… yo no deseo conservar ni recuperar la juventud… no solo porque es imposible, sino porque me interesan y apasiona crecer, desarrollarme y perfeccionarme como hombre…

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…no quiero detenerme o retroceder a etapas que ya viví… cuando el presente y el futuro me traen ideas, emociones y sorpresas que gozaré con la mente y el corazón educados a través de toda la experiencia de mi historia…

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…mi niñez, juventud y madurez… a su tiempo cumplieron su papel… y ahora matizan la percepción cotidiana de mi realidad…

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…la Belleza… la Verdad… y el Amor…

me envuelven y saturan…

crear y recrearse en la belleza…

saber y servir…

son placeres crecientes que no me conviene canjear

por añoranzas estériles…

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… no somos animales racionales…

la vida es un proceso

irreversible de envejecimiento…

cada etapa de la vida tiene sus propios valores…

la vejes es una oportunidad de

perfección ilimitada…

la muerte culmina la 1ª. etapa

de muestro éxito…

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…a canas honradas, no hay puertas cerradas…

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La gente adulta teme a la vejez. La ve acercarse con su cauda de limitaciones y enfermedades. Además, ataca el prestigio personal, deteriora la imagen social y disminuye la tenacidad y el esfuerzo.

El viejo ve y oye cada día menos, pero trata de mantenerse erguido y sostener vigorosa la voz.

Lo ponen a dieta y a regañadientes deja o reduce el consumo de tabaco y alcohol. Toma pastillas para la digestión, la presión arterial o los nervios.

El espejo le descubre diariamente nuevas arrugas y lo exhibe obeso y flácido. Ahora se fatiga más pronto y tarda más en recuperarse de su golf, tennis, frontón, natación o excursionismo…

Su pasión por la fotografía, el ajedrez, cartas, billar o dominó, declina hasta fastidiarlo y hacerle sentir que pierde el tiempo…

En su casa le ocultan los problemas para no preocuparlo y en su trabajo le simplifican los asuntos para ahórrale preguntas…

En la calle y en los espectáculos, los impacientes lo empujan y atropellan, mientras él mide las distancias y esquiva los cuerpos…

Espera la jubilación o prepara su retiro, con ilusión y temor. La ilusión de descansar, divertirse y trabajar cuando se le antoje; el temor al ocio forzado, precursor del aburrimiento y la muerte por inactividad…

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… a hombre viejo múdale la tierra y dará el pellejo…

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Si está pobre o miserable, el hambre, el desabrigo, la inseguridad y el abandono, le hacen desear la pronta muerte, Si es rico y están seguros sus excedentes, le preocupa su dinero… ¿gastárselo así nomás?... haría el ridículo… ¿crear nuevas fuentes de trabajo? ...sería embrollarse la existencia… ¿heredar en vida?¡ni loco… ¿una filantrópica?... ¿de qué?... ¿a quién? ¿dónde?... ¿cuándo? ... ¿cómo? ... ¿con cuánto? ¿por qué?... ¿para qué?¡muy complicado!...

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Le duele saber que sus allegaos comentan lo de la herencia…

En medio de sus grandes alegrías, al celebrar sus triunfos sociales, económicos o políticos y compartir sus éxitos con sus íntimos, le invade, de pronto, una sensación de tristeza, añoranza y temor… que ensombrece su gozo…la oculta y sonríe para mostrar la dicha que todos esperan ver reflejada en su rostro…

Su periódico favorito, con las esquelas de sus contemporáneos, le recuerda el final de sus días… y se pregunta: ¿ quién será el próximo?... evalúa, comparativamente con él, la salud de los amigos de su época…

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… llora el niño por su bien, más el viejo por su mal…

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En fin, ya es un viejo, con todo lo que esto significa para su salud, su familia, sus negocios, sus amigos y… su conciencia…

Porque sólo unos cuantos privilegiados lucen felices y conservan y aun acrecientan el respeto y admiración de los demás… la inmensa mayoría sufre la amargura del rechazo, el marginamiento, el desdén y, en el mejor de los casos… la compasión…

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Y no hay consuelo válido para la vejez… las mentiras piadosas o las poses son insostenibles por mucho tiempo… más tarde o más temprano se derrumban… el viejo “rabo vede” –hombre o mujer- o el sesentón que alardea de sentirse cada día más joven… después del ridículo…termina rindiendo a sus fatuidades a la evidencia…

