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Sábado
1 de Septiembre del 2007 * Érase
una vez, en los tiempos revolucionarios, que un señor feudal de los
territorios norteños del
reino, amo y señor de sus encomendados por el monarca Porfirio, cuando
los vientos políticos, económicos y sociales cambiaron de rumbo
desbancando al eterno dictador, se convirtió por arte y magia de una
hechicera llamada Ambición,
en implacable revolucionario, dejando atrás su cómodo, agachón,
pasado. * La
Revolución le hizo injusticia llevándolo al mando supremo del ruinoso
país, llenándolo de honores y fortuna por algunos años los, que
aprovechó para hacer de las suyas, cerrándole el paso a sus antes
compinches incondicionales que, le exigían a
gritos y tiros, parte del botín conseguido en la salvaje guerra
civil. * Acorralado,
Venustiano
Carranza, organizó la salida de la capital federal con los
poderes, archivos, personal y tesoros
de la Nación quebrada, retacando varios trenes incluidos
algunos burócratas y sus familias, que
darían forma al gobierno carrancista en el puerto
de Veracruz. Como ya
traía la suerte torcida al Barbón de Cuatro Ciénegas, no pudo llegar
al mar, saltando del tren en
los parajes poblanos por donde
cruza la vía, allá por Oriental., Puebla. * Ya
en plena huída sus planes, sobre la marcha, eran el llegar
al Golfo de México, cruzando la serranía pero ya lo traían
finto sus rivales obregonistas con su séquito de matarifes que lo
fueron orillando hasta dejarlo sin escolta, salvo unos cuantos fieles
que lo siguieron hasta donde fue acribillado en Tlaxcalantongo y, según
las pruebas, el mismo Carranza, al ponderar su situación, mejor se dio
un plomazo en pleno corazón., en 1920. * Tal
vez esto y más ya lo sabías Morgana, pues así es el cuento
oficialista de aquellos sangrientos hechos, pero van quedando las leyendas
una de las cuales habla de un Tesoro fabuloso de latas mantequeras
repletas con monedas de
oro. * Un
poblano de la serranía
andaba en La Bola, como tantos, batallando a favor de Carranza,
con el cual tenía alguna cercanía y gozaba de la confianza
del Gran Ladrón, que
le encaró recogiera una lana en la Casa de Moneda, (una funcionada en Pachuca provisionalmente y otra
en la capital) para que lo alcanzara en Veracruz, pagar a las tropas,
burócratas y, lo que sobrara, fuera repartido entre los fieles
a la causa carrancista. * El
entonces militar de mediano rango Lindoro Hernández Alderete, fue a cumplir las órdenes
presidenciales y aquí
comienza el cuento…
pronto se enteró que, a don
Venus, le habían hecho la vida imposible; ya no pudo seguirlo
al puerto jarocho viéndose obligado a cargar con aquel tesoro
-por los montes de la Sierra
Madre Oriental- creciente en la imaginación de los protagonistas. * El
Tesoro de Carranza,
de haber existido, estuvo o está, en algún paraje cercano a Xicotepec;
los “expertos” hablan de 50 mulas cargadas con cientos de latas con
monedas de oro * Lindoro
Hernández
murió sin contar nada a nadie, al menos conocido; ni negó ni afirmó
los hechos en los que, dice la leyenda, se involucró de tiempo
completo. * Hombre
inteligente, charlaba con amigos de confianza preguntándoles cuáles
eran las mejores formas seguras de guardar y conservar el valor
del dinero, sin darles mayores explicaciones por sus preguntas
recurrentes; insistía a sus hijos que se prepararan profesionalmente,
pues el dinero sin conocimientos es una maldición, Lindoro
viajó a la frontera varias veces acompañado solamente de su chófer y,
en una de esas cambió de paisajes terrenales por los infinitos, llevándose
a la tumba el secreto del Tesoro de Carranza. * Uno
de sus hijos me entrevistó, luego de escucharme en una presentación
que hice ante un candidato
al trono virreinal poblanito, sobre la posibilidad de instalar un
funicular de gran
envergadura para subir y bajar cargamentos
desde La Ceiba a
Teopancingo, descongestionado así la miserable carretera serrana que,
apenas ahora, se verá relevada de una carga vehicular, insoportable,
desde hace más de 28 años,
con la nueva vía en construcción. * Me
pidió total discreción y
un espacio de cuatro horas, por lo menos, para exponerme el tema y ver
si lo podía ayudar a encontrar el ansiado tesoro. La cita fue en un
hermosísimo jardín de mi familia con la mejor vista de la ciudad de México,
