El próximo lunes 26, cumple 75 años Wences Angulo, están avisados, no se
hagan rosca a la hora de felicitarlo dejándose ver con obsequios que
manifiesten el aprecio y veneración que le tienen al magíster impar. Lleven
copal, mirra y dólares por si se ofreciera.
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Charlando acerca las
maravillas del mundo como las pirámides egipcias, el Taj Mahal, el Canal de
Panamá, el Empire State, la Basílica de San Pedro, el Coliseo Romano, la
Muralla China, Wences Angulo, menciona otras maravillas de las que puede hablar
a profundidad:
La maravilla de la Oración, la maravilla de la Fe, la maravilla de Perseverar,
la maravilla del Perdón, la maravilla de gozar de la Vida, la maravilla de Reír
y la maravilla de Amar.
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Muy pronto, medianías de
febrero, en Tulancingo, se impartirá un taller de Mandala de Armonía del Ayur-Veda.
Conocerás cómo interactúa
tu mente y espíritu, a través de tu cuerpo; aprenderás técnicas milenarias
de la India, y te relajarás al sonido de los Cuencos Tibetanos, para tener la
mayor satisfacción al comprobar que estás aportando algo constructivo para tu
vida. Más información: linwu_70@yahoo.com.mx
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Una revista, “Poder y
Negocios” enumeró a las 100 personas más importantes actualmente, en el país.
Ninguna es hidalguense o poblana, así que no tenemos figurones relevantes entre
los que parten el queso, pese a las ínfulas que se dan ellos solitos, como los
pavorreales. ¡Lástima Margarito!
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Edda Padilla, estrella de
Ruta, entre su increíble linaje familiar, cuenta con una de las damas bataclaneras
más relevantes de los años veinte, cuando el México posrevolucionario se abría
al mundo, pleno de curiosidad y ansias de vivir, luego de la feroz guerra civil.
Celia Padilla, fue la señora
que llenó el espacio de alegría, a la par de Celia Montealbán, María Conesa,
Dolores del Río, Lupe Vélez y otras beldades que rompían los corazones —y
los hogares y los bolsillos— de algunos machitos mexicanos de aquellos
tiempos, idos para nunca jamás.
También Edda Padilla,
ahora va conociendo en carne propia las amenazas y conjuros de las personas
citadas en sus notas reporteriles, quienes no quedan bien paradas, por su
accionar tenebroso en los cargos públicos donde trasiegan dineros del pueblo en
provecho personal.
No es poca cosa, ni
sencilla la situación; la violencia contra periodistas en México, es la más
intensa del planeta, como si estuviéramos en un frente belicoso, por eso no se
debe dejar pasar, dejar hacer, cuando se dan este tipo de amenazas.
Ofuscados, reaccionamos
sin pensar en las consecuencias de nuestros dichos y hechos, algunas veces la
fatalidad hace estragos y entonces, ya no hay más remedio que encomendar el
alma del agredido al Divino Curtidor.
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En 1699, nunca pudo
vestirse solo, ni leer de corrido, ni pararse por su cuenta. A los cuarenta años,
es un viejecito sin herederos, que agoniza rodeado de confesores, exorcistas,
cortesanos y embajadores que disputan el trono.
Los médicos, vencidos,
le han quitado de encima, las palomas recién muertas. Y las entrañas de
cordero. Las sanguijuelas ya no cubren su cuerpo.
No le dan de beber
aguardiente ni agua de la vida traída de Málaga, porque sólo resta esperar la
convulsión que lo arrancará del mundo.
A la luz de los hachones,
un Cristo ensangrentado asiste, desde la cabecera de la cama, a la ceremonia
final.
El cardenal salpica agua
bendita con el hisopo. La alcoba huele a cera, a incienso, a mugre. El viento
golpea los postigos del palacio, mal atados con cordeles.
Lo llevarán al pudridero
de El Escorial, donde lo espera, desde hace años, la urna de mármol que lleva
su nombre.
Ése era su viaje
preferido, pero hace tiempo que no visita su propia tumba ni asoma la nariz a la
calle.
Está Madrid lleno de
baches y basuras y vagabundos armados; y los soldados, que malviven de la sopa
boba de los conventos, no se molestan en defender al rey.
Las últimas veces que se atrevió a salir, las lavanderas del río Manzanares y
los muchachos de la calle persiguieron el carruaje y lo acribillaron a insultos
y pedradas.
