Nuestro siguiente programa: IFE
19
de febrero del 2009
Tenemos
un Instituto Federal Electoral (IFE) que nos orilla a seguir añorando al
IFE de José Woldenberg. Aunque terminó el diferendo entre el Instituto
Federal Electoral (IFE) y las dos empresas de televisión más grandes del
país: Televisión Azteca y Televisa, varias consecuencias quedan a la
vista. Una mayoría magra de los consejeros del IFE decidió otorgar el
perdón a las televisoras merced a un acuerdo firmado con la CIRT por el
cual cesaría la transmisión en bloque de los spots de partidos políticos
y del mismo IFE, así como las cortinillas que responsabilizaban al
instituto por la interrupción de los programas.
José Woldenberg.
Es posible que en una evaluación sensata de
la situación de conflicto, fuese aconsejable no escalar a otros niveles
de confrontación que pudiesen enrarecer el ambiente de las campañas
electorales, pero, desde otro punto de vista, el IFE queda como una
institución débil que cede ante el poderío del llamado "cuarto poder"
denominación que recibió originalmente la prensa y ahora, por extensión,
se aplica a los medios electrónicos. Debilidad y no sensatez será el
adjetivo que se le cuelgue a la institución, lo cual pone en entredicho
no sólo su fortaleza frente a otros poderes sino la credibilidad y la
capacidad para conducir el proceso electoral. El detalle de que el
consejero presidente votó a favor de la sanción contra las televisoras
queda perdido en la atención ganada por las cabezas de las notas que
privilegiaron el perdón del IFE, con un tratamiento casi generalizado de
que éste se rindió a las televisoras.
Las empresas de televisión, en cambio,
fortalecen su capacidad de negociación sabedoras de que su
responsabilidad ante la población, las posibles violaciones a la ley
electoral o el comportamiento poco ético puede ser fácilmente perdonado,
no con un acuerdo, como sucede con las instituciones sino con la misma
programación que actuará como bálsamo que borre el mal sabor que dejó la
programación en bloque de los spots del IFE y de los partidos políticos,
terreno en el que ya tienen un trecho ganado porque hicieron creer a los
espectadores que el culpable de las interrupciones era el IFE.
La maniobra les funcionó a las televisoras,
con ayuda de los propios afectados. La población no muere por consumir
información oficial. De hecho, cuando comienzan programas que "huelen" a
institucional, las audiencias huyen. Si a eso se agrega que las
televisoras vieron que el país adolece gravemente de falta de
democracia, el Dr. TV decidió dar al enfermo toda la medicina junta, en
bloques de 10 o 12 spots que irritaron a la población. ¿Porque no quiere
enterarse de las propuestas? ¿Porque no le interesan las elecciones?
¿Porque el lema "nuestra democracia crece" le suena hueco? Quizá en
parte, pero sobre todo porque a los spots les falta creatividad, son los
mismos anuncios planos y faltos de imaginación que han utilizado los
partidos y el IFE desde hace años. Porque después de aquel anuncio del
"te peinas cuñao" de la campaña de credencialización del IFE, hace cerca
de quince años, no han vuelto a tener promocionales que ganen calle como
ése.
Los políticos nos llevaron a rechazar los
discursos largos, porque en ellos cabían más mentiras. La publicidad nos
maleducó y nos convirtió en una sociedad que vive de las sentencias
breves. Si los partidos y la autoridad electoral deciden jugar en el
campo mediático sin atender las reglas que imperan en él, su oportunidad
de ganar la atención de los espectadores se reduce drásticamente.
Habría que preguntarse cómo respondería la
transnacional anglo-holandesa Unilever si alguna de las empresas de
medios le ofreciera una pauta en la que coloca 10 comerciales juntos de
Slim fast para convencer más rápido a los obesos de intentar bajar de
peso con este producto, después otros 10 de Hellmans para hacer creer
que con esa mayonesa se obtendrán los mejores sándwiches o tortas del
mundo, otros tantos de jabón Dove para que las audiencias entiendan más
rápido que con ese jabón quedarán más limpios y con una exfoliación como
de salón de belleza, y así con otras marcas y empresas. Es muy probable
que Unilever se iría con su dinero a otra parte. Pero como con el IFE
sólo se trata de malcumplir la ley, pueden (y lo hicieron) arriesgarse
con escaramuzas como la de interrumpir una transmisión deportiva de alto
rating para que la culpabilidad del IFE también alcanzara muchos puntos
de audiencia.
Vale la pena darse una vuelta por los blogs
que tienen los diarios en línea, donde informan de la decisión del IFE.
Algunos lectores se preguntan si a los pobres les perdonarían una multa
millonaria. Otros hablan de la posición lastimera del IFE, algunos más
lo condenan porque con sus pobres producciones se atreve a interrumpir
el sagrado entretenimiento del que les proveen sanamente las cadenas
televisivas. También aparecen severas críticas a las televisoras e
incluso a los legisladores por la nueva ley electoral. Son diversas y
divergentes las posturas, pero todas son una lección de cómo
televisoras, autoridades y legisladores hacen a un lado los puntos de
vista, nada desdeñables, del ciudadano. Sí, ese mismo que va a emitir su
voto el próximo 5 de julio.
Porque lo digo yo
Animales y
hombres
Caminos de
Guanajuato
Equi…¿qué?
Siembra
Guerra de baja
intensidad
Al fondo a la derecha
Fuentes
Como te ven te votan
Vamos ganando
Dime cómo hablas
Son lo que son
Seguridades sobre la
inseguridad
Eduardo del Río
El cuero y la camisa
Tienes un mensajito
Usted disculpe
Limpieza
Democrática
Nota roja
Más transparencia
Con b de
burro
Los ahorritos
Fitoactivos y nanoesferas
Democracia digital
Palabras bajo sospecha
Ibargüengoitia
Españolas y españoles; ministros y
ministras…
Involúcrame y lo aprendo
Verosimilitud, ficción y realidad
Si acaso te ofendí, perdón
Mujeres y comunicación
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