Viernes
16 de Junio del 2006
El
mejor presidente mexicano de todos los tiempos fue el viejo Adolfo
Ruiz Cortines. A saber:
No llevó a su familia a Los Pinos, no hizo negocio alguno, cuando dejó
la chamba se fue para su casita en el jarocho puerto para vivir en
soledad y jugar dominó el resto de su vida que llegó a los 84 años.
¿Qué más podemos pedir los sufridos mexicanos?
Siempre estamos cuidándole las manos al presidente y familia directa o
adquirida en la barata, como la que está saliendo de Los Pinoles, no se
diga de los amigos y cómplices de moda sexenal.
Desde luego el buen ejemplo cunde entre los virreyes estatales, como
padecemos en Hidalgo y Puebla, donde forman dinastías
hereditarias para levantarse con todo lo que se mueve bajo las piedras
calcinadas de las saqueadas entidades.
Por eso añoramos al único presidiente que no tenía título
profesional, ni cachucha militarista ¡Viva Ruiz Cortines!...
bola de cacos.
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Pero, no todo era felicidad en los tiempos ruíz cortinistas. Con
dos matrimonios previos, la ñora María Izaguirre, tenía un
pasado agitadón como empresaria de carne blanca en donde la reencontró
el veterano revolucionario.
La dama en cuestión hacia negocitos, levantaba edificios y jugaba la
baraja con singular pasión; traía galanes de cine como el artrista
Luís Aldaz, pero nada del otro mundo, así llegó a los 87 años
bien vividos.
Los hijos previos de la alegre dama, dedicaron su júbilo a pilotear
aviones y rejonear toribios de lidia hasta su muerte. Algunos buenos
negocitos les ayudaron a pasarla chipén. Tampoco escandalizaron
demasiado y sus gustitos jamás distrajeron al pueblo que los veía
pasar sin pena y sin gloria; por todo eso y mucho más. ¡Viva Ruiz
Cortínes… jijos del máis!
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Cuando llegaron a Puebla, Maximiliano y Carlota, solamente
seis propietarios dejaron de engalanar sus fachadas, en homenaje a los
emperadores; Puebla, ciudad levítica con profundas raíces religiosas,
veía en Juárez y en “los rojos” a los mayores enemigos de
la fe.
Sus habitantes veían en Maximiliano a un campeón que venía a
salvar su religión de los embates de don Benito, entregado a los
yanquis y por lo tanto a los luteranos y calvinistas y protestantes.
Reinó el más absoluto regocijo.
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Los liberales odiaban cordialmente a los poblanos, a tal grado que
Ignacio Zaragoza, propuso formalmente a Juárez, incendiar
la ciudad.
La malévola ironía de Juárez y su venganza rencorosa contra Puebla,
de la mano con la ceguera de los mediocres chapitos que han hecho
botín del martirizado estado, impusieron sarcásticamente el nombrecito
“Puebla de Zaragoza”. ¡Alabado!
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Entre los pequeños negocios rentables aptos para desarrollarse en las
montañas poblanas, están la cría de caracoles y la de ranas,
unos para el paladar, otras para curtiduría de calidad.
Los caracoles se exportan a varios países; unos veracruzanos muy
abusados, tienen el trenecito caminado, es cuestión de comunicarse con
ellos para subirse al éxito; su empresa se llama Caracoles Helix de
México, están establecidos en Córdoba, Veracruz.
Las ranas y sapos para fines industriales se cultivan en Brasil
de donde importamos millones de dólares anualmente de pieles curtidas.
El clima húmedo, las instalaciones semi abandonadas de los beneficios
cafetaleros y otras ventajas, hacen viable estos negocios de poca
inversión y tiempo breve para obtener resultados, desde luego aplicando
la tecnología y cuidados que necesitan cada una de estas versiones de
trabajo.
Los pececitos de colores, son negocio excelente; en Morelos
existen criadores que los venden uno por uno, a precio de alhajas.