Carlos II, rojos los ojos saltones, tiembla y delira. Él es un pedacito de
carne amarilla que huye entre las sábanas, mientras huye también el siglo y se
acaba, así, la dinastía que hizo la conquista de América.
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Se recomienda a los
amigos, cuatachos y cómplices que se abstengan de hacer cualquier tipo de
deporte; no desgasten, inútilmente, sus vértebras, coyunturas, tobillos,
rodillas, tendones y demás elementos sumamente delicados de nuestro cuerpecito,
diseñado para fines mucho más sofisticados, propios de la masa cerebral que
nos distingue del resto de la creación.
Jamás corran ni troten,
no levanten pesas ni estiren resortes, ni quemen calorías en rutinas violentas
simuladoras de salud.
Hagan ejercicios suaves,
como bailar, nadar, charlar, caminar calmadamente.
Desde luego, las prácticas
amatorias son totalmente recomendables, bajo las condiciones que se presenten.
La inmensa mayoría de
las enfermedades, derivan de los daños causados en la espina dorsal, de donde
parten absolutamente todas las ramificaciones controladoras de los diversos órganos
y sus complejas funciones.
En la medida que
sometemos a presiones fuera del uso normal a las vértebras y los cojinetes que
las separan y modulan en sus movimientos, estaremos cavando una fosa repleta de
males. Algunos de consecuencias fatales.
Así que dejen esos malos
pensamientos y nefastos propósitos de comenzar el año nuevo, buscando la
figura y esbeltez perdidas, haciendo toda clase de desfiguros en gimnasios,
parques y caminos que se ven plagados de seudo deportistas condenados a sufrir
calamidades por el desconocimiento de las funciones de nuestro organismo y el
mantenimiento adecuado para que nos dure, mientras dure, a todo vapor.
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También las dietas
instantáneas, pastillas mágicas, licuados potentísimo curalotodo, efluvios
secretos, tizanas antiguas y otras salidas por la vía corta buscando soluciones
sin esfuerzo, esas que no requieren de voluntad y perseverancia, son caminos
directos para hundirnos en abismos irremontables, pues la charlatanería seudo médica
está en apogeo, como nunca se había contemplado.
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Todo este rollo es para
desearles lo mejor del mundo en la temporada por llegar que exigirá de cada uno
de nosotros la mayor concentración, la confianza en lo que somos y hacemos, la
serenidad para que los idiotas no perturben el espacio y el valor supremo de
seguir viviendo. Para lo que necesitamos la mejor herramienta disponible. La
Salud.
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La Noche Buena de 1973, en
Montevideo, cuartel noveno de Caballería: jodida noche. Rugidos de camiones, ráfagas
de metralla, los presos al suelo, boca abajo, manos en la nuca, un fusil clavado
en cada espalda, gritos, patadas, culatazos, amenazas…
A la mañana siguiente,
uno de los presos, que todavía no había perdido la cuenta del almanaque,
recordó: —Hoy es domingo de Navidad.
Estaba prohibido juntarse. Pero
se hizo. Al centro del barrancón, se hizo.
Ayudaron los que no eran
cristianos. Algunos vigilaban los portones de rejas y seguían los pasos de los
soldados de guardia.
Otros formaron un anillo de
gente que iba y venía caminando como al descuido, alrededor de los celebrantes.
Miguel Brun susurró
algunas palabras. Evocó el nacimiento de Jesús, que anunciaba la redención de
todos los cautivos. Jesús sería perseguido, encarcelado, atormentado y
asesinado, pero un domingo como éste, había hecho crujir los muros, y los había
volteado, para que toda prisión tuviera libertad y toda soledad tuviera
encuentro.
Los presos no tenían
nada. Ni pan, ni vino, ni vasos siquiera. Fue la comunión de las manos vacías.
Miguel ofreció al que había ofrecido.
—Comamos –susurró-
Éste es su cuerpo.
Y los cristianos se
llevaron la mano a la boca, y comieron el pan invisible.
—Bebamos. Ésta es su sangre.
Y alzaron la ninguna
copa, y bebieron el vino invisible.
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Wences Angulo, nos
recuerda en víspera de la Navidad, que las maravillas del mundo no se edifican
por el hombre, ni se construyen con dineros… se reciben de Dios
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Felicidades, felicidades y más felicidades a:
José
Manuel Toscana
C. Elec.
ContiClays@aol.com
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