Apagón analógico 23 de marzo del 2011

Realities reales 25 de noviembre del 2010

Versada por la Independencia y la Revolución 18 de noviembre del 2010

Persignarse11 de noviembre del 2010
Ahí lo dejo
28 de octubre del 2010
Asquito 21 de octubre de 2010
Ninis
2 de septiembre del 2010

Desempleo ilustrado 26 de agosto del 2010

Esa no por que me hiere 8 de octubre del 2009

 

Opacidad Sindical 1 de octubre del 2009

 

Visión de futuro 24 de septiembre del 2009

 

Héroes olvidados 17 de septiembre del 2009
 

Carta a Carlos Alazraki 10 de septiembre del 2009

 

¡Rediez!3 de septiembre del 2009

 

ER27 de agosto del 2009

 

Pobre Gutenberg 20 de agosto del 2009

 

Defender la vida 13 de agosto del 2009
 

Al estilo Jalisco 6 de agosto del 2009
 

Lo que ellos quieren 30 de julio del 2009

Soy narco pero decente 23 de julio del 2009

Perspectivas 16 de julio del 2009

Lección de Civismo 9 julio del 2009

Ahorritos 2 de julio del 2009
¿Circo sin pan?
25 de junio del 2009
Versada jarocha en la academia
17 de junio del 2009
Los lloriqueos 4 de junio del 2009 
Él, Caballero, Fortson
28 de mayo del 2009
Campañas S.A
Tache a la anulación del voto 14 de mayo del 2009.-

Madres e hijos 7 mayo del 2009
Influenza: sobredosis de información
as chicas superpoderosas
Songo le dio a Borondongo
Vivir en el error
SUPERMAN
Ni moza ni musa
Periodismo para mujeres
Yo tenía un chorro de voz
Nuestro siguiente programa: IFE
Porque lo digo yo
 Animales y hombres
Caminos de Guanajuato
Equi…¿qué?
Siembra
Guerra de baja intensidad
Al fondo a la derecha
Fuentes
Como te ven te votan
Vamos ganando
Dime cómo hablas
Son lo que son
Seguridades sobre la inseguridad
Eduardo del Río
El cuero y la camisa
 
Tienes un mensajito
 
Usted disculpe
Limpieza Democrática
Nota roja

Más transparencia
Con b de burro
Los ahorritos
Fitoactivos y nanoesferas
Democracia digital
Palabras bajo sospecha

Ibargüengoitia
Españolas y españoles; ministros y ministras…
Involúcrame y lo aprendo
Verosimilitud, ficción y realidad
Si acaso te ofendí, perdón
Mujeres y comunicación
Zona Retro
Equidad Publicidad;
La Hillary

Marcho, luego existo
Política en tacones
De Pilar Ramírez ramirez.pilar@gmail.com

7 de abril del 2011

La movilización popular debería ser un foco rojo para cualquier gobernante―y también para los suspirantes― cuando se suman a ella grupos de población con poco historial de participación ciudadana, que deciden salir a las calles a expresar una exigencia. Es el caso del clamor por la Paz y la Seguridad que se expresó en la marcha del 6 de abril. Universitarios, empleados de gobierno, amas de casa, trabajadores de la cultura, secretarias, maestros, jóvenes y niños se dieron cita en al menos treinta sedes para exigir Paz y Seguridad.

Los jóvenes Figueroa fueron debidamente informados de qué se trataba la marcha y que asistir era una lección de civismo más importante que la de los libros. El Figueroa adolescente se retorció como tlaconete en sal y dijo escépticamente que una marcha no cambia nada, lo cual reforzó la convicción paterna de asistir para ver si lo cambia a él. El benjamín de la familia sólo auguró que le dolerían los pies, con lo cual estuvimos de acuerdo pero le anunciamos que estaría feliz de ser ciudadano responsable y que le aliviaría un poco saber que a los demás también les iban a doler, así que estuvo muy atento a las manifestaciones de dolor ajenas; mal de muchos, consuelo de ciudadano.



