Versada por la Independencia y la Revolución
18 de noviembre del 2010
Persignarse11 de noviembre del 2010
Ahí lo dejo 28 de octubre del
2010
Asquito 21 de octubre de 2010
Ninis 2 de septiembre del 2010
Desempleo ilustrado
26 de agosto del 2010
Soy narco pero
decente
23
de julio del 2009
Perspectivas
16
de julio del 2009
Lección de
Civismo 9 julio del 2009
Ahorritos
2 de julio del 2009
¿Circo sin pan?
25 de junio del
2009
Versada jarocha en la academia
17 de junio del 2009
Los lloriqueos
4 de
junio del 2009
Él, Caballero, Fortson
28
de mayo del 2009
Campañas S.A
Tache a la
anulación del voto 14 de mayo del
2009.-
Madres e hijos
7 mayo del 2009
Influenza: sobredosis de información
as chicas superpoderosas
Songo le dio a Borondongo
Vivir en el error
SUPERMAN
Ni moza ni musa
Periodismo para mujeres
Yo tenía un chorro de voz
Nuestro siguiente programa: IFE
Porque lo digo yo
Animales y
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Caminos de
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Equi…¿qué?
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Guerra de baja
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Al fondo a la derecha
Fuentes
Como te ven te votan
Vamos ganando
Dime cómo hablas
Son lo que son
Seguridades sobre la
inseguridad
Eduardo del Río
El cuero y la camisa
Tienes un mensajito
Usted disculpe
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Con b de
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Los ahorritos
Fitoactivos y nanoesferas
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Palabras bajo sospecha
Ibargüengoitia
Españolas y españoles; ministros y
ministras…
Involúcrame y lo aprendo
Verosimilitud, ficción y realidad
Si acaso te ofendí, perdón
Mujeres y comunicación
Zona Retro
Equidad
Publicidad;
La Hillary
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Realities reales
Política en tacones
De Pilar Ramírez
25 de noviembre
del 2010
La necesidad se
ha convertido en motor del entretenimiento y un buen producto
comercializable, especialmente para la televisión. Cuanto más lamentable
sea la situación de las personas, será un mejor producto televisivo y
sus posibilidades en el mercado se incrementarán notablemente. La
desgracia humana es tan diversa que ofrece una gran variedad de temas.
Están los desastres naturales que permiten explotar distintas vetas
además de la informativa: los dramas familiares, los avatares de los
afectados cuando tienen que lidiar con enfermedades, carencias, falta de
techo, destrucción de sus casas e imágenes varias de los estragos
causados en los poblados, aderezados por la desventura personal. También
son muy útiles para hacer quedar bien o mal a los políticos en turno,
según el color que hace latir el corazón de los medios.
Así, la televisión nos ha conmovido con imágenes desoladoras de los
terremotos en la Ciudad de México, en Haití o en Chile; los incendios en
el estado de California, los huracanes Katrina, Alex o Karl,
especialmente cuando presentan la desdicha de personas concretas. La
televisión, ayudada por la condición humana que tiene una cierta
inclinación a asomarse a la vida de los otros, nos ha vuelto insensibles
a las cifras, a las estadísticas, en cambio puede conmovernos hasta las
lágrimas cuando le ponemos nombre y apellido al desastre, cuando le
ponemos un rostro, cuando un testimonio nos habla de la capacidad de
destrucción de una inundación, un incendio, un huracán, un tsunami o un
terremoto.
La discapacidad se convirtió en otro género de los nuevos reality shows
. Sólo estamos dispuestos a abrir nuestra chequera o nuestro monedero
cuando un testimonio nos coloca a la discapacidad como algo tangible.
Uno se pregunta si el conjunto de empresas que impulsan el Teletón, el
Juguetón y otros maratones no podrían simplemente hacer un cheque que
quizá rebasaría la cantidad que se reúne con espectáculos diversos y
muchas horas de transmisión, también conviene preguntarse si este tipo
de programación en verdad nos vuelve más sensibles al tema. Lo que
resulta un hecho es el enorme atractivo que ejerce la tragedia humana,
pues de ella está hecha casi siempre la producción literaria, fílmica o
televisiva.