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Algunos grandes viejos de la Historia han atribuido su productividad, éxitos y actitud positiva ante la senectud, a la conservación del espíritu juvenil… el ejemplo de sus vidas heroicas y el valor de sus obras nos hacen olvidar o no tomar en cuenta estas vanas ostentaciones… pero su autoridad moral contribuye a fomentar el mito de que su “segunda o tercera juventud” fueron la causa de sus éxitos…

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La Humanidad reconoce la presencia de valores en las diferentes edades, pero ha perdido la noció0n de los atributos inherentes a cada una…le adjudica a la juventud la Alegría, los ideales Nobles, la Entrega Generosa, la Pasión por la Verdad y la Justicia y la Promisión Futura… y niega a la vejez tales cualidades… sim algún viejo las tiene se le halaga llamándolo “viejo con alma joven” …

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… al buey viejo cencerro nuevo…

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Pero todos conocemos jóvenes tristes, sin ideales, egoístas, autores o cómplices de la mentira o el despojo… y que prometen para el futuro la cárcel, el hospital o el manicomio… a s vez, hay ancianos alegres, idealistas, munificentes, paladines veraces y justicieros, y que prometen para el futuro con la garantía de cumplir, porque aportan ahora y aportarán mientras vivan, el fruto creciente de su ciencia y experiencia d toda la vida…

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Porque a cualquier edad se pueden sembrar, cultivar y hacer fructificar estas virtudes… qué bueno que hayan sido desde la niñez, o mejor aún, desde antes de nacer si nuestros padres nos desearon, esperaron y recibieron con amor…

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A la juventud se le atribuye dones que no le pertenecen y, los que le son propios: agilidad, fuerza física, potencia sexual y acometividad, s e les juzga como valores supremos y absolutos… con un criterio de la Edad de Piedra… fincando en la fuerza bruta y la audacia… que niega los bienes del espíritu y los adelantos de la civilización: Arte, Ciencia, Técnica, Religión, Moral…

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El espejismo de la juventud, una vez que ha pasado, la convierte en “divino tesoro que se va para no volver” la idealiza y exalta porque es la etapa del predominio de la ilusión sobre la realidad… y de la ambición sobre la posesión… y al hombre le gusta soñar…

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Los únicos que anhelan ser jóvenes son los viejos… los niños y los jóvenes aspiran a ser adultos… el niño para alcanzar su “yo ideal” el joven para realizar sus ilusiones…

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Pero el viejo que pretende ver y sentir el mundo a los 70 años como lo veía y sentía a los 20… ha extraviado la brújula… si la euforia y el optimismo que exhibe no son el resultado legítimo de su crecimiento como persona… se convertirá en una mueca de frustración y angustia… porque no sólo el mundo cambia… también el hombre cambia y percibirá la realidad a través d todas las experiencias anteriores…

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Los valores propios de la vejez son más bien méritos, porque no le han sido dados gratuitamente… residen en la inversión racional de los valores de las anteriores etapas…en la permanencia, sin deserción, en el frente de la batalla de la vida… en el buen empleo de la longevidad como oportunidad de desarrollo de las facultades humanas… son un premio a la “perseverancia y aprovechamiento en la escuela sin fin dela vida”

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El viejo estúpido se diferencia del joven estúpido en que tiene más tiempo de ejercer la estupidez… y sus consecuencias acumuladas… pero por esto también se aplica al viejo inteligente…

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Así construye su obra el gran anciano… mientras viva, no puede gozar sólo de los “intereses” de sus méritos… tiene que acrecentar el “capital” como las piedras preciosas de gran tamaño aumentan el valor de sus quilates…

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… vieja madera para arder… viejo vino para beber…

viejos amigos para confiar…

viejos autores para leer…

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Atención amigos practicantes del tennis: los campeones que recién jugaron en Acapulco, miden en promedio 1.95, el más chapito apenas llega a 1.85 y el larguirucho mayor da 2.11 metros de estatura… mejor dediquen sus impulsos a las canicas… esas que jugábamos arrodillados… ¡no hay de otra!

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… viejos los cerros…

murmura desde el más allá, Wences Angulo.

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