Martes
30 de Mayo del 2006
Termina
mayo dejando un mar de dudas, sin realizaciones pero, afortunadamente en
junio, todo será peor, aguantaremos carretonadas de estupideces
provenientes, como jamás imaginamos sucedería, del torneo futbolero y
las campañas de los cretinos en pos del premio mayor nacional.
Tal vez nos ayuden a capotear el temporal de la degradación los santos
recordados durante el mes y, en su infinita tolerancia, encontremos guía
y consuelo para salir del trance hasta las elecciones federales.
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Alcibíades y Marcelino abren la tanda de los martirizados por
sostenerse en la fe; entre los paisanos del embajador de Camerún,
Fernadeé Medalleé, asiduo concurrente a La Floresta, festejamos a
Luwanga y Mulumba Kalemba, quienes llegaron a los altares luego de
comerse crudos un par de misioneros británicos que los indigestaron, a
tal grado, que en sus dolores merecieron el cielo.
Optato, Caliopa, Saturniano, Nabor, Cunegunda, Quirico, Barbarigo,
Hipacio, Ursicinio, Heráclides, Basilides y Ostiano figuran en el
martirologio destacadamente.
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Merecen mención por su indiscutible importancia histórica, Juan el
Bautista, genuina fuente de inspiración de poemas, óperas, tragedias,
balets y pinturas de gran calidad; le siguen Pedro y Pablo, puntales de
la próspera empresa financiero-religiosa más conspicua de la historia.
Uno fundador, Pedro sin mayores merecimientos; el otro arribista exitosísimo,
Pablo, judío helenizado, fue quien delineó al Cristianismo con las
sutilezas del pensamiento griego que lo diferenció del judaísmo, bases
que perduran hasta nuestros días, ciertamente, dijera Fox, muy alejadas
de las planteadas en la Iglesia Primitiva, esa sí heroica, maravillosa,
con su aportación indiscutible a la concordia mediante el Amor, como
instrumento principal del espíritu en toda relación de calidad entre
las personas.
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No dejemos en el olvido Corpus Cristi, festejo más conocido como el Día
de las Mulas, fiesta nacional pues todos tenemos mucho para celebrar.
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Las obras de La Floresta de Tulancingo y sus orillas, no serán
terminadas; los fondos disponibles están dando patadas de ahogado.
La parte principal se fue en ocultar el cableado, ahí se enterraron más
de cinco millones; el resto malamente se gasta en materiales mediocres y
mano de obra chafísima.
Cuando se les acabe la cuerda, suspenderán los trabajos, aguardarán
por el apoyo del gobierno estatal, cosa que llevará meses y meses, pues
los presupuestos se tramitan al finalizar el año y se ejercen bien
avanzada la siguiente temporada.
Así que prepárense para seguir en un ambiente bombardeado. Los que
saben comentan que la escasez de dineros se debe a que tres personas se
atravesaron durante los ajustes, planes y determinaciones del proyecto,
motivando que los 20 y pico de millones iniciales, fueran retirados,
dejando apenas los nueve ya agotados. Sobre advertencia no hay engaño.
Al tiempo.
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El ambulantaje en el Distrito Federal, al llegar los perredistas al
desgobierno, sumaba 80 mil miembros; hoy ronda 550 mil individuos que
apoquinan una mordida diaria de 50 pesos promedio, la cual es controlada
por las manos eficientísimas de la banda ladrona del pejelópez, bajo
el mando directo de rené bejarano, dolores padierna y su competente
equipazo.
Hagan cuentas; las cifras marean al más centrado; son números
oficiales, a la vista del que quiera ver, conocer, pensar y decidir.
Dos hijos, un sobrino y un yerno de la lideresa de los ambulantes, recién
sacada del frescobote, -donde cayó por matona- entrarán en la Asamblea
del Distrito federal y en la Cámara de Diputados, unos por el PRD,
otros por el PRI, o sea, que para todos hay… ¡háganle como quieran,
jijos de la jijurria!
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Me hace cosquillas en el orifánfano escuchar al badulaque presidente
municipal de Tulancingo quién, dice, inspira sus actos de gobierno en
la forma de ser del pejelópez. ¡Hay nanita! Por eso estamos como
andamos cada día más frejomadreados.
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Cuando leas estas notas, Alfonso Elizondo, epónimo ingeniero
residiendo en Tulancingo, estará volando rumbo al Círculo Polar Ártico,
desde donde se dejará caer en la zona del mar Báltico, para revisar
algunos detalles interesantes que se dan por esos rumbos de la canica.
Estará durante 21 días lejos de La Floresta, tiempo suficiente para
corroborar, en el gigantesco Museo de Leningrado, las munificencias del
siempre recordado monje Rasputín.
