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Pilar Ramírez: Política en tacones
ramirez.pilar@gmail.com

Junio 7 de 2016

Las pasadas elecciones del domingo 5 de junio ofrecieron algunas novedades y las reacciones ante los resultados no se hicieron esperar. El tema más comentado fue la pérdida de votos del PRI, derrotado en siete de las doce entidades donde se disputaba la gubernatura. Esto hace que por primera vez llegue la alternancia a Durango, Quintana Roo, Tamaulipas y Veracruz.


 

            En el caso de Veracruz, los votos contrarios al PRI muestran a las claras el descontento acumulado de la población con ese partido, aunque se percibía en el ambiente la duda sobre si el partido aceptaría por las buenas los resultados. Escucho en distintos corrillos que la derrota puede ser mayor de la que muestran los resultados oficiales si se considera que previamente a la jornada electoral y el mismo día de la elección se recurrió a trapacerías y acciones para infundir miedo. No se sabe a cuenta de quién, pero la siniestra aparición de cabezas humanas en dos puntos cercanos a la capital fue interpretada como un mecanismo para desanimar a la ciudadanía de expresarse en las urnas. Otro de los más comentados en redes sociales fueron los mensajes telefónicos o por whatsapp recomendando no salir el día de la elección. La respuesta de los cibernautas fue hacer chistes a cual más hilarantes sobre tales recomendaciones. El hecho es que la ciudadanía salió a votar. Pudo más el interés por expresarse políticamente que el miedo que pudieron infundir los interesados en hacer que la abstención fuera de mayor proporción.

            Todo mundo ofrece su versión sobre los resultados. Algunas son verdaderamente descabelladas, como la del obispo de Veracruz, quien asegura que el PRI perdió por la iniciativa de matrimonios igualitarios del Presidente. A los dirigentes de los partidos no les han preguntado acerca de esta hipótesis por el riesgo que existe de que no puedan contestar debido al acceso de risa que les provocaría.

            Algunos dirigentes locales del PRI aseguran que no hubo voto de castigo, sino que al partido le hizo falta trabajo y estrategia en las campañas. A los ciudadanos no se les pregunta sobre esta presunción por temor a una reacción similar a la que puede provocar la conjetura del obispo. ¿Querrán decir estos dirigentes locales que faltó mapachería?

            El presidente nacional del PRI afirmó en entrevista, ingenuamente o para salir del paso ante la pregunta obligada acerca de su opinión de los resultados que le hicieron perder casi el 20 por ciento del control del país, que su partido debe estudiar qué pasó y por qué.

            En lugar de sesudos análisis o la revisión de estrategias de comunicación política yo propongo sencillamente revisar las primeras planas de los últimos cuatro años. De allí se puede obtener una extensa lista del porqué de la votación del domingo. Los 43 estudiantes normalistas desaparecidos, los informes descabellados de cómo desaparecieron, la reforma laboral punitiva del magisterio disfrazada de reforma educativa, el incremento de personas desaparecidas, abusos contra los migrantes centroamericanos, asesinatos de activistas y periodistas, docentes presentando exámenes de evaluación rodeados de cuerpos policiacos, el escándalo de la “casa blanca”, la reforma en telecomunicaciones que no ha hecho sino favorecer la permanencia de una oferta de comunicación de muy baja calidad para la población en términos de contenidos, la ambigüedad en la lucha anticorrupción, la escalada de violencia que persiste aunque se haya tratado de imponer una estrategia de comunicación que intenta ocultarla, el escándalo en Conagua que hizo renunciar a David Korenfeld, las propiedades de miembros del gabinete peñista, el caso de LadyProfeco como muestra del abuso de poder y un largo, larguísimo etcétera que le puede responder de mejor manera que el obispo de Veracruz a Manlio Fabio Beltrones qué pasó.

            Por ahora, la ciudadanía tiene ante sí una preocupación mayor: saber si la alternancia sirve para algo más que para las venganzas políticas. Quiere saber si los candidatos ganadores, especialmente en lugares donde por primera vez hay alternancia, van a cumplir con su oferta de campaña, aunque sea por el interés de mantenerse en el poder, cosa que hasta ahora no ha sucedido con la experiencia del cambio de partido en el poder y que pone muy en entredicho los alcances de la democracia electoral.

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