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Héroes olvidados
17 de septiembre del 2009
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Ninis 2 de septiembre del 2010 En el sexenio anterior, el gobierno federal encontró un procedimiento sumamente eficaz para enfrentar la pobreza extrema en México: modificó los indicadores para medirla, y así, en una demostración extrema de que el papel es muy resistente, desde un escritorio se eliminaron 10 millones de pobres. No desde cualquier escritorio, sino el del Comité Técnico para la Medición de la Pobreza que para el efecto creó la Sedesol.
En forma similar, se intentó minimizar la preocupante situación por la que atraviesan los jóvenes mexicanos para los que no hay en el horizonte cercano o lejano una situación que les permita ver la vida como un bien digno de disfrutarse, afirmando que son sólo 285 mil los llamados ninis, los jóvenes que ni estudian ni trabajan. En un comunicado conjunto la Secretaría de Educación Pública y la Secretaría de Gobernación señalaron que se sobreestimaba la cifra de los ninis , y para dar fuerza a su afirmación, en el comunicado de prensa indicaron que su dicho se basaba, como suele hacerse en estos casos, en la opinión de “expertos en el tema”. El rector de la UNAM, José Narro Robles enmendó la plana a los secretarios de despacho y les señaló que son siete millones y medio de jóvenes en esa condición, les demandó corregir la cifra y recalcó que el dato provenía de las cifras oficiales. Los funcionarios federales habían descartado en su cuenta a las mujeres jóvenes que desde los 12 años se dedican al cuidado del hogar, circunstancia que validó la directora del Instituto Mexicano de la Juventud al afirmar que la mayoría de esos más de siete millones de ninis son mujeres que realizan trabajo doméstico, “no es que no estén haciendo nada, están dedicadas a las labores del hogar”.
Narro refutó esa consideración, calificó como “injusto e inconveniente que nos parezca correcto que un sector tan importante de la población esté en casa haciendo labores propias del hogar”, porque resulta que más del 80% de esos siete millones y medio de ninis son mujeres. La aceptación del gobierno federal de los datos referidos por el rector estuvo a cargo del secretario de Salud, mientras el secretario de Educación evadió el tema. México suscribió la Declaración Mundial sobre la Educación Superior que se emitió en Paris en 1998, en la que se dedica un capítulo al fortalecimiento de la participación y la promoción del acceso de las mujeres a la educación superior y en el que se recomienda hacer mayores esfuerzos para eliminar los estereotipos en razón de género en la educación y derribar los obstáculos que generan que las mujeres no estén debidamente representadas en las oportunidades educativas de nivel superior. Otras reuniones mundiales han realizado señalamientos similares para el resto de los niveles educativos, pues a pesar de los avances, las mayores oportunidades educativas continúan siendo para los varones. Ahora resulta que la igualdad de oportunidades puede verse aún más amenazada porque de manera oficial se considera “normal” que las mujeres se dediquen a las labores del hogar. A la falta de perspectiva de género se suma la escasa intención de apoyar al sector educativo para ofrecer a los jóvenes oportunidades de desarrollo. Éste no es el primer desencuentro del rector de la UNAM con personajes de la política que no tienen a la educación pública como una prioridad. En el mes de junio, el doctor Narro, durante su intervención en el Foro Universia dijo “presupuesto y comprensión para la universidad pública de Iberoamérica es lo que respetuosamente exigimos”. El líder de la fracción panista en la Cámara de Senadores, Gustavo Madero, se apresuró a declarar a los medios que en lugar de pedir más presupuesto, la UNAM debería informar al Senado el ejercicio del presupuesto, pues es la institución de educación superior que recibe la mayor cantidad de recursos. Independientemente de que el senador exhibe su falta de información acerca de los procedimientos para rendir cuentas a que está obligada la UNAM, ¿podrá comprender el sentido de la universidad pública sin haberse formado en una de ellas? A juzgar por su menosprecio, es muy posible que tampoco se haya enterado de que la UNAM es la única universidad mexicana que ocupa un lugar en varios rankings mundiales. El senador panista es egresado del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente. De los 49 senadores que conforman la bancada panista, 37% estudió en universidades particulares y 22% realizó estudios en el extranjero. Es una suerte que no sea ése el órgano legislativo del que depende el presupuesto de egresos de la Federación, porque es probable que las universidades públicas estuviesen más castigadas y más amenazadas que en este momento. La universidades públicas requieren mayor atención y apoyo para hacer frente a los problemas añejos que tienen. Sólo a manera de ejemplo, en notas recientes se informó que la Universidad Veracruzana recibe menos presupuesto que la Universidad Autónoma Metropolitana a pesar de atender a más alumnos y las instalaciones de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo fueron tomadas por jóvenes que reclaman ampliación de la matrícula. La insuficiencia de lugares para atender la demanda es permanente, pero las universidades no pueden recibir a más aspirantes con la infraestructura y el presupuesto actual. El tema de los ninis y el de las oportunidades educativas deben someterse a un debate serio y no tratar de eliminarlos en el papel, desde un escritorio, aunque se diga que está hecho por “expertos”.
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