Como te ven te votan
La Política en Tacones
De
Pilar Ramírez
Ramírezramirez.pilar@gmail.com
23
de octubre de 2008
Algunos
estudiosos de la comunicación política aseguran que si Abraham Lincoln
participara en una contienda electoral contemporánea no la ganaría,
porque su imagen no resultaría atractiva para conseguir votos. Muchas de
las elecciones actuales en los llamados sistemas democráticos tienen
como signo el desplazamiento de las plataformas partidistas y las
propuestas de los candidatos por los mensajes que construyen los
asesores de comunicación para un mundo político dominado por las
imágenes. En México, pagamos seis años de ocurrencias rancheras por el
impacto mediático de una imagen de bravura aderezada de un lenguaje
folclórico que igualaba los retos de la gestión gubernamental con
tepocatas y víboras prietas.
La campaña electoral en Estados Unidos no se
ha sustraído de esta tendencia, quizá atemperada e incluso sobrepasada
por la crisis económica que está definiendo la inclinación del voto.
Como corroboración de la importancia creciente de la construcción de
imágenes para ganar votos, baste recordar que en 1996, Bob Dole, el
candidato republicano contrincante del entonces presidente Bill Clinton,
no logró superar el carisma de éste a pesar de que había diseñado un
eficiente discurso político electoral que no descansaba, como suele
suceder en las campañas presidenciales estadounidenses, en el tema de
los impuestos, sino en diversas aristas de la política social como la
educación y la seguridad. Dole no logró remontar la desventaja a pesar
del revés que tuvo la campaña de Clinton cuando trascendió a la prensa
información sobre donativos de origen dudoso.
En cambio, cuatro años después, cuando
Clinton había logrado para Estados Unidos un cierto clima de paz, sin
terrorismo a la vista, estabilidad económica y superávit en el
presupuesto, no fue suficiente para retener en el lado demócrata la
presidencia. Quizá los votantes no olvidaron el affaire Lewinsky,
que ocupó mucho más espacio en los medios que los logros de la
administración Clinton.
Para las próximas elecciones de noviembre,
John McCain tiene varias desventajas frente a su oponente Barack Obama.
El inconveniente de los resultados generales de la administración Bush,
con el remate de la crisis económica, se antoja el reto más difícil de
vencer. En otros planos, especialmente el de la imagen política, McCain
decidió enfrentarlos con una carta que le ha resultado adecuada: la
elección de Sarah Palin como compañera de fórmula.
John McCain es conocido como “maverick” por
su libertad de criterio frente a sus correligionarios, sin embargo elige
a Sarah Palin como compañera, una mujer ultraconservadora que envía un
mensaje tranquilizador al ala más tradicional de los votantes
republicanos; colocar a una mujer como candidata vicepresidencial
intenta equilibrar el entusiasmo que provocó la elección demócrata de un
afroamericano; la juventud de Palin pretende ser contrapeso de la
avanzada edad de McCain, aunque este mismo intento se convierte –para
muchos- en un foco rojo ante la eventual ausencia del senador; el
atractivo físico de la gobernadora de Alaska intenta neutralizar el
carisma de Obama y los muchos espacios que ha ganado su esposa Michelle.
Algunos analistas aseguran que una parte importante de los votos
republicanos serán llevados a las urnas por Palin, no por su experiencia
o sus propuestas sino por el manejo de medios que su equipo de campaña
está realizando, aunque la mayoría de esos mismos analistas confía en
que no será suficiente para aventajar al candidato demócrata.
Hace pocos días Sarah Palin se presentó en
el programa Saturday Night Live, cuyos productores, actores y
espectadores son conocidos por su apoyo al partido demócrata y en el
cual la actriz y guionista Tina Fey personifica a menudo a Palin para
mofarse de ella. Algo similar a la “Martita Según” que hacía Raquel
Pankowsky. Palin se presentó y pidió hacer la tradicional presentación
del programa después del primer sketch, un golpe mediático que
reconoció incluso el staff del popular programa que la mantuvo
como invitada a lo largo de la emisión y que pone a la contendiente en
los medios por, aparentemente, desafiar un ambiente que le es hostil.
A medida
que se acerca la fecha de la elección, las campañas se intensifican y se
trabaja más en la imagen que en la articulación de un discurso. McCain,
con todo y su libertad de criterio ha sido permisivo con los seguidores
que se han presentado a sus concentraciones con los “dressed monkeys” en
una alusión racista despectiva hacia Obama. Palin afirmó que lo único
que distingue a una madre fanática del jockey, como ella, y un perro
bravo es el lápiz labial. En otro contexto, Obama aseveró “usted puede
ponerle lápiz labial a un cerdo y todavía es un cerdo”, equivalente a
nuestro adagio popular de que “aunque la mona se vista de seda, mona se
queda” en referencia a la inexperiencia de Palin. El equipo republicano
lo acusó de inmediato de sexista y sus seguidoras han organizado
manifestaciones con bocas enormes delineadas con lápiz labial. Y así,
los equipos consumen días de campaña con efectos mediáticos, convencidos
de que “como te ven te votan”.
Vamos ganando
Dime cómo hablas
Son lo que son
Seguridades sobre la
inseguridad
Eduardo del Río
El cuero y la camisa
Tienes un mensajito
Usted disculpe
Limpieza
Democrática
Nota roja
Más transparencia
Con b de
burro
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