Viernes
2 de Mayo del 2006
Gran
debut como cirquero experimentado hace manolito bartlett, al columpiarse
delante del pejelópez –al fin su paisanito- para que lo vea y le haga
la gracia suprema de subirlo a su carro.
Desde luego manolito, dice que no dejará a su partidazo en las manos
rapiñeras del moretón y su cuadrilla de asaltantes quienes, según el
patricio poblano, se robaron y mantienen secuestrado al PRI.
Total, nada nuevo en el paisaje de los empujones para seguir enchufados
al presupuesto nacional, ese que da las mieles tan dulces como el amor,
al parecer, inagotables.
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Pero, entre tantos peros, queda el cómo resolver al caso del góberprecioso,
manita prieta de manolito en Puebla, apoyador del moretón hasta que lo
dejó colgado porque nuestro precioso y chingón mandamenos, le hacía
sombra de la mala al ya cadáver candidato del partidazo.
Los acuerdos entre facinerosos, siempre acaban mal, pues entre mulas nomás
las patadas se oyen.
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No se olviden que manolito bartlett, secretario de gobernación en los
tiempos del afeminado presidente de la ences, fue el que tiró el
sistema para hacerle de pleito ratero las elecciones memito cárdenas,
entregándole en charola de plata el triunfo al siempre maravilloso
carlillos salinitas de Gortari.
Hoy, todos se hacen weyes, se abrazan como si nadie hubiera dejado el
cuero, muchos la vida, en el proceso del cambio rumbo a una democracia
debilucha, por tanto móndrigo metemanos que pretenden ahogarla. ¡Aguas!
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Destaca el hecho de que unos y otros, lo primero que se arrojan a la
jeta, es que son “traidores” no hablan de ideales, futuro, planeación;
todo es la rebatinga por las chambas y su argumento principal, único,
es llamarse traidores, se conocen tanto, son tan iguales perredistas,
verdes priistas, panistas…
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Una canción de guerra de los Incas, dice:
“Beberemos en el cráneo del traidor
y con sus dientes haremos un collar.
De sus huesos haremos flautas,
de su piel haremos un tambor.
Entonces, bailaremos.
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Wences Angulo, les recuerda a los politiqueros regionales, desde las
ruinas de La Floresta: “-Cuado hay hambre, no hay pan duro”.
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La furia de los aficionados a la selección de fútbol, me tiene
asombrado; me reclaman airadamente que apueste a que los ratoncitos
verdes, quedarán entre los 8 últimos lugares del torneo en Alemania.
Se dejan llevar por lo que les dicen que sientan y crean en las
televisoras –jamás pensar por sí mismos- principales empresarios del
juego rentable, esos consorcios ganarán fortunas si el equipito pasa a
otra ronda.
Las ventas de anuncios llegarían a las nubes, de ahí el confundir a la
perrada para que no distinga entre sus negocios y ganancias, con el
honor de la patria.
De todas maneras reafirmo: $500 a que la selección mexicana quedará
entre los ocho últimos lugares de la pachanga seudo deportiva.
Aquí los espero para sumarse a los 23 valientes que ya dejaron amarrado
el compromiso. ¡Qué tanto es tantito!
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Entre las curiosidades del presidencialismo mexicano, están los
mandatarios que pasaron raudamente por La Silla:
Pedro Lascurain: 55 minutos. José Ignacio Pavón: dos días. José María
Bocanegra: cinco días. Pedro Vélez: nueve días. Rómulo Díaz de la
Vega: veintiún días.
Todos ellos tuvieron sus cinco minutos de fama; ninguno tuvo tiempo
suficiente para arruinar al país.
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Los apodos que les pusimos a los príncipes mexicanos priítas, reflejan
lo que padecimos con ellos: El nopalito, el hechizado, el bueno, el
gordo, el rico, el sabio, el hermoso, el cruel, el extraviado, el perro,
el zonzo, el terrible y el soso. Comienza con Pascual II, termina con
Ernesto I.
¿Y sabías que, según la leyenda, estos príncipes mexicanos podían
convertir en oro todo lo que tocaban?
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Cuando Alfredo Citarrosa murió en Montevideo, su amigo Juceca subió
con él hasta los portones del Paraíso, por no dejarlo solo en esos trámites.
Y cuando volvió, Juceca, contó lo que había escuchado:
San Pedro preguntó nombre, edad, oficio.
-Cantor- dijo Alfredo.
El portero quiso saber: cantor de qué.
-Milongas- dijo Alfredo.
San Pedro no conocía. Lo picó la curiosidad, y mandó:
-Canta.
Citarrosa cantó. Una milonga, dos, cien. San Pedro quería que aquello
no acabara nunca. La voz de Alfredo, que tanto había hecho vibrar los
suelos, estaba haciendo vibrar los cielos.
Y Dios, que andaba por ahí pastoreando nubes paró la oreja. Y contó
Juceca que ésta fue la única vez que Dios, no supo quién era Dios.
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Rocío Jurado, sabe cantar; deja escuela en muchos lugares donde sus
imitadoras hacen fama y fortuna, sin rozar, siquiera, las alturas de la
andaluza prodigiosa, ahora ya da salida del mundo al que alegró y
festejó maravillosamente.
Seguramente cuando sea recibida en el Paraíso y le pregunten su oficio
dirá, como Citarrosa, cantaora y de qué manera iluminará aquellos
confines si entona… como una ola… grabé tu nombre en mi barca… cúbreme…
y tantas otras melodías que, con su voz, nos acaricia al alma. ¿Quién
como Rocío Jurado?
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También en la ciudad del cine gringa Jolibud, el Santo, es muy
reconocido, apreciado y está siempre en la mente de muchos mexicanos
radicados allá, luchando como Santo, para sobrevivir.
Probablemente los interesados en difundir la imagen sacralizada del
gladiador de Tulancingo, encuentren buenos modos y fondos, para levantar
la capilla, que ya es urgente, donde organizar formalmente el culto
incipiente pero de gran potencial entre los vecinos acogotados por la
desventura e injusticias que le llueven de todas partes.
Tulancingo recibiría los beneficios de los peregrinos internacionales,
vendrían del Japón, Indonesia la misma China, donde Santo, es ídolo
imbatible.
Si la hacen espacio en Pachuca, a la pantomima de la santa muerte,
apoyada desde la presidencia municipal ¿por qué Tulancingo se quedaría
atrás? Si tiene una figura, la única, de prestigio indiscutible.
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Desde luego no hay posible comparación moral, ética, de proyección
internacional, beneficio y ejemplo para sus paisanos que Santo y
marcialito maciel y también en la misma cuerda el otro pretensioso
ya encaramado en los altares, pepemaría escrivá de balaguer y conde de
lo que más les guste, pues compró media docena de títulos
nobiliarios, mero cartón piedra.
Qué diferencia con Santo, humilde, leal, valiente, justo, fuerte,
sereno, vestido masculinamente, sin faldas y colguijés feminoides. ¡Ustedes
deciden!
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Contemplando las ruinas de La Floresta, medita Wences Angulo:
“-La verdad es tan diversa, numerosa, como los espíritus para
escucharla”
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Complicidades, traiciones, cochupos, negruras, a:
José
Manuel Toscana