Iniciativa México consumió una buena cantidad de horas al aire con
proyectos que se vistieron de glamour y parecieron dar corporeidad a
problemas que son de todos los días: falta de vivienda, problemas de
salud, atraso educativo, daño ambiental, carencia de agua, etcétera,
como si tales problemas no existieran antes de llegar a la televisión.
El dinero destinado a los proyectos ganadores por un muy dudoso jurado
que se expresó en votos no era una fortuna, en realidad nos lleva a
preguntarnos dónde estaban antes esos proyectos, a quién se los habían
presentado, si se los presentaron a alguna autoridad y no les hizo caso
¿no debería darle vergüenza?, porque los problemas no son nuevos y los
proyectos tampoco surgieron espontáneamente. Fueron, sin embargo, muy
útiles para ocupar tiempo de producción y dar una imagen filantrópica de
las televisoras. Hace tiempo que la ancestral enseñanza de “haz el bien
sin mirar a quien” sólo provoca risa.
Ya que nos hemos acostumbrado a hacer algo, así sea mínimo, sólo cuando
la televisión lo presenta de modo que nos conmueve, sugiero que en
adelante, para la aprobación del presupuesto federal se haga un reality
show . El duopolio tiene ante sí una gran gama de posibilidades para
producir un reality que muestre la dura vida de los rechazados de las
universidades públicas y su triste vida de frustración por no poder
seguir el ejemplo de Benito Juárez que de ser un pobre pastorcito pudo
llegar a presidente de la República. Uno de los programas puede
dedicarse a las lamentables condiciones de las universidades patito a
las que tienen que recurrir quienes se niegan a abandonar sus
aspiraciones por ascender en la escala social vía los grados
universitarios, se pueden exhibir los comprobantes de pago de los
docentes que trabajan en muchas de estas escuelas que son la última
opción de aspirantes que no pudieron ingresar aunque hayan aprobado el
examen de Ceneval, porque no hay lugar en las universidades. El público
puede votar por el presupuesto que se les debe aumentar a las
universidades públicas.
Otra producción puede dedicarse a recorrer las escuelas primarias de las
zonas rurales e indígenas del país. Una emisión se dedicaría a las
escuelas multigrado, para conocer los malabares que hacen los maestros
para atender en el mismo salón a estudiantes de diferentes grados
escolares, como corolario pueden transmitir en vivo la resolución de una
prueba Enlace por parte de estudiantes cuyas necesidades educativas son
atendidas por jóvenes que sólo tienen bachillerato. También se puede
hacer un “mano a mano” con exámenes de lectura y de historia a
estudiantes de diferente perfil y diversas entidades federativas, a ver
si es cierto lo que dijo Fidel Castro de que los niños conocen más a los
personajes de Disney que a sus héroes patrios.
“Un día para aprender” puede abordar las condiciones de escuelas que son
palapas o construcciones en zonas tropicales que le quitan las ganas de
estudiar al más pintado en temporada de calor, porque el modelo de
construcción de las escuelas es uniforme, no importa el clima en el que
se ubican. Otra veta de producción la pueden encontrar en las
telesecundarias y los telebachilleratos cuando los materiales de video
no llegan a tiempo o no hubo suficientes, el maestro no llegó porque
vive a muchos kilómetros y tiene que hacer el trayecto con medios poco
convencionales, las entrevistas in situ ganarán mucho público. Con estos
programas ya no importará que el secretario de Educación afirme que ocho
mil millones de pesos de incremento es suficiente, el público votará por
el incremento que deben aprobar los legisladores para atender realmente
los problemas.
También se podrá poner a votación cómo se gasta dicho presupuesto, se
podrá entrevistar a cada profesor para mostrar su comprobante de
ingresos y saber cuánto se le retiene de cuota sindical y hacer un
ejercicio aritmético simple de multiplicación para saber cuánto va a
parar a las arcas sindicales. Entonces quizá el público podrá votar para
que la transparencia sindical sea legislada.
Después de todo, no es que los espectáculos que nos ofrece la televisión
sean malos, lo que sucede es que no los hemos sabido explotar a
cabalidad, pero todavía podemos corregir ese error.
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