En Toluca, está una empresa de primera donde fabrican alimentos
para estos bichos con todos los elementos necesarios para alcanzar
beneficios.
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La lucha por sobrevivir es dura, pero al mismo tiempo puede contener
gratificaciones y ganancias suficientes. Requiere de trabajo, tecnología,
algunos pesos y persistencia. ¿Quién le entra?
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La revista “Letras Libres” circulando, contiene un análisis
de los tres principales contendientes por la presidencia de México.
Cada autor concluye de la siguiente manera su análisis del prospecto
revisado.
De Felipe Calderón, dice Sabina Berman: “- Un país que crece en
lo económico, pero milimétricamente. Un país que participa en la
globalización, pero más como depositario de inversiones que con un
aliento centrífugo de exportador. Un país donde el gobierno desliza
veladamente breves y gentiles regalos a la Iglesia
Un país con una democracia que no se atreve a evolucionar del respeto
al voto de las mayorías hacia el florecimiento de las libertades
individuales. Tal vez, si no cumple con hacer un cogobierno, un país
donde la clase política se dedica a negociarlo todo, no pone a un lado
sus intereses propios y, como ahora, donde la democracia sigue
empantanada en la inacción.
Un país donde coexisten: las desigualdades abismales, el aumento muy
gradual del empleo y un lento avance de los servicios públicos.
De nuevo: un país estable. Nada espectacular, para bien o para mal.
Parafraseando a Calderón: “Los proyectos moderados tiene ventajas”
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Sigue Pejelópez, visto por Enrique Krause: “-Costó
casi un siglo transitar pacíficamente a la democracia. El mexicano lo
sabe y lo valora. De optar por la movilización interminable,
potencialmente revolucionaria, López Obrador jugará con un fuego que
acabará por devorarlo.
Y si llega al poder, el “hombre maná” que se ha propuesto
purificar, de una vez por todas, la existencia de México, descubrirá
tarde o temprano que los países no se purifican; en todo caso mejoran.
Descubrirá que, para gobernar democráticamente a México, no sólo
tendrá que pasar del trópico al Altiplano, sino del Altiplano a la
aldea global.
En uno u otro caso, la desilusión de las expectativas mesiánicas
sobrevendrá inevitablemente.
En cambio la democracia y la fe sobrevivirán, cada una en su esfera
propia. Pero en el trance, México habrá perdido años
irrecuperables”
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Cierra con la conclusión sobre Roberto Madrazo, escrita por
Enrique Serna: “-Precursor de la apertura democrática,
Carlos Madrazo tiene asegurado un lugar importante en la historia
moderna de México, junto al reformador Reyes Heroles.
Su hijo también ha hecho méritos para pasar a la historia, pero en
compañía de próceres como el Negro Durazo, José Murat, los hermanos
salinas de Gortari, el Niño Verde y el góber precioso, Mario Marín.
Alquimista electoral, gesticulador de tiempo completo, testaferro de una
oligarquía parasitaria que ha hecho fortunas insultantes a costa del
erario, el hijo adoptivo de Hank González representa todo lo que México
quiso dejar atrás en el año 2000”.
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“…Corren los caballitos,
los grandotes y los chiquitos,
porque allá en la caballeriza,
la comida se sirvió…”
Así definió el mejor compositor mexicano de todos los tiempos Cri Crí,
la pelea por meterle mano al caudal envenenado de la Patria: la
presidencia, con más tesoros que los encontrados por Ali Babá y
los cuarenta ladrones.
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Ante la pertinaz incertidumbre política, los efímeros éxitos
deportivos, la inagotable postración generalizada, Wences Angulo,
advierte: “-Tratemos de que lo trivial no se convierta en esencial, y
que no tomemos lo esencial como trivialidad”
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Angustias, poblanitos, candidatos, cándidos, sapitos, caracolillos, a:
José
Manuel Toscana