4
de diciembre de 2008
Antes de la década de los 60 escuchar "música tropical"
se asociaba a lo que hoy llamaríamos "naquez", palabra con la que se
denomina genéricamente al mal gusto. La transformación de nombre
despectivo a objeto de estudio y después a franco relajamiento y
disfrute de la música sin ninguna otra razón la impulsó un profesor
universitario que acudió al Bar León, en el centro histórico del
Distrito Federal, propiedad del músico Pepe Arévalo y llevó consigo a un
grupo de 60 estudiantes para "darles una clase de comunicación humana",
donde el grupo musical de Arévalo era el ejemplo a observar. Cuenta el
músico en la biografía que de él escribió Rafael Figueroa, que después
esto fueron llegando estudiantes acompañados de sus papás, quienes ya no
iban a una práctica de observación sino simplemente a deleitarse con la
música y que también se volvieron asiduos muchos estudiantes de la
Universidad Iberoamericana, así como Carlos Monsiváis, Arturo Ripstein,
Paco Malgesto y Gonzalo Celorio entre otros.
El profesor universitario era Froylán López Narváez,
quien dio vida a todo un movimiento sociocultural llamado "La rumba es
cultura"; así, el son, la rumba, la guaracha y, en general, los ritmos
afrocubanos ensancharon su audiencia con los universitarios y los
intelectuales que fueron aprendiendo a diferenciar los productos que
antes metían con menosprecio en el mismo saco. Ese movimiento tuvo un
foro de difusión en el programa del mismo nombre que condujo López
Narváez en Canal 11 y que se alimentaba de la producción de la música
afroantillana con un gran auge en Puerto Rico y en Nueva York.
En ese género musical, con muchos y excelentes
representantes, fue lanzado en 1978 el álbum Siembra que marcó un
hito. ¿Qué tuvo de novedoso este disco de un joven nuevayorkino de
raíces boricuas que dio cabida a un talentoso compositor y cantante
panameño? Que logró conjugar exitosamente la calidad musical de los
ritmos afroantillanos con contenidos sociales en las letras de las
canciones que hacían referencia a la desigualdad, el racismo, el
consumismo, la dictadura nicaragüense, la unidad latinoamericana o el
amor visto con nuevos ojos y nombrado con nuevos conceptos.
Gracias al genio artístico de Willie Colón, las piezas
incluidas en el álbum no perdieron calidad musical sino que realzaron
los contenidos abordados por Rubén Blades y que no eran de uso corriente
en esos ritmos.
En México, esta producción de Fania Records tuvo buena
acogida tanto por el público tradicional como por los nuevos adeptos que
había creado el movimiento de Froylán López Narváez. Siete piezas fueron
incluidas en aquel acetato. Entre el público universitario e intelectual
"Plástico" que critica el consumismo y "Siembra" con un fuerte contenido
político fueron las mejor recibidas; "Pedro Navaja" que cuenta la vida
de un matón y una prostituta fue la que ganó calle a nivel comercial.
Esta producción musical de Willie Colón es hoy objeto de culto y
referencia obligada en el género musical afroantillano.
Para celebrar los treinta años de Siembra, la
firma Universal ―compradora del catálogo de la desaparecida Fania― acaba
de sacar al mercado un álbum conmemorativo con las piezas originales y
cinco tracks extras.
El disco conmemorativo incluye dos versiones distintas
del tema "Dime", una de ellas que parece inacabada o anterior a la pieza
final y otra con una duración de tres minutos, en lugar de los siete que
tiene en el disco que salió a la venta; una versión de "Pedro Navaja"
más lenta y con ligeros cambios en la letra; una versión instrumental de
"Plástico" y el tema "Ligia Elena" que se trabajó a ritmo de merengue
cuando estaba en preparación el álbum Siembra pero no apareció en
él, sino en un disco posterior, también de Willie Colón y Rubén Blades,
llamado Canciones del solar de los aburridos, donde en lugar de
merengue apareció como un chachachá.
Buena manera de festejar los 30 años de Siembra.
Es un poco como asistir al proceso creativo, como leer distintos finales
en una novela o un cuento o como poder ver los bocetos de una pintura.
Hace ya muchos años que de la mano conocedora y amorosa de Rafael
Figueroa me introduje a esta tradición musical, nunca por razones
intelectuales sino sólo por el placer de oír y bailar, que es como se
disfruta especialmente en Veracruz. Cada vez que aparecía un nuevo álbum
lo escuchábamos hasta el cansancio, aunque Rafael siempre ha mostrado
una incapacidad congénita para aprenderse las letras y termina por
inventarlas. Oír esta edición conmemorativa de Siembra fue como
entrar en la máquina del tiempo donde se conjugaron nuevas y viejas
canciones. Nosotros, como seguramente harán muchos otros, damos la
bienvenida a esta celebración.
Guerra de baja
intensidad
Al fondo a la derecha
Fuentes
Como te ven te votan
Vamos ganando
Dime cómo hablas
Son lo que son
Seguridades sobre la
inseguridad
Eduardo del Río
El cuero y la camisa
Tienes un mensajito
Usted disculpe
Limpieza
Democrática
Nota roja
Más transparencia
Con b de
burro
Los ahorritos
Fitoactivos y nanoesferas
Democracia digital
Palabras bajo sospecha
Ibargüengoitia
Españolas y españoles; ministros y
ministras…
Involúcrame y lo aprendo
Verosimilitud, ficción y realidad
Si acaso te ofendí, perdón
Mujeres y comunicación
Zona Retro
Equidad
Publicidad;
La Hillary
hidalguia@hotmail.com
www.tulancingo.com.mx
www.hidalguia.com.mx
|