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Protestas 12/08/30
Errores metodológicos 13/08/22
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Ni todo el amor ni todo el dinero
16/08/2013
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digo la otra 13/07/12
El gran Cronopio
13/06/19
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12/06/12
Un pequeño día de ira
13/06/06
Escaneo político
13/05/30
MEIF
13/04/25
Madres activistas de Xalapa 13/04/18
Maricas
y puñales 13/04/11
MegaGolpe 13/04/04
Medios públicos
13/03/21
Enredos 13/03/15
Mujeres de la tormenta
13/03/08
Municipio libre?13/03/01
1 de marzo de 2013
Narcocorridos
13/02/22
Ahorros 13/02/02
Princesas y vaqueros 13/01/31
Evaluación Universal 25 de octubre de 2012
¡Usted no sabe quien
soy! 18 de octubre de 2012
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de septiembre de 2013
Y ahí estaban las
reformas dando. Dando de qué hablar, generando
protestas, haciendo que se ensayaran formas de control y
concertaciones para acallar las inconformidades hasta
que la Madre Naturaleza vino en auxilio de las
autoridades y nos recetó unos desastres que, por el
momento, acapararon la atención de los medios y, en
consecuencia, de la población. Como en muchos otros
desastres naturales, la televisión ha tomado el desastre
provocado por las lluvias como un reality show de
bajo presupuesto. La iniciativa “Súmate ya” sería algo
muy positivo si se hiciera más sobria, si no se basara
en la exhibición indigna de la desgracia ajena.
Los reporteros y
conductores de televisión han ido a las zonas afectadas
y trabajan sobre el supuesto de que entre más miseria o
sufrimiento de las víctimas de los derrumbes e
inundaciones muestren más exitosa será la recaudación,
pero sobre todo, que los líderes de opinión ya sean
funcionarios o personajes públicos de los medios o de
otras empresas e instituciones se harán de una buena
imagen debido a su participación eficiente o caritativa
para ayudar a nuestros compatriotas. Ingrid y Manuel
convertidos en dos estrellas más del Canal de las
Estrellas.
Así, una y otra vez
vemos entrevistas donde el close up del llanto es
protagonista, los paneos por los cacharros
inservibles de una vivienda que ya de por sí era muy
pobre se adueñan de la pantalla, donde el hambre se
vuelve un personaje al que se le dan parlamentos
conmovedores. La industria del sufrimiento y la
conmiseración a todo lo que da.
Me pregunto si
seremos capaces de mostrar solidaridad sin el
amarillismo de las notas televisivas. Quiero creer que
sí. ¿Los empresarios no se pueden mostrar generosos
simplemente si se les envía un boletín donde se resuma
la magnitud de los daños y la cantidad de gente
afectada? ¿La población no será capaz de aportar
solamente si en cortes informativos se indica a qué
cuenta puede donar o se informa dónde están los centros
de acopio? Es posible si se les convoca en forma
correcta. Un oficio tendría que ser suficiente, aunque
se hagan públicas las respuestas positivas, si los
grandes donadores no admiten que su generosidad quede en
el anonimato.
Las escuelas son un
excelente ejemplo. La escuela del pequeño Andrés tomó la
decisión de donar sólo seis productos e invitó a los
padres de cada grupo a entregar exclusivamente el
producto asignado. Hará, con seguridad, un buen acopio,
fácil de entregar y fácil de clasificar. Hizo una
invitación respetuosa y lacónica, pero eficiente.
Lo repulsivo en los
medios es el manejo de la desgracia. Ha pasado antes con
el sismo de 1985, con huracanes y lluvias. En cambio, la
zona Tarahumara ha pasado por sequías terribles, pero
como no hay imágenes “vendibles” que mostrar, no se
montó una campaña mediática. La pobreza de la Sierra de
Zongolica en Veracruz es aterradora, pero ¿cómo convocar
si no se puede explotar y vender la miseria cotidiana
como un buen producto televisivo?
Como si los
pobladores de La Pintada en el estado de Guerrero no
tuvieran suficiente con los derrumbes y las personas
fallecidas o desaparecidas, le cayó encima Laura Bozzo.
Sí, lo leyó usted bien. ¿Qué hacía esta presentadora y
representante de la programación televisiva más abyecta
y vergonzosa de nuestro país en ese pequeño poblado
guerrerense que está padeciendo las consecuencias de la
pobreza combinada con la fuerza de la naturaleza? Vaya
usted a saber, pero tiene libertad de imaginar. ¿Era
imprescindible su presencia para convencer a la
población de ayudar? ¿Su enorme carisma y refinado
discurso contribuyó determinantemente a despertar la
generosidad ciudadana, a disparar el altruismo
empresarial o a investirla de una imagen de sacrificio y
abnegación que le acarree más espectadores? Son
preguntas.
Por otra parte, la
sobrerreacción de los medios para conseguir ayuda
destinada a nuestros connacionales en desgracia sería
muy agradecible en un contexto diferente, pero, se hace
presente el “sospechosismo” santiaguero y mueve a pensar
que hay una segunda intención, que en realidad es la
primera: acallar las protestas que están generando las
reformas del gobierno federal. Es más exacto decir
acallarlas con una justificación que parece inobjetable,
porque antes de los desastres por las lluvias la
televisión estaba ignorando estruendosamente a los
maestros inconformes y a los opositores a la reforma
energética. Hoy, las televisoras tienen un motivo que,
pobre de aquel perverso, malvado, infame, ruin, bellaco,
cara de perro y sacadólares que se atreva a objetarlo:
ayudar a nuestros hermanos.
Una recomendación:
ignore el show televisivo y vaya a entregar su donativo
que buena falta estaba haciendo incluso desde antes de
las lluvias.
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