Un pequeño día de ira
13/06/06
Escaneo político
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MEIF
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Madres activistas de Xalapa 13/04/18
Maricas
y puñales 13/04/11
MegaGolpe 13/04/04
Medios públicos
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Mujeres de la tormenta
13/03/08
Municipio libre?13/03/01
1 de marzo de 2013
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13/02/22
Ahorros 13/02/02
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Evaluación Universal 25 de octubre de 2012
¡Usted no sabe quien
soy! 18 de octubre de 2012
Formar maestros11 de octubre de 2012
Juárez no debió de morir 5 de octubre de 2012
Entre la igualdad y la
censura26
de septiembre de 2012
La Carta 120920.
La causa son las mujeres
6 junio 2012
Calladitos
120321
Ambiente preelectoral
16 de marzo de 2012
Por iniciativas no paramos
10 de noviembre del 2011
Sufragio ¿efectivo?
10 de noviembre del 2011
Primera plana13 de octubre del 2011
Reprobadas 28 de julio del 2011
El equipo 21 de
julio del 2011
Marcho, luego
existo
7 de abril del 2011
Apagón analógico 23
de marzo del 2011
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¡A maullar se ha dicho!
Pilar Ramírez: Política en tacones
12 de junio de 2013
Comenzó como una
ocurrencia. Una crítica a los políticos como las que se
encuentran todos los días en una gran cantidad de
páginas de internet. Un gato de candidato, en oposición
a las ratas que hay en la política. Morris, el vengador
gatuno de la política rateril. Se propuso como candidato
a la alcaldía de Xalapa. Un candigato. Primero en
Facebook y luego en algunas leyendas en los autos. “Te
conviene votar por otro animal. El candigato Morris”
aconsejaba una calcomanía desde el cristal trasero de
pocos automóviles, “El candigato Morris no promete nada
más que los demás candidatos: descansar y retozar” decía
en su página de Facebook, en un inusual gesto de
honestidad para alguien que incursiona en política,
aunque sea un gato. Y, de pronto, diez mil, veinte mil,
treinta mil…y así, hasta llegar en una semana a los casi
cien mil “Me gusta” de Facebook, 300% más que el
candidato más “gustado” entre los que tienen registro
oficial. Para envidia del menos conocido, el gato lo
rebasa con 90 mil.
Fue tan viral la
propuesta de tener un candigato que pronto saltó de las
redes a las calles. Los creadores de la campaña
mantienen su página en Facebook y anunciaron que desde
el domingo 9 de junio y hasta el día de los comicios
estarán presentes en un parque de Xalapa. Venderán
calcomanías, camisetas y mantas con la imagen de Morris.
Han dicho que su propuesta surgió del hartazgo que
producen los políticos y aseguran no trabajar para
ningún político.
No han faltado otras
interpretaciones. Que si el candigato surgió porque
promueve el abstencionismo y favorece a un partido
político, que si es una guerra sucia, que es un falta de
respeto a la ciudadanía y a los candidatos. El Instituto
Electoral Veracruzano se tuvo que pronunciar acerca de
Morris pidiendo a la ciudadanía no votar por él, con lo
cual le acarrearon más simpatizantes al candigato. Las
autoridades electorales no pueden ignorarlo, aunque sea
un gato, porque si noventa mil personas se manifiestan a
su favor es una cifra muy alta comparada con las 287 mil
que están en el padrón electoral de Xalapa.
Lo cierto es que el
candigato Morris ya se convirtió en un fenómeno. Muchos
hablan de él, incluso los no usuarios de internet, y ha
logrado, en tiempo récord, tener una gran cantidad de
seguidores. Apareció el frente juvenil gatuno, están
apareciendo candigatos en otras entidades y la campaña
la van haciendo los mismos seguidores que proveen de
lemas, propuestas, diseños y fotos a la página del gato.
Se propone un debate entre candidatos que incluya a
Morris. Algunos xalapeños ya le hicieron décimas, esa
forma poética tan popular en Veracruz, como la que abre
esta columna. Unos lo aman y otros lo critican, pero no
pueden hacer que no existe.
Hay que reconocer que
invitar a votar por Morris es una forma jocosa e
imaginativa de promover el voto nulo, lo cual también
debe ser reflexionado por los votantes. Es innegable que
el candigato “pegó”, ganó calle. Por eso la autoridad
electoral tuvo que abordar el tema, pues de ganar
Morris, se tendría que anular la elección.
El fenómeno Morris debe
llamar la atención de los candidatos, pero también, y
especialmente, de los gobernantes, de los políticos, que
un día sí y otro también mienten a los ciudadanos, los
usan para llegar a los puestos para después mentirle
más, engañarlos tanto como se dejen, robarles y encima
burlarse de ellos exhibiendo sus riquezas, ésas que
nunca tendrá la mayoría de quienes le abrieron el camino
a las arcas públicas.
Morris no es más que el
grito de rechazo a los políticos, pero no por el hecho
de ser políticos sino por actuar como lo hacen. La clase
política parece ser fauna universal, las razones del
hartazgo xalapeño son las mismas por las que dos
informáticos desarrollaron en España una aplicación para
teléfono y tableta llamada “El trivial de la
corrupción”, con preguntas diferentes cada día sobre
casos escandalosos de políticos.
En Veracruz las campañas
están en marcha, los candidatos gastan —se supone que
sólo lo autorizado— en banderines, calcomanías,
espectaculares, artículos promocionales, anuncios en
autobuses, camisetas, pasacalles, carteles y todo tipo
de productos que pueda promover su imagen, pero nunca se
preguntan qué opinan los ciudadanos sobre ello.
Sólo como muestra,
reproduzco la opinión de una lectora de esta columna que
dibuja claramente lo que piensan muchos: “aquí por mi
rumbo, han puesto espectaculares con la carita feliz de
los candidatos a diputados locales, y palabra, sólo su
mamacita los soporta, ¿de qué me sirve -como ciudadana-
ver el rostro poco agraciado de los candidatos? a ello
agregan el lema: le conviene. Ja!!!!!! (la verdad parece
cochinito bien maiceadito el tal [nombre de un
candidato], ya parece de tvnovela)”.
Así las cosas, no sería
difícil que el triunfo sea para Morris, que además de
todo es previsor, pues para que todo mundo sepa a qué le
tira ya dio a conocer su gabinete.
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