Seguramente Elizondo García, traerá a la Mesa de Celebridades,
experiencias de viajero frecuente, costumbre adquirida cuando salió por
primera vez de Saltillo, el siglo pasado, con su bastimento de huevos
cocidos a la valenciana, burritas de machaca, chicharrón prensado y
sotol.
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“El silencio es sabiduría en tiempos difíciles”, nos recuerda
Wences Angulo, desde La Floresta desahuciada.
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Todo los que hemos pasado por la furris experiencia de contemplar
individuos con una borrachera atroz, ingiriendo marrascapaches en alguna
truculenta piquera, combinados malamente con la ingestión de tripas,
trompa, oreja, charales, tacos de ojo y otras botanas mortíferas,
usuales en antros de baja estofa, los recordamos temerosos con el
consecuente malestar insoportable por atiborrarse con porquerías, que
los llevó a vomitar en las puertas de la cantinucha, donde los perros
infaltables, devoraron sus vómitos felices, sin ladrar siquiera.
Luego, todos juntos, perros y ebrios, siguieron la francachela caminado
por este mundo sin memoria de esas grotescas acciones que los dañaron
severamente.
Así contemplo las alianzas -seudo políticas- entre los cabecillas de
los partiditos de tres al cuatro que vomitan sobre el ambiente nacional,
también las paredes, los árboles, el campo y todo sitio impropio para
cubrirlo con sus hedores, esperpénticas, figuras ayunas de propuestas.
Me cuesta trabajo separar, en estos casos, quién hace el papel de
perro, quién de vómito y el que sale de borracho.
Se los dejo de tarea, luego me cuentan sus conclusiones y me indican cuál
es la manera para distinguir entre pejelópez, madracito, bartlelito,
marincito, guadarramita y demás fauna canezca (perruna) de acompañamiento
infaltable, que rondan en las infamante pulcatas donde arreglan sus
porquerías, eso sí, revestidos con la bandera nacional con la que
envuelven su inmundicia.
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¿Qué les van a decir a los muertitos del perredismo a manos del priísmo?
¿a los fundadores del perredé? Aventados en la cuneta del reparto de
guesos, donde les dan lugar y consideraciones mil a todos los que
abandonan la chalupa hundida del priísmo, a costillas de la real
militancia, secuestrada por el pejelópez y sus achichincles, todos
hijos de salinas de gortari, sin falta. ¡Lástima margarito!
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De los otros clanes de distintos matices, ni la pena vale entretenerse
con ellos; son como los gallitos corrientes que se cortan el pescuezo
solitos, antes de salir al palenque.
Cosa de recordar su paso nefasto por la sierra poblana, y varios
municipios miserables hidalguenses, secuestrados por esas gavillas para
su personalísimo provecho. ¡Lástima margarito!
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En 1844, Santa Anna, frunce la cara, pierde la mirada en el vacío; está
pensando en algún gallo caído en combate, o en su propia pierna, la
que perdió, venerada prenda de gloria militar.
Hace seis años, durante una guerrita contra el rey de la dulce Francia,
un cañonazo le arrancó la pierna. Desde el lecho de agonía, el
mutilado presidente dictó a sus secretarios un lacónico mensaje de
quince páginas de adiós a la patria; pero volvió a la vida y al
poder, como tenía costumbre.
Un cortejo enorme acompañó a la pierna desde Veracruz hasta la
capital. Llegó la pierna bao palio, escoltada por Santa Anna, que
asomaba su sombrero de blancas plumas por la ventana del carruaje; y
detrás, a toda gala, vinieron obispos y ministros y embajadores y un ejército
de húsares, dragones y coraceros.
La pierna atravesó mil arcos de flores, de pueblo en pueblo, entre
filas de banderas, y a su paso iba recibiendo responsos y discursos,
odas, himnos, salvas de cañón y repiques de campana.
Al llegar al cementerio, el presidente pronunció, ante el panteón, el
homenaje final a ese pedazo de él que la muerte se había llevado a
modo de adelanto.
Desde entonces le duele la pierna que le falta. Hoy le duele más que
nunca, le duele hasta no dar más, porque el pueblo sublevado ha
reventado el monumento que la guardaba y está arrastrando la pierna por
las calles de México.
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Luego de la furris actuación de los mechicas en la dulce Francia,
jugando contra la selección africana vestida con los colores franchutes
(siete son de un azul oscurísimo) varios apostadores que cruzaron
apuestas contra mí, quieren rajarse, pues no le ven patas para pollo a
los jurgolistas nacionales, pobrecitos ellos, desubicados, desinflados,
desdibujados, desunidos. ¿Cómo los ven ustedes?
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Contemplando la ruina de La Floresta, antes remanso encantador, Wences
Angulo, advierte: “-Hay una cosa peor que ser viejo; y es no llegar a
serlo”
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Apuestas, retos, envites, albures, cartas marcadas, patitas, a: