José Manuel Toscana Escribe con Hidalguía: Festejos Revolucionarios

Con los festejos de la Revolución Mexicana cumpliendo 97 años de farsa sostenida a la vista, y frente al puente magnífico que se abre a los fanáticos de vagar y echar relajo a la menor provocación, nos perfilamos al fin de un año que ha sido especialmente duro con medio país, sin mirar más allá de las fronteras donde a otros países también les ha pegado, con singular ensañamiento, la mala fortuna.

Casi aniquilados por los elementos, en estos vecindarios nos mal consolamos cuando conocemos lo que pasa en el sureste mexicano, donde las cosas sí son color de hormiga y más lo serán por mucho tiempo y remedios a base de carretadas de dineros, que no existen.

¿Ya están integrándose al elenco cinematográfico que pondrá al mundo artístico regional por las nubes? La semana entrante comenzamos a rodar pasajes importantes de “Botellita de Jerez” donde las glorias de Tulancingo serán conocidas por la ciudad y el mundo, como anuncian desde los balcones vaticanos.

“El Mastuerzo” compromete su honor de niño ex Lezama, para conseguir becas en la “Academia de Artes Cinematográficas de Niuyor” a los destacados intérpretes del sentimiento hidalguense.

Oferta invaluable, irrepetible, motivada por el inmenso amor de Paco Barrios al terruño y recuerdos de una infancia feliz, pese a los churreros que nunca faltaron, estorban, en las elevadas farragosas nubes del virreinato regional.

El cuartel general del programa quedó instalado en “Pulque para Dos” bajo la dirección de Andrés Puig y flota de acompañamiento. Ahí se prueban vestuarios, ensayan complejos diálogos, dan conferencias de prensa a los medios especializados, cambian experiencias, firman los contratos exclusivos para futuras concentraciones de talento, bajo la visión de Sergio Arau águila descalza, copetona.

Paquito Tujague, cocinero gringo, instalado en la cúpula de una soberana cadena hotelera en Nuevayork, ofrece tortas llamadas “bagel” a sólo mil dólares la teleruca hecha con harinas muy refinadas.

Justifica el precio por el relleno que agrega al postinero virote; son ingredientes para quitar el hipo, como las cerezas Goji del Himalaya, de gran moda por sus elevados contenidos de antioxidantes, antienvejecimiento, antirrábicos, sobre todo porque se le considera el “viagra frutal” cosechadas con guantes estériles para evitar deterioros tan solo con el contacto manual.

Además, lleva porciones de trufa blanca a 12 dólares el gramo, queso crema recién elaborado con leche orgánica de óptima calidad, tipo Liconsa.

En lugar de cilantro, lechuga o epazote, agrega una hoja de oro puro comestible. Para acompañas el suculento manjar el reconocido cocinero ofrece una jarrita de tepache o un chilatole o un chocolatito espeso o, por lo menos, un cafecito de olla con piquete. (Reforma 9/XI/07)

En Xicotepec, no se amilanan: En La Choza, están disponibles manjares de semejante calidad a precios pagables por la apreciada clientela, misma que ha ido conociendo sabores deliciosos antes impensables por estos vericuetos serranos.

“Huevos Rotos” “Chamorros Filipinos” “Alubias de Ayes” “Tapioca enhebrada” entre otras novedades que hacen, de “La Choza” un oasis placentero en estos batallados tiempos. ¡No se los pierdan!

En la “Mesa de Celebridades” de La Floresta de un Tulancingo del lejano ayer, corre la receta que mantiene y sostiene a Wences Angulo libre de todo mal. A saber: 12 cucharadas soperas copeteadas de avena, otras tantas de amaranto, 2 de salvado, 1 de ajonjolí, 12 nueces, 12 almendras, 3 de pasitas o ciruelas.

Mezcladas perfectamente, se ingieren cotidianamente al salir el padre Sol, tres cucharadas con medio litro de leche de burra o la mejor disponible.

Comenzando hoy, antes que cambie el calendario verán sus arterias libres del maloso colesterol, infames triglicéridos, traidora glucosa, horrible urea, agria creatinina y demás lastres arruinadores como restos de botanas y costras de tlamapa, recuperando a esa digestión perfecta que nos permitía comer rieles sin rechistar.

Me consta que varios médicos afamados de la comarca, asiduos y puntuales a la Mesa, tomaron cuidadosa nota de la receta para difundirla entre sus pacientes, siendo éstos galenos los primeros en aprovechar el poderoso remedio para los desvíos de la resbaladiza salud.

Para bajar la tortuga cariñosa, recomiendo una botelluca de coñac Hennessy X. O. de seis litros, de 225 mil pesos. Si no alcanza la firulilla denle mate a una de champán Clicquot Yellowboam, de 25 mil pesucos, y si están muy de bajada una ampollita Gran Dama Pucci, apenas 2,985 machacantes. No sean roñosos.

En 1913, una de estas mañanas me asesiné en algún polvoriento camino de México, y el hecho me produjo una honda impresión.

No ha sido éste el primer crimen que he cometido. Desde hace setenta y un años nací en Ohio y recibí el nombre de Ambrosio Bierce hasta mi reciente deceso, he destripado a mis padres y a diversos familiares, amigos y colegas. Estos conmovedores episodios han salpicado de sangre mis días o mis cuentos, que me da lo mismo: la diferencia entre la vida que viví y la vida que escribí es asunto de los farsantes que en el mundo ejecutan la ley humana, la crítica literaria y la voluntad de Dios.

Para poner fin a mis días, me sumé a las tropas de Pancho Villa y elegí una de las muchas balas perdidas que en estos tiempos pasan zumbando sobre la tierra mexicana.

Este método me resultó más práctico que la horca, más barato que el veneno, más cómodo que disparar con mi propio dedo y más digno que esperar a que la enfermedad o la vejez se hicieran cargo de la faena. (Un relato revolucionario)

Sigue el asombro y los festejos panistas por el éxito en la contienda por la Municipalidad de Xicotepec. Tenían dudas de ganar y ser reconocidos como triunfadores, pues la apuesta del rival fue muy elevada.

Quedan muchos días cuesta arriba; lo que se van, harán la vida imposible a los que entrarán al relevo hasta mediados de febrero.

Demasiado tiempo para esperar recibir sin broncas los restos del Ayuntamiento: secretos archivos desaparecidos, cuentas pendientes, papelería confidencial, compromisos bajo la mesa, deudas que ya no se pagarán, vehículos utilitarios que seguirán la tradición de servir para los pagos de última hora y que dejan, a los que van llegando, chiflando en la loma.

Ricardo Olvera, preclaro integrante de la Mesa de Celebridades, en Tulancingo, llegó a los 46 años festejando con sus compinches como mandan las buenas costumbres.

Wences Angulo, Ricardo Olvera, Arturo García, Salvador Montoya y Camilo Ahued

Considerando el gusto por la vida abierta, el rocanrrol, los humos báquicos y otros encantamientos que hacen grato el pasaje por este mundo, Ricardo Olvera difícilmente llegará a los 100 años, asunto que tampoco le quita el sueño; se conforma con llegar, uno por uno, hasta donde alcancen las arenas del reloj inclemente.

Si el panismo de Xicotepec, hubiera impulsado la diputación local bajo Hermengildo Rivera, ¿Quién los hubiera parado? ¿Qué los llevó a menospreciar tan valioso recurso humano? Ahora Rivera, quedó entrampado y Xicotepec pierde, indudablemente.

El gran Cirilo Mérida Rosales, de valor y presencia indiscutible, rindió lanzas al enemigo jurado desde todas las tribunas que ha tenido disponibles. ¿Qué le pasó Lic. Mérida? Las convicciones de toda la vida ¿Dónde fenecieron? ¿Qué me dice?

Tengo la impresión, sin poderla redondear todavía, que más de uno de los previos presidentes municipales de Xicotepec, bajita la mano, apoyaron al panismo regional. Nadie lo dirá, tampoco lo probará, ellos menos que nadie lo confirmarán, pero la duda es grande frente a los contundentes resultados contrarios al interés priísta de toda su vida.

¿Desde cuándo Carlitos Barragán comenzó a perder? ¿Cuando abrió su campaña, hace más de 4 años, por el municipio serrano? Cuando Millo Fosado tenía medio gobierno por consumar. Sus quién mas quién menos con la maestra Zenorina. Su retos abiertos con otros expresidentes que no eran de su gusto y así, ¿cuántos fueron sumando agravios para cobrárselos el día más oportuno?

Valdrá la pena escuchar el punto de vista de Barragán Amador acerca de todo este merequetengue.

Los mexicanos tenemos la costumbre de comernos la muerte, esqueleto de azúcar o chocolate chorreando caramelo de colores, y además de comerla la cantamos y la bailamos y la bebemos y la dormimos.

Por burlarnos del poder y del dinero, a veces nos vestimos de la muerte con monóculo y levita, charreteras y medallas, pero la preferimos desnuda de todo ropaje, sabrosona, borrachita y con ella marchamos del brazo en una parranda interminable.

Día de los Vivos debería llamarse el Día de los Muertos, aunque pensándolo bien da lo mismo, porque todo el que viene va y el que va viene, y al fin y al cabo el comienzo de lo que comienza está siempre en el final de lo que finaliza.

Escuché el pasado domingo:

“Ni son todos los que están,

ni están todos los que son .

Unos están por poco

y otros por poco no están”

Premoniciones en un Manicomio, que nada tiene que ver con lo sucedido en el sufrido Municipio de Xicotepec de Juárez, donde dan vuelta los vientos serranos para volvernos locos.

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