Versada por la Independencia y la Revolución 18 de noviembre del 2010

Persignarse11 de noviembre del 2010
Ahí lo dejo
28 de octubre del 2010
Asquito 21 de octubre de 2010
Ninis
2 de septiembre del 2010

Desempleo ilustrado 26 de agosto del 2010

Esa no por que me hiere 8 de octubre del 2009

 

Opacidad Sindical 1 de octubre del 2009

 

Visión de futuro 24 de septiembre del 2009

 

Héroes olvidados 17 de septiembre del 2009
 

Carta a Carlos Alazraki 10 de septiembre del 2009

 

¡Rediez!3 de septiembre del 2009

 

ER27 de agosto del 2009

 

Pobre Gutenberg 20 de agosto del 2009

 

Defender la vida 13 de agosto del 2009
 

Al estilo Jalisco 6 de agosto del 2009
 

Lo que ellos quieren 30 de julio del 2009

Soy narco pero decente 23 de julio del 2009

Perspectivas 16 de julio del 2009

Lección de Civismo 9 julio del 2009

Ahorritos 2 de julio del 2009
¿Circo sin pan?
25 de junio del 2009
Versada jarocha en la academia
17 de junio del 2009
Los lloriqueos 4 de junio del 2009 
Él, Caballero, Fortson
28 de mayo del 2009
Campañas S.A
Tache a la anulación del voto 14 de mayo del 2009.-

Madres e hijos 7 mayo del 2009
Influenza: sobredosis de información
as chicas superpoderosas
Songo le dio a Borondongo
Vivir en el error
SUPERMAN
Ni moza ni musa
Periodismo para mujeres
Yo tenía un chorro de voz
Nuestro siguiente programa: IFE
Porque lo digo yo
 Animales y hombres
Caminos de Guanajuato
Equi…¿qué?
Siembra
Guerra de baja intensidad
Al fondo a la derecha
Fuentes
Como te ven te votan
Vamos ganando
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Son lo que son
Seguridades sobre la inseguridad
Eduardo del Río
El cuero y la camisa
 
Tienes un mensajito
 
Usted disculpe
Limpieza Democrática
Nota roja

Más transparencia
Con b de burro
Los ahorritos
Fitoactivos y nanoesferas
Democracia digital
Palabras bajo sospecha

Ibargüengoitia
Españolas y españoles; ministros y ministras…
Involúcrame y lo aprendo
Verosimilitud, ficción y realidad
Si acaso te ofendí, perdón
Mujeres y comunicación
Zona Retro
Equidad Publicidad;
La Hillary

Realities reales
Política en tacones
De Pilar Ramírez ramirez.pilar@gmail.com


25 de noviembre del 2010


La necesidad se ha convertido en motor del entretenimiento y un buen producto comercializable, especialmente para la televisión. Cuanto más lamentable sea la situación de las personas, será un mejor producto televisivo y sus posibilidades en el mercado se incrementarán notablemente. La desgracia humana es tan diversa que ofrece una gran variedad de temas. Están los desastres naturales que permiten explotar distintas vetas además de la informativa: los dramas familiares, los avatares de los afectados cuando tienen que lidiar con enfermedades, carencias, falta de techo, destrucción de sus casas e imágenes varias de los estragos causados en los poblados, aderezados por la desventura personal. También son muy útiles para hacer quedar bien o mal a los políticos en turno, según el color que hace latir el corazón de los medios.


Así, la televisión nos ha conmovido con imágenes desoladoras de los terremotos en la Ciudad de México, en Haití o en Chile; los incendios en el estado de California, los huracanes Katrina, Alex o Karl, especialmente cuando presentan la desdicha de personas concretas. La televisión, ayudada por la condición humana que tiene una cierta inclinación a asomarse a la vida de los otros, nos ha vuelto insensibles a las cifras, a las estadísticas, en cambio puede conmovernos hasta las lágrimas cuando le ponemos nombre y apellido al desastre, cuando le ponemos un rostro, cuando un testimonio nos habla de la capacidad de destrucción de una inundación, un incendio, un huracán, un tsunami o un terremoto.

