Usted disculpe
La Política en Tacones
De Pilar Ramírez Ramírezramirez.pilar@gmail.com

31 de julio de 2008

           El jueves 17 de julio la Universidad Veracruzana ofreció una conferencia de prensa para informar que debido a un error técnico del Centro Nacional de Evaluación (Ceneval) al calificar los exámenes de admisión de los aspirantes a ingresar a esa casa de estudios se había otorgado inscripción en forma errónea a mil 600 alumnos, al mismo tiempo que un número igual de examinados fueron rechazados indebidamente. En el anuncio, las autoridades de la UV estuvieron acompañadas por Javier Díaz de la Serna, director general adjunto de Difusión del Ceneval, quien corroboró que el error era atribuible única y exclusivamente a dicho centro.

            Unas horas después varios medios estatales y nacionales, en radio, televisión e internet ya habían recogido la nota. Al día siguiente fue información de primera plana en casi todos los medios de Veracruz, se incluyó en las versiones impresas de diarios de circulación nacional y hasta en youtube, donde se puede ver la nota de Radiotelevisión de Veracruz. La UV garantizó la reparación del error, con lo cual quienes habían sido rechazados injustificadamente obtendrían su ingreso y no se les retiraría la inscripción a los que ya habían sido admitidos, pero enfatizó que con ello se asestaba un descalabro a las finanzas universitarias, de por sí siempre insuficientes, ya que calculó un costo adicional de más de 250 millones de pesos por los mil 600 alumnos adicionales, verdaderos pescadores afortunados de este río revuelto.

El Ceneval aceptó el error, pero no dijo esta chequera es mía, sus funcionarios se alejaron de los reflectores, mientras el tema se debatía en muchos niveles y ámbitos. La página del Ceneval tampoco dio cuenta del hecho. Extraño silencio del centro que se ostenta como organismo sin fines de lucro y que tiene ingresos anuales que deben rebasar los 200 millones de pesos; según informa en su página evalúa a un millón 650 mil sustentantes, la mayoría de los exámenes que aplica tienen un costo de 116 pesos, pero de los 133 que tiene en cartera, algunos alcanza un precio cercano a los 50 mil pesos, los talleres se cotizan en más de 40 mil pesos y en las aplicaciones de examen la mano de obra es por cuenta de los contratantes. La élite económica de la sabiduría.

            Quizá el Ceneval sepa mucho de evaluación estandarizada, pero muy poco de comunicación de crisis, pues no tomó las medidas mínimas aconsejables en estos casos. Debió explicar con mayor amplitud el proceso que llevó al yerro para garantizar lo extraordinario del caso y dejar a salvo, al menos en parte, su credibilidad; también debió ofrecer disculpas a las familias que quizá estaban considerando poner a vender billetes de lotería a sus vástagos, devolver lo pagado por el derecho a examen a todos los afectados y, por supuesto, poner un gran cheque sobre la mesa de la UV.

Con el pésimo manejo de medios del caso UV, se desató nuevamente la polémica acerca de la pertinencia de la actuación del Ceneval, corrieron los rumores, incluso el que señala la posibilidad de que el error fue intencional para darle entrada a aspirantes que no lo merecían, lo cual resulta sumamente retorcido; visto el costo financiero y de imagen era mejor becar en el extranjero a los supuestos beneficiarios, pero la sospecha eterna de ilegalidad desata la imaginación. Los blogs y diversos géneros de opinión se llenaron de comentarios, críticas y chistes, atendibles en la medida que son la expresión de impotencia ante hechos lamentables sobre los que se tiene escaso control o injerencia; así, menudearon comentarios como Ceneval se ve re mal, Cene mal, Cienegal, escándalo se escribe con c de Ceneval, Ceneval es filial de la lotería, porque con sus exámenes entras por suerte y otros.

            Se trajo de nueva cuenta a colación el papel de juez y parte de los asociados del Ceneval y se cuestionó ampliamente la calidad de sus exámenes, fuego atizado ahora por una credibilidad técnica disminuida. No hay que olvidar la rebelión que enfrentó la UNAM desde 1999 a la intervención del Ceneval y que terminó en la solicitud de la suspensión de sus derechos y obligaciones como miembro de la Asamblea General de Asociados en 2004, según marca el Ceneval en su Estatuto.

            El debate, sin embargo, no debe centrarse en las ganancias millonarias del Ceneval, las sospechas de corrupción o el curso que tome el asunto UV, pues las autoridades federales y el propio gobierno de Veracruz ya anunciaron su apoyo económico a la casa de estudios, sino la contradicción que entraña el hecho de que las universidades no sean capaces de evaluar a quienes ingresarán a sus aulas y el que la evaluación esté monopolizada por un organismo privado que es prácticamente una confesión de incompetencia del sistema educativo para realizar una evaluación adecuada, transparente y de alta calidad de la educación que imparte.

El proyecto evaluador del que se habla para el sistema educativo veracruzano adquiere mayor relevancia a la luz de estos hechos, habrá que ver en qué consiste. Como soy escéptica hasta niveles impresentables, me sumo a Santo Tomás: hasta no ver no creer y para más acertar, tentar.

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