afortunados visitantes que caemos en sus hábiles manos.

Otra vez, los aromas, colores y sabores son de otros niveles… tan lejanos de nuestra cotidianeidad.  En Hanói, el hotel Imperial Vung Ton, en Danang y Saigón se renueva los ancestrales ritos vivificantes atrayendo viajantes del mundo asombrados al comprobar que, Vietnam, es mucho más que un país con pasado bélico. Toda una revelación.

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Los Spas alemanes, italianos y del norte europeo, son buenos, exactos, fríos. En Suiza se inventó el concepto SPA –demeritado por el abuso y falsificaciones sin ton ni son-  Agustín Barrios Gómez, se trajo a México la patente.

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Desde el sur continental, Argentina ofrece milagros a los venturosos viajantes en pos de salud dérmica; solo es pisar el territorio gaucho para descubrir lo que tiene en Iguazú, además de las cataratas indescriptibles, en el campo de los Spas, se rinde tributo a los descubridores del mundo guaraní, como vemos en la película La Misión, de dónde obtienen los herederos nativos los ingredientes para dar a esos centros salutíferos acentos irrepetibles en otros lugares. Vale la pena -y el costo- conocer estos enclaves.

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En Bariloche, está el hotel Llao-Llao, lo más aproximado al cielo -de haberlo- para no salir jamás de esos paisajes abrumadores por su belleza monumental, infinita. También ahí encuentra el bien aventurado peregrino consuelo para sus estragos en la cubierta de la huesamenta.

Comida suculenta, postres ensoñados, ambiente señorial, con amplitud oceánica, cordialidad acogedora, los tratamientos rejuvenecedores a la altura de tal escenario: maravillosos.

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Bajando con rumbo antártico, está Ushuaia, en la Tierra del Fuego que fue el fin del mundo para Magallanes y sus intrépidos marinos, gloria de la Humanidad. La piel encuentra su razón de ser cuando es tocada por manos hábiles en dar con los nódulos lacerados por el Sol, suavizarlos -dulcemente- para solaz del paciente.

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San Pedro de Atacama, donde ensayan los cosmonautas sus lances estelares, los Spas son de otro mundo en Chile, país donde todo es posible tratándose de cambiar de piel, cual serpiente, buscando el equilibro saludable del cuero macerado por el Sol.

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El hotel Palacio de Sal, en el Salar de Uyuni, en Bolivia, abre la posibilidad de tomar baños en fuentes provenientes desde las cimas andinas y sus coronas perpetuamente nevadas, otorgándoles a esas manifestaciones poderes mágicos para solventar los deterioros ambientales. Lo que ahí se ve es irrepetible; no hay comparación posible con algún otro panorama del mundo. El costo y las dificultades para llegar a Uyuni, son nada. Vayan, peregrinen, disfruten de los caprichos divinos; por ahí son comunes.

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He probado emplastos de yerbas de todo sabor y color, me han cubierto el cuerpo todo con pétalos de rosa mosqueta patagónica, con barro de los Andes, cubierto con café en Costa Rica, embadurnado con chocolate en Suiza, con azúcar en Brasil, con barro negro del Mar Muerto* en Jordania, de algas marinas del Mar Rojo en Eilat, Israel, con sal de Uyuni en Bolivia, y distintos antros más acompañados por cánticos, oraciones, conjuros mágicos y folclor a manos llenas… todo en balde.

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*Ahora sí, el Mar Muerto, está muriendo: evaporando más agua que la recibida, retrocediendo el nivel un metro por año, lo que tiene aterrados a los balnearios circundantes.

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He recorrido lugares remotos, absurdos, extraños, exóticos, buscando el fin buscado; otros sitios prometedores, están en la imaginaria por si surge la posibilidad de llegar ellos… Polinesia, la China profunda, el Japón mítico… ya veremos.

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Pero, el que busca encuentra, avisa el Corán; finalmente di con la solución para mi proclividad a los carcinomas prematuros.

Varias veces recorrí el desierto, unas por negocios, otras por metiche y, últimamente buscando un remedio integral asegurado.

Acudí, previa cita, para cambiar impresiones y conocer los procederes, trámites, costos y otros detalles necesarios para alcanzar el objetivo definitivo a los perjuicios solares.

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Me sedujo la garantía que ofrecen por escrito, respaldada históricamente, con aval del Gobierno nacional, dándole certeza al acuerdo sanitario.

El tratamiento básico dura seis meses, los más intensos tres años.  Se realiza en pleno aislamiento. El costo va de acuerdo a la exigencia de la duración del procedimiento y la inmortalidad anhelada por el cliente.

Los elementos utilizados son sencillos, de añeja tradición, probados con excelentes resultados: sal de nitrón, lino, aceite vegetal, goma vegetal, resina de coníferas, extracto de diversas plantas combinadas por las maravillosas facultades de los operadores a lo largo del riguroso tratamiento.

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Se deben cubrir requisitos inherentes al procedimiento, como trámites aduanales, diplomáticos, impuestos locales, traslados, arreglos finales al gusto de cliente y familiares. Cubiertas estas minucias y pagos correspondientes, el cliente llega al centro en funciones ubicado Siwa, oasis egipcio favorito de la familia Tolomeo, cuna de Cleopatra, esa de las películas.

 

La garantía del tratamiento va de los 3 siglos a los 5 mil años, comprobados por una prestigiada clientela que muestra su eficacia en todos los Museos   donde presumen momias egipcias impecables.

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Mi momia estará lista para viajar instalada en un sarcófago elegante, hecho con cedros de Líbano, revestido con hojalata pintada, cumplidos los pasos aduanales y diplomáticos, volará desde Alejandría a México, donde me podrán exhibir, cobrando por verme o en un lugar público para el disfrute general de los interesados en tarugadas supremas.

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En canopes decorados exquisitamente, vendrán mi montalayo, la tripa cañón, el cuajo, el libro, el menudo y el callo, chanfaina, las criadillas, sesos, molleja y todo lo susceptible de ser conservado -por si la mosca resucitó- y tener a mano lo necesario para seguir de frente.

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Culminaré la búsqueda de lo imposible como hicieron los sapientísimos faraones, cuya zalea macerada perdura en los tiempos, como piel de durazno... mi sueño dorado…

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www.hidalguia.com.mx