Los mexicanos bebemos cataratas de las aguas del olvido Los votos de Jackson y de Jacinta Francisco Marcial
El planeta Azul y el
Origen de las Especies Políticos delicatessen y con títulos nobiliario
Un Corazón para
Tulancingo
Censurado Brincan intereses desde otros frentes interesados por AEXA ¿Día Internacional de la Mujer? Sueño de los justos en la Cámara de diputaos Fernando de la Peña y Jorge Márquez
Constitución de 1917? David Penchyna recibido de dientes para afuera Fernando de la Peña y programas realizables. A toda capillita le llega su fiestecita… Barón Rojo Tulancinguense estrenará... Que no confunda la decoración con el decoro...
Virgen de
Guadalupe Ellos solitos se jugaron el pellejo
Tulancingo,
en estos días me recuerda al burro de la
noria… La Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos Ya decidieron por quien votar? ¿Fregón es el candidato priísta para Pachuca? Tulancingo esta decepcionado y abatido…
Márquez
Alvarado
tiene ante sí, el reto de su vida Tulancingo, está triste y melancólico.
Tulancingo,
esta triste. Manual de Modismos de Habla Hispana Joaquín Árcega, flamante diputado
Cierran las campañas Tulancingo entró de lleno la onda violenta ¡A
destramparnos...
Lástima
de Candidato
Luciano
Pavarotti TULANCINGO ENFRENTA PROBLEMAS SIN SOLUCIÓN ¿COMO LES FUE CON SUS CANDIDATOS? |
Excalibur
1 de agosto del 2009
Atendiendo un trabajo profesional solicitado expresamente para el acervo del Archivo de Tulancingo, Luis Felipe López Monroy, organizó sus bártulos y se lanzó al filo de la noche rumbo a Huapalcalco, objetivo de su expedición fotográfica nocturna
* Valiente, como es, Luís Felipe, marchó solo llevando como acompañante un telefonito portátil y sus cámaras testimoniales, confiado en la suerte y la protección de sus múltiples hadas bienhechoras. * En plena faena artística percibió una presencia extraña acompañada de ladridos sordos y toses secas, queriendo que no se le enchinó el cuero y el pelo parecía de puerco espín de lo erizado, tratando de recuperar el ánimo perdido para no entrar en pánico, con la tenue luz del celular intentó localizar el origen de tan perturbadores manifestaciones metafísicas, en balde todo, pero ya más entonado a fuerza de flashazos debidamente reforzados con palabrotas, conjuros y plegarias de reconocida fama y fuerza ultra humana, intentó espantar a los entes del más allá, lo que al parecer, logró., * Con el aliento entrecortado Luís Felipe una vez más increpó al nagual, pues los indicios señalaban la presencia del mítico personaje emisario de secretos para dar con tesoros escondidos, dispuestos para el disfrute de los valientes. Nada. * Retornó López Monroy a su cantón en el caso de la ciudad, sin demora, encendió una veladora por aquello de no te entumas, por el resto de la madrugada, sin lograr hilvanar el sueño tranquilizador. * Han pasado algunos días y el fotógrafo pretende reunir un grupo de avezados vecinos para seguir la pista dejada por el nagual, según se ve en las espléndidas fotografías de las arruinadas ruinas toltecas, con el resplandor de la luces urbanas como fondo. Nadie se ha rajado pero nadie ha dicho esta boca es mía y ¡vámonos por el tesoro! Como otros tantos paisanos que han experimentado el lúgubre momento de escuchar y sentir la cercanía de seres de otras dimensiones.
* Si tú avezado lector de Hidalguía, sientes que tu corazón late con vigor y te gustan las aventuras, esta es una buena oportunidad para conocer de qué estás hecho y, de paso, levantarte con algunos vestigios toltecas de gran valor arqueológico y joyas escondidas por los bandidos, amos de la región en los tiempos coloniales y luego en los días de la independencia y revoluciones sin cuento que padeció el país y la comarca, de lo que ahora es Tulancingo. * Más de una fortuna de las familias acaudalas del cotarro, viene de los tesoros recuperados, casi siempre con el consentimiento del nagual custodio, complacido ante la presencia de hombres templados, mujeres fascinantes y aventureros de paso que se llevan el gato al agua, premiándolos con las talegas del botín perdido por los avaros, facinerosos y otros pillos dados a esconder riquezas mal habidas, pero que se purifican cuando son encontradas por hombres bragados. *
Tal vez levantes las cejas ante el relato y digas conmigo: yo no creo en las brujas… pero existen
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