La discapacidad se convirtió en otro género de los nuevos reality shows . Sólo estamos dispuestos a abrir nuestra chequera o nuestro monedero cuando un testimonio nos coloca a la discapacidad como algo tangible. Uno se pregunta si el conjunto de empresas que impulsan el Teletón, el Juguetón y otros maratones no podrían simplemente hacer un cheque que quizá rebasaría la cantidad que se reúne con espectáculos diversos y muchas horas de transmisión, también conviene preguntarse si este tipo de programación en verdad nos vuelve más sensibles al tema. Lo que resulta un hecho es el enorme atractivo que ejerce la tragedia humana, pues de ella está hecha casi siempre la producción literaria, fílmica o televisiva.

Iniciativa México consumió una buena cantidad de horas al aire con proyectos que se vistieron de glamour y parecieron dar corporeidad a problemas que son de todos los días: falta de vivienda, problemas de salud, atraso educativo, daño ambiental, carencia de agua, etcétera, como si tales problemas no existieran antes de llegar a la televisión. El dinero destinado a los proyectos ganadores por un muy dudoso jurado que se expresó en votos no era una fortuna, en realidad nos lleva a preguntarnos dónde estaban antes esos proyectos, a quién se los habían presentado, si se los presentaron a alguna autoridad y no les hizo caso ¿no debería darle vergüenza?, porque los problemas no son nuevos y los proyectos tampoco surgieron espontáneamente. Fueron, sin embargo, muy útiles para ocupar tiempo de producción y dar una imagen filantrópica de las televisoras. Hace tiempo que la ancestral enseñanza de “haz el bien sin mirar a quien” sólo provoca risa.

Ya que nos hemos acostumbrado a hacer algo, así sea mínimo, sólo cuando la televisión lo presenta de modo que nos conmueve, sugiero que en adelante, para la aprobación del presupuesto federal se haga un reality show . El duopolio tiene ante sí una gran gama de posibilidades para producir un reality que muestre la dura vida de los rechazados de las universidades públicas y su triste vida de frustración por no poder seguir el ejemplo de Benito Juárez que de ser un pobre pastorcito pudo llegar a presidente de la República. Uno de los programas puede dedicarse a las lamentables condiciones de las universidades patito a las que tienen que recurrir quienes se niegan a abandonar sus aspiraciones por ascender en la escala social vía los grados universitarios, se pueden exhibir los comprobantes de pago de los docentes que trabajan en muchas de estas escuelas que son la última opción de aspirantes que no pudieron ingresar aunque hayan aprobado el examen de Ceneval, porque no hay lugar en las universidades. El público puede votar por el presupuesto que se les debe aumentar a las universidades públicas.

Otra producción puede dedicarse a recorrer las escuelas primarias de las zonas rurales e indígenas del país. Una emisión se dedicaría a las escuelas multigrado, para conocer los malabares que hacen los maestros para atender en el mismo salón a estudiantes de diferentes grados escolares, como corolario pueden transmitir en vivo la resolución de una prueba Enlace por parte de estudiantes cuyas necesidades educativas son atendidas por jóvenes que sólo tienen bachillerato. También se puede hacer un “mano a mano” con exámenes de lectura y de historia a estudiantes de diferente perfil y diversas entidades federativas, a ver si es cierto lo que dijo Fidel Castro de que los niños conocen más a los personajes de Disney que a sus héroes patrios.

“Un día para aprender” puede abordar las condiciones de escuelas que son palapas o construcciones en zonas tropicales que le quitan las ganas de estudiar al más pintado en temporada de calor, porque el modelo de construcción de las escuelas es uniforme, no importa el clima en el que se ubican. Otra veta de producción la pueden encontrar en las telesecundarias y los telebachilleratos cuando los materiales de video no llegan a tiempo o no hubo suficientes, el maestro no llegó porque vive a muchos kilómetros y tiene que hacer el trayecto con medios poco convencionales, las entrevistas in situ ganarán mucho público. Con estos programas ya no importará que el secretario de Educación afirme que ocho mil millones de pesos de incremento es suficiente, el público votará por el incremento que deben aprobar los legisladores para atender realmente los problemas.

También se podrá poner a votación cómo se gasta dicho presupuesto, se podrá entrevistar a cada profesor para mostrar su comprobante de ingresos y saber cuánto se le retiene de cuota sindical y hacer un ejercicio aritmético simple de multiplicación para saber cuánto va a parar a las arcas sindicales. Entonces quizá el público podrá votar para que la transparencia sindical sea legislada.

Después de todo, no es que los espectáculos que nos ofrece la televisión sean malos, lo que sucede es que no los hemos sabido explotar a cabalidad, pero todavía podemos corregir ese error.

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