en la vieja carretera a Cuernavaca, al atardecer y por más de cuatro
horas seguí el relato. * Escuché
atentamente la fascinante narración de
lo que este amigo sabía de primera mano y de las consejas que le
llegaban, sin reposo, a él y su
parentela. * Metiche,
curioso, que soy, organicé una serie de actividades paralelas con la
finalidad de encuadrar los
hechos y separarlos de los mitos, cosa nada sencilla, pero con ayuda de
personas capaces en asuntos extraños,
pronto estaba ya consultando en las hemerotecas, escarbando algunos
archivos confidenciales, conversando con gente de le época con buena
memoria, visité algunos lugares como referencia y buscando apoyos
profesionales contacté a los más exitosos buscadores de tesoros
del mundo, quienes estaban entretenidos en Brasil
en pos de un naufragio de los tiempos greco-romanos, perdido en las
costas de aquel país del
ensueño. * Fui
aportándoles los datos a los increíbles descubridores de tesoros
perdidos, sobre todo barcos hundidos, los que, a
su vez, me daban las bases para avanzar con pasos firmes y
ponderar si había algo de cierto en
todo el relato del mentado tesoro carrancista que mereciera el esfuerzo, la
inversión y los riesgos. * Al
mismo tiempo le pasaba datos de los avances al hijo del general Lindoro,
quien me decía que, tanto él y su familia estarían muy gustosos de
compartir conmigo las mieles del
tesoro llegado el momento; pero todo
él fue evolucionando al ver la seriedad
de las personas contactadas y la petición de los expertos
internacionales de formalizar el trato, pues con la información
recabada por mí, existían bases confiables para llegar a la verdad y
al Tesoro, eventualmente. * El
tono de voz y la mirada del principal interesado, fueron cambiando por
momentos, tornándose ambicioso, receloso y con ganas de brincar por su
cuenta evitando mi intervención ahora que la leyenda podía ser una
realidad impensable, más allá de
lo soñado. * Como
para mi era una cuestión de mera aventura, enfrié las relaciones
aprovechando el éxito de los buzos que apenas habían encontraron el
fabuloso tesoro en la costa carioca, lo cual retrazó a salida del
equipo de profesionales rumbo a México. * No
volví a saber de aquel amigo fugaz, ni del tesoro perdido, ni de la
familia interesada, al menos por el dicho del contacto que se ubicaba en
la capital, había vivido en Ciudad Juárez, algún tiempo y que era de
profesión arquitecto, todo esto allá por 1979. * Lindoro
Hernández,
dicen, controlaba más de
cinco mil hectáreas sumando varios
ranchos por los rumbos
donde era
el jefe supremo, pasando de perseguido a señor feudal, una vez
amnistiado por sus enemigos de los tiempos de la revolufia, luego
de su muerte los parientes desbarataron las casas de las fincas, también
escarbaron en los predios del
viejo militar
en pos de las monedas que nunca aparecieron. * Personas
hay en Xicotepec,
que sueñan y están dispuestas invertir para encontrar esas latas
doradas, pues “saben”
de buena fuente, dónde quedo la bolita en alguna de las cuevas
de las barrancas
insondables por donde ahora cruzará la autopista rumbo a Tuxpan.,
angustiados pues no sea la
de malas y, en una de esas, todo
caiga en las manos infieles de los que van pasando, dejándolos en la
cuneta de la fortuna. * Las
cuentas alegres que hacía el hijo del general daban por ahí de los
cinco mil millones de
pesos, a valores de 1979, el monto del tesoro perdido, por eso que los
sueños eran, en verdad, calenturientos. * Tú
dices Morgana, si les das la mano o los hechizas para que sigan soñando. * Mientras
decides si amparas
los sueños de opio de los
ambiciosos, te recomiendo, para atemperar tus encantos hechiceros,
escuches las voces de Andrea
Bocelli y Sara Brightman, unidos en una canción que ya es inmortal; luego,
contrastando, la Sinfonía Heroica de Beethoven
y te sigues con esa locura increíble del violín
de Paganini,
personajes, todos, que nunca la tuvieron fácil
en la vida, pero remontaron cuanto obstáculo se les puso
enfrente para reducirlos a la mediocridad, dejándonos
a los simples mortales tesoros inmensos, inagotables, inmarcesibles
de gran belleza, por encima de todos los oros, diamantes
y bienes materiales que el
mundo, tentador, nos ofrece.; por cierto: Añoro
tus hechizos.
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