Tienes un mensajito
La Política en Tacones
De Pilar Ramírez Ramírezramirez.pilar@gmail.com

14 de agosto 2008

La llegada de la telefonía celular modificó el panorama urbano, quizá no mejoró la comunicación entre las personas, pero definitivamente todos hablamos más por teléfono. Se calcula que a nivel mundial se venden mil celulares por minuto, ritmo con el cual se tenía previsto que en el mes de julio de este año hubiera tres mil millones de celulares activos, cifra equivalente a la mitad de la población mundial. Según datos de la Comisión Federal de Telecomunicaciones, en México los teléfonos celulares superan los 35 millones, mientras que el número de líneas fijas rebasa apenas los 18 millones, es decir, uno de cada tres mexicanos tiene un celular, gracias a la facilidad para adquirir uno, ya que los hay de muchos precios.

La competencia entre las empresas fabricantes propició que por una parte, digámoslo así, se democratizara el uso del celular, y por otra, paradójicamente, son objetos que denotan status, ya que la gama de precios va de los 300 a los 12 mil pesos; por supuesto, entre más costoso el celular, coloca a su portador en un nivel social distinto. Como sucedía, o quizá sucede todavía con los automóviles, escucho a menudo a las personas hablar de los celulares por marca y número de modelo, lo cual no deja de intrigarme, pues sólo en el deseo de adquirirlos encuentro explicación para recordar los números que identifican a los distintos modelos, sin otra ayuda mnemotécnica.

Curiosamente el éxito de los celulares parece radicar en que dejaron de ser sólo teléfonos y se convirtieron en verdaderos equipos multimedia; lo cual es otra medida de status social, pobre de aquel que tenga un celular que sólo sirve para comunicarse telefónicamente. Con los celulares se puede navegar en internet, enviar y recibir mensajes, ver videos, escuchar música, tomar fotografías, utilizarlos como pequeñas consolas de videojuegos, son calculadoras, agendas personales, despertadores y tienen distintos niveles de conectividad.

Con el uso extendido del teléfono celular, la gente se fue acostumbrando a ventilar sus conversaciones en los sitios más inverosímiles, no sólo restaurantes, oficina y el automóvil, también en cines, en la calle, en sanitarios públicos y hasta en la propia casa, aunque haya línea fija.

            Pronto se les encontraron nuevos usos. Los adolescentes tienen a la mano un instrumento para copiar en los exámenes, lo mismo que un apoyo para dirimir disputas entre grupos o bandas. Hace poco en una secundaria de la pequeña ciudad de Tlacotalpan, los estudiantes hicieron circular entre sus celulares un video tomado en los sanitarios de dos jovencitos teniendo sexo oral, que usaban para lo que ahora se conoce como cyberbullying que es al acoso escolar grabado con el teléfono, como ejemplo para quienes piensan que sólo sucede en las grandes ciudades.

Con ayuda de la tecnología bluetooth ha aparecido lo que se llama el toothing que es una invitación al sexo anónimo, en áreas concurridas como conciertos, congresos o edificios corporativos, el interesado da en su celular la instrucción “encontrar otros dispositivos” y el sistema se encarga de localizarlos, luego envía el mensaje “¿toothing?” sin necesidad de marcar números telefónicos; el emisor no sabe quién lo lee y el receptor no sabe quién lo envía, pero si reconocen el significado del mensaje se acuerda el sitio exacto del encuentro.

            La cámara fotográfica ha tenido usos múltiples. Las televisoras llenan contenido en su programación invitando a los espectadores a enviar fotografías de sucesos que consideren noticiosos y que suelen ser tomadas con celulares. Así, los fotógrafos de prensa aficionados son ahora legión y le disminuyen a los medios importantes costos de producción. Está el caso de los policías de la ciudad de León que grabaron mientras moría a un delincuente que había recibido tres balazos, “tu último espasmo para Te caché” le pide con burla el policía al joven.

            Con las cámaras digitales de los celulares también ha habido una invasión a la privacidad que requiere ser regulada. Sitios como youtube tiene una gran cantidad de video que contienen escenas cuyos protagonistas desconocen que se hicieron públicas, hay choques, peleas, juergas en las que se muestra a personas alcoholizadas y escenas sexuales tomadas sin autorización. Los sitios que ofrecen videos de esta naturaleza se vuelto muy especializas gracias a que el material con el que pueden hacer negocio ahora abunda gracias a los celulares.

            Con la reproducción de audio de los celulares y la diversificación de opciones para este uso, actualmente son muy pocos los que se han salvado de estar en situaciones de trabajo como reuniones, conferencias o acuerdos y ser interrumpidos por los acordes musicales de cumbias y piezas gruperas como “La niña fresa”, “La camisa negra”, temas de programas como “Batman”, “Los padrinos mágicos” y otros con música igual de selecta, anunciándoles que tienen un mensaje o una llamada en su celular. ¿Quién iba a pensar que ese objeto cada vez más pequeño puede imponer cambios en las conductas sociales cada vez más grandes?

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