Las chicas superpoderosas
16
de abril del 2009
El
relevo en la Secretaría de Educación Pública era un movimiento que
estaba en la lotería política desde hace meses. Muchos vaticinaban que
la balanza se inclinaría por la lideresa del SNTE y no por la ex
secretaria Vázquez Mota, sin embargo, no podremos saber a ciencia cierta
si la salida de la funcionaria se debió a su rivalidad con la líder
sindical o a una genuina necesidad del PAN por apuntalar sus cuadros de
cara a las próximas elecciones.
Algunos analistas consideran que el cambio son malas
noticias para el sector educativo, por el riesgo de que se cancelen
ciertos programas o que no haya continuidad en algunas tareas, pero
mencionan con especial preocupación el riesgo de la derechización. Mucho
me temo que tal proceso ya está en marcha y gracias a los atajos que ha
tomado ha encontrado vía libre, que llegue al ámbito educativo sólo es
cuestión de tiempo y de dejar actuar a muchas de las taras
preexistentes. Cómplices hay muchos: hacer el trabajo aplicando la ley
del menor esfuerzo, la ausencia de lectura o la falta de incentivos para
luchar contra el conservadurismo cuando del otro lado del horizonte el
panorama no pinta mejor.
El equipo de trabajo de la ex secretaria ha sido
ratificado. Claro que al subsecretario Fernando González ese asunto no
debió haberle quitado el sueño ni un minuto. La permanencia de los
subsecretarios de Educación Superior, Rodolfo Tuirán y de Educación
Media Superior, Miguel Székely, así como la del jefe de la Unidad de
Planeación y de Política Educativa, Jorge Santibáñez, los hombres más
cercanos a Vázquez Mota y sin duda también los de mayores prendas
académicas en la primera línea de la dependencia, autores de varios
programas en marcha dentro de la SEP puede interpretarse de varias
maneras; todo parece indicar que no se privilegió la continuidad sino se
tuvo en consideración que removerlos hubiese sido administrativa y
políticamente inoportuno.
También es preciso reconocer que el
antagonismo entre la ex secretaria y la lideresa sindical había
representado un serio desgaste para la institución, además de una
considerable inversión de tiempo, energía y trabajo político por parte
de la secretaria saliente y de su equipo para mantener el equilibrio de
poder frente a los embates constantes por parte del SNTE.
El nombramiento de Alonso Lujambio al frente
de la SEP mueve a diversas reflexiones. Al darle posesión, Felipe
Calderón lo instruyó a “dar continuidad a la agenda educativa emprendida
por el gobierno federal, cuyo eje es el mejoramiento de la instrucción
en todas las regiones del país a través de la Alianza por la Calidad de
la Educación (ACE)”, con lo que toma fuerza la interpretación de la
victoria de Elba Esther Gordillo, quien en diversas ocasiones acusó a
Vázquez Mota de no cumplir con la ACE. Ergo, el Presidente nombra a un
funcionario al que instruye a cumpir con la Alianza impulsada por el
SNTE, pese a las muchas voces académicas que aconsejan no equiparar la
oposición a la Alianza con el rechazo a mayor calidad educativa sino a
efectuar un análisis más amplio y acucioso si en verdad se desea
alcanzar más y mejor educación.
Quizá muchas cejas se alzaron y otros tantos ceños se
fruncieron con el nombramiento de Alonso Lujambio, no porque se le
nieguen credenciales académicas, pues muchos reconocen su formación y su
trabajo como politólogo, pero es un hecho que el recién nombrado
secretario no tiene trayectoria en el sector educativo, práctica
arraigada en la política mexicana de la que emana un cierto tufo a
desdén por los distintos ámbitos en los que las razones políticas se
colocan por encima de las razones técnicas a la hora de nombrar
funcionarios. No faltará quien piense, con cierta razón, que las razones
políticas son en este caso más relevantes cuando la ejecución de
programas depende en buena medida de las gestiones y acuerdos con el
sindicato. Habrá que ver cuántos espacios logran ganar las nuevas
autoridades; si el recién nombrado secretario conserva por largo tiempo
al equipo de trabajo, con quiénes lo hará si decide integrar uno nuevo
y, particularmente, a qué asuntos dará prioridad.
Como en otras ocasiones, el sector educativo está en
suspenso y hay una buena cantidad de tareas pendientes. Urge una
posición clara y firme frente a la ACE, las reformas a la educación
básica deben concretarse con una serie de medidas que le den
congruencia, la reforma del bachillerato requiere solidez, las escuelas
normales esperan una respuesta, especialmente las normales rurales que
cumplen un papel mal reconocido, los resultados de México en las
evaluaciones internacionales exigen respuestas y acciones más
contundentes, el tema de la evaluación de los aprendizajes hace
imperativo un análisis con un horizonte más amplio que el de los
exámenes de Ceneval, sólo para mencionar algunos de los temas que han
estado recientemente en la agenda. Todos ellos requieren de más, mucho
más que el discurso gastado de siempre
Ni moza ni musa
Periodismo para mujeres
Yo tenía un chorro de voz
Nuestro siguiente programa: IFE
Porque lo digo yo
Animales y
hombres
Caminos de
Guanajuato
Equi…¿qué?
Siembra
Guerra de baja
intensidad
Al fondo a la derecha
Fuentes
Como te ven te votan
Vamos ganando
Dime cómo hablas
Son lo que son
Seguridades sobre la
inseguridad
Eduardo del Río
El cuero y la camisa
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Limpieza
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Nota roja
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