El foco rojo está muy encendido, porque los escépticos también salieron, también respondieron, también actuaron porque ya no ven más opciones para tener Paz y Seguridad.

Ricardo Flores Magón escribía siempre Tierra y Libertad con mayúscula, como una demostración gráfica de la relevancia social de su lucha a favor de los campesinos, hoy, el ciudadano de a pie, ese mítico ciudadano común y corriente, que sí existe, hace que las mayúsculas presidan esta exigencia para hacer saber a las autoridades de nuestro país que vive (vivimos) con temor, que cada vez que un hijo, una hija, un esposo, un hermano, un padre, una madre o un amigo salen a la calle, a trabajar, a hacer una tarea, a divertirse o viajan por una carretera estamos deseando que no vayan a tener un encuentro desafortunado con miembros de la delincuencia organizada o con sus imitadores ―que ahora hay muchos y para el caso es lo mismo en términos de los resultados― o que vaya a engrosar la lista de los daños colaterales de la lucha contra el crimen organizado; que no vaya a pasar por el lugar equivocado a la hora errónea.

Como en “Lost”, el mensaje por celular para verificar el bienestar de nuestros seres queridos se ha convertido en el botón particular de cada uno de nosotros y lo cumplimos varias veces al día para que una breve tranquilidad nos permita vivir al día. Mucho antes de que el FBI dijera que México vive con una violencia sin precedentes, ya nos habíamos dado cuenta.


Al menos en 26 ciudades del país, así como en París, Nueva York, Barcelona y Buenos Aires se realizaron una concentración de mexicanos, y extranjeros que se solidarizan con esta movilización ciudadana, que quieren decirle a su gobierno que no ha sabido contener la violencia. Si el gobierno entiende el mensaje deberá actuar inmediatamente. El hartazgo es tal que una reunión del gabinete de seguridad no será suficiente, tenemos que ver otro tipo de resultados. Para que eso suceda, debe quedar muy claro el mensaje ciudadano, porque como bien afirma Elías Canetti “no hay ilusión más grande que el convencimiento de que el lenguaje es un medio de comunicación entre los hombres. Hablamos con alguien, pero de forma que no nos entienda. Seguimos hablando, y el otro entiende aún menos. Gritamos, él nos devuelve el grito, y la exclamación, que en el ámbito de la gramática lleva una vida miserable, se apodera del lenguaje”.

La caminata, porque no fue una parada militar ni vi a nadie marchando, convocada para mostrar el hartazgo por la violencia, es una medida desesperada, porque a pesar de mostrar repudio a la violencia todos los días, parece que no se nos entiende. No sabemos por qué, si queremos algo tan simple y además lo formulamos con las palabras más sencillas que podemos. Queremos de regreso nuestro derecho al tránsito, queremos que nuestras vidas estén custodiadas sólo por las leyes y por nuestros actos, no por el miedo.

Haber salido a las calles también nos coloca ante otro dilema: ¿qué vamos a hacer después de esa demostración? Especialmente, ¿qué vamos a hacer si no se nos escucha? La ciudadanía nos alcanzó para organizar la marcha. Va siendo hora de que reunamos más fuerza de voluntad para que no se pierda ese primer impulso. Ahora debemos hacer comprender a las autoridades que cada muerto más es un incumplimiento a nuestra exigencia, que cada decapitado o cada civil asesinado “por accidente” es una afrenta a todos y cada uno de nosotros y que estamos decididos a responder organizadamente. Que estamos hartos de la estadística de la muerte. También, que estamos de acuerdo con la cobertura responsable de la violencia, pero no con el ocultamiento, porque eso atemoriza aún más.

La organización ciudadana es algo con lo que habitualmente no se cuenta, ni gusta. Esperemos que nuestras autoridades entiendan que tenemos un voto y no dudaremos en usarlo y que, en adelante, también trabajaremos para tener organización.

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