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decente
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Perspectivas
16
de julio del 2009
Lección de
Civismo 9 julio del 2009
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Evaluación universal
Política en tacones
De Pilar Ramírez
25 de octubre de 2012
Los resultados que
obtuvieron los maestros de primaria en la evaluación
universal eran previsibles.
En un país donde
la lectura brilla por su ausencia y en cuyo sistema
educativo, los cursos de capacitación, habilitación y
actualización docente tienen fines más cercanos a la
mejora escalafonaria que al aprendizaje, donde los
puntajes que obtienen los estudiantes en las
evaluaciones estandarizadas tipo Enlace o Pisa colocan
al país muy abajo en el ranking internacional y donde
existe una cantidad nada desdeñable de deficiencias en
la formación de docentes hubieran resultado incluso
sospechosas calificaciones de excelencia para los
docentes.
En este agitado fin de sexenio
vemos un panorama educativo muy desalentador: se agudizó el
problema de los rechazados de la educación superior porque no
hay suficientes espacios para dar un sitio a todos los jóvenes
que desean seguir su formación universitaria; aun quienes logran
ingresar tienen un futuro incierto derivado tanto de la
situación económica como de las amenazas que penden sobre la
legislación laboral; quienes no lograron mantenerse con éxito en
el handicap educativo tendrán que conformarse con empleos
precarios, porque —de acuerdo con un diagnóstico de la Unesco—
las deficiencias educativas en escritura, lectura y aritmética
sólo les garantizan trabajos con un salario promedio de 1.25
dólares al día; cuando hay iniciativas para mejorar la educación
normal no faltan los grupos que se declaran en rebeldía con los
argumentos más trasnochados, politizan el tema y llaman a un
activismo provocador hasta tal punto que logran apartar el
asunto del ámbito académico al que pertenece y logran colocarlo
en la agenda política para lograr sus fines.
La lista puede continuar y no se
agotaría rápidamente. Entre los problemas graves está también el
de la infraestructura escolar y el equipamiento, que afecta
lógicamente en forma más acusada a las zonas urbanas marginadas,
rurales e indígenas, pero no exclusivamente. Recientemente la
prensa ha recogido imágenes de espacios en condiciones
lamentables donde se “imparten” clases pero que distan mucho de
ser lugares pertinentes para el aprendizaje. El sistema
educativo mexicano enfrenta también la paradoja de egresados de
normales que aspiran a una plaza magisterial y no lo lograrán
porque la SEP sólo dota de un número reducido de ellas a cada
entidad, mientras más del 30 por ciento de las escuelas
primarias son multigrado, es decir que en mismo salón se
imparten dos o más grados escolares y son atendidos por un solo
docente.
Se suma ahora oficialmente algo
que ya se sospechaba desde antes: la falta de preparación de los
maestros. Treinta y siete por ciento de los 264 mil 379
profesores evaluados se ubican en la prioridad 1, es decir, los
que necesitan cursos de manera urgente, porque mostraron
insuficiente preparación en estrategias para enseñar y evaluar,
en los enfoques y los contenidos de los programas, en formación
cívica y ética, educación física y artes, ciencias naturales,
geografía e historia. Ésa es la pésima noticia, la mala es que
los restantes 165 mil 566 docentes —62.6%— se ubican en la
prioridad 2, son los que necesitan atención a corto plazo.
Veracruz está entre las entidades con el mayor número de
docentes que deberán tomar cursos en este ciclo escolar, pero
los deshonrosos primeros lugares se los llevan Estado de México,
San Luis Potosí y Guanajuato, precisamente la tierra del primer
presidente panista y del actual secretario de Educación.
Otro
aspecto de la evaluación que tuvo poca cobertura en los
medios electrónicos fue el de los malos resultados que
presentaron los directivos de las escuelas. Los problemas de
la gestión escolar están a la vista con el desempeño de los
maestros y de los alumnos. Ahora que se habla de
transparencia sindical también habría que transparentar los
mecanismos de elección de los directivos y colocar en estos
cargos a quienes tengan merecimientos académicos para
asegurar mínimamente una mejor operación en las escuelas.
Los cargos directivos en el sistema educativo deben dejar de
ser los pagos a los apoyos de campaña y los regalos al
amigo, al compadre y al que tiene influencias. Estas
prácticas tienen resultados lamentables.
Lo que
causa estupor no son los resultados de la evaluación
universal, que con seguridad muchos esperaban, sino la forma
de presentarlos. Es como mostrar un cadáver y decir que sólo
está un poquito muerto. “Se trata de un diagnóstico personal
no comparable” dijo el secretario Córdova, “no es la visión
punitiva de que necesitas irte a los cursos porque estás de
plano para llorar” añadió. Las áreas en las que están peor
calificados los maestros son las “áreas de oportunidad”,
denominadas así a petición del sindicato para evitar que se
señalen las insuficiencias en el desempeño de los docentes.
Quizá tiene razón el señor secretario, la educación mexicana
no está para llorar, podríamos ponernos a reír y no parar,
si no fuera tan trágico.
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Tacón
bajo:
Por si hiciera falta una muestra de los terribles resultados del
influyentismo y la asignación de cargos por compromisos
políticos, en Veracruz un alto funcionario de educación superior
dice, entre otras cosas, “andábanos”, pero eso sí, afirman
algunos de sus subalternos “tiene muchas ganas de aprender”. Lo
malo no son las cuestiones idiomáticas sino la falta de
preparación que denotan en un directivo ¿Quién medirá el daño
causado al sector educativo a su cargo en lo que se tarda en
aprender?, ¿Habrá evaluación universal para estos funcionarios?
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