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2017//04/05
-Te amo- le dije sin pensar en las
consecuencias o lo que diría después de que lo hiciera;
me miró mientras sus labios temblaban y su mirada se
quebraba en pedacitos.
-Te amo- contestó mientras en su cara recorría esa
lagrima completa, quizás satisfecha, que estaba atorada
en su pupila, así mientras el acariciaba mi pierna con
temor, y ¿temor a que? me pregunto yo, si conmigo no
debía temer; pero entendí su temor al ser valiente
enseguida, enseguida de tomar mi mejilla y besarme con
ternura, ahí es donde fue valiente, valiente al
atreverse y no dudar porque quería, quería besarme sin
temor.
En ese momento todo fue perfecto,
todo estaba bien, no sentía ningún dolor, estaba en
calma, pues ese día fue capaz de llenarme de felicidad.
Y así vivimos complicados por siempre
porque no todo fue bueno habían problemas, dolores,
gritos y peleas que al final eso no es lo malo, lo malo
es que después de ese beso ya no me quise separar de él,
no por hacerme adicta a sus besos o sus abrazos, mas
bien me hice obsesiva a el, a su persona a su forma de
hablar y ser, al cariño que me hacía sentir, pues fue
entonces cuando entendí que el amor no era una
necesidad, es un sentimiento que no en todos se da.
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