MEIF 13/04/25

Madres activistas de Xalapa 13/04/18


Maricas y puñales 13/04/11

MegaGolpe 13/04/04

Medios públicos 13/03/21

Enredos 13/03/15

Mujeres de la tormenta 13/03/08

Municipio libre?13/03/01

1 de marzo de 2013

Narcocorridos 13/02/22

Ahorros 13/02/02

Princesas y vaqueros 13/01/31

Alternancia 13/01/25

De cal y arena 12/12/20

Pacto por México 16 de diciembre  de 2012

Muñecas y pistolas 30 de noviembre del 2012

Tiempos de progreso 15 de noviembre 2012

Adiós al PAN 12/11/08

En la lona
1 de noviembre 2012

Evaluación Universal 25 de octubre de 2012

¡Usted no sabe quien soy! 18 de octubre de 2012

Formar maestros11 de octubre de 2012

Juárez no debió de morir 5 de octubre de 2012

Entre la igualdad y la censura26 de septiembre de 2012

La Carta 120920.

La causa son las mujeres 6 junio 2012

Calladitos 120321

Ambiente preelectoral 16 de marzo de 2012

Por iniciativas no paramos 10 de noviembre del 2011

Sufragio ¿efectivo? 10 de noviembre del 2011

Primera plana13 de octubre del 2011

Reprobadas 28 de julio del 2011

El equipo 21 de julio del 2011
 

Marcho, luego existo 7 de abril del 2011

Apagón analógico 23 de marzo del 2011

Realities reales 25 de noviembre del 2010

Versada por la Independencia y la Revolución 18 de noviembre del 2010

   

Escaneo político

Política en tacones
De Pilar Ramírez ramirez.pilar@gmail.com 
 

30 de mayo de 2013

Catorce entidades tendrán elecciones locales este año en el mes de julio: Aguascalientes, Hidalgo, Baja California, Oaxaca, Tamaulipas, Coahuila, Puebla, Tlaxcala, Chihuahua, Quintana Roo. Durango, Sinaloa, Zacatecas y Veracruz; en esta última, imagino que al igual que en el resto de los estados con elecciones en puerta, hay un hervidero político por el inicio de las campañas. La prensa y los programas informativos de los medios electrónicos comienzan a poblarse de la información tradicional de estas jornadas: actos de campaña, declaraciones de los candidatos, problemas de los partidos, acusaciones y otras.

            Los ciudadanos parecen mantenerse al margen de estos procesos, porque en apariencia su participación será requerida hasta el día de la jornada electoral cuando se presenten a sufragar aquellos que hayan sido convencidos de hacerlo. Los votantes potenciales permanecen como testigos mudos de la rebatiña que hay en los partidos, de cómo quedó la distribución de candidaturas repartidas auténticamente como un pastel del que todos querían la mejor tajada y la más grande, los reclamos de los que no se sienten representados o no fueron tomados en cuenta, las rispideces, organizaciones que reclaman un lugar o las maniobras de ciertos personajes públicos para hacerse de una candidatura.

            La pasividad ciudadana contribuye a retrasar la democracia y se convierte en una aliada de quienes cuentan con ella para encumbrarse, superarla es el reto social de las elecciones venideras. Éste debe ser el tiempo de los ciudadanos, en el que además de los medios tradicionales se busquen fuentes alternativas de información para basar el voto en una opinión sólida. Hay organizaciones civiles que, sin afán de lucro, ofrecen información sobre temas críticos como empleo, género, discriminación, violencia, derechos humanos o medio ambiente; también están las redes sociales y las páginas oficiales con información que permite contrastar lo que declaran los candidatos. Existe asimismo trabajo periodístico que ha encontrado en esta información un nuevo nicho de mercado, es decir, que ante la exigencia de más y mejor información ofrecen productos periodísticos de mejor calidad y más útiles para la ciudadanía.

            Hoy, la construcción de la democracia necesita mucho más que el voto, necesita participación ciudadana para que la calidad de la democracia sea cada vez mayor y una buena forma de comenzar a lograrlo es considerar que no hay tema de la elección que sea insignificante o ajeno a la sociedad. La alternancia es una nueva realidad que pueden hacer posible los ciudadanos siempre y cuando así lo consideren necesario y reconozcan el valor de su voto.

En los medios encontraremos la información tradicional de una campaña: la “carrera de caballos”, o sea, quién va ganando; incidentes; declaraciones a la prensa; cobertura de los actos de campaña; el entorno familiar de los candidatos y —algo que siempre vende— las confrontaciones entre candidatos. Como votantes debemos ir más allá. Si los candidatos hacen propuestas pongámoslas a revisión, veamos si son viables, cuánto pueden costar y si el municipio o gobierno tiene los recursos para ejecutarlas; analicemos si las propuestas son novedosas para solucionar algún problema específico o si los candidatos sólo están reciclando promesas; qué dicen los distintos candidatos acerca del mismo problema y buscar si hay opinión de expertos, ¿son comparables sus soluciones?, el tema o declaración del candidato en una concentración ¿surge al calor del momento o forma parte de su plataforma?

Respecto a los candidatos debemos preguntarnos cómo ha sido su trayectoria política, si ha sido leal a una filiación partidista o se acuesta de un color y amanece de otro, cómo es su equipo de trabajo y quiénes lo constituyen, si ha tenido otros cargos ¿qué resultados ha dado?, qué tanto conoce el lugar o al grupo ciudadano que quiere representar, si ha cumplido promesas anteriores, ¿es transparente?, ¿abre la información acerca de quiénes están apoyando su campaña y cuánto gasta en ella?, ¿hay congruencia entre los recursos que tiene autorizados y lo que se ve en su campaña: regalos banderas, autobuses, materiales de propaganda, anuncios espectaculares, apoyos a la población?, ¿existe información sobre su situación económica personal y de dónde provienen sus recursos? Todas estas preguntas nos darán un perfil más certero de la persona por la cual votaremos. Incluso las anécdotas ofrecen información valiosa: habla de igualdad de género, pero ¿la practica en su vida cotidiana o la ha promovido en otros cargos?

No tenemos que convertirnos en investigadores ni en reporteros, sólo ser ciudadanos atentos a la información, poner en duda lo que digan los candidatos y no dejarnos llevar por la avalancha de propaganda. Actualmente son los equipos de campaña los que definen los temas, los que saben “lo que vende”, lo que “impacta al público”, la imagen familiar que “mueve las fibras sensibles”. Con un poco de atención, y de exigencia, podemos ir —poco a poco— imponiendo una agenda ciudadana que no puedan ignorar los candidatos por más expertos en marketing político que contraten para asegurar su triunfo.

A las estrategias electorales les podemos responder con un escaneo político que ponga al descubierto sus verdaderas capacidades. Yo, por ejemplo, no olvido las promesas de campaña que fue a hacer a mi colonia un candidato a diputado cuando buscaba la alcaldía y no cumplió a pesar de que no costaban más que voluntad de hacerlo. ¿Qué me asegura que las promesas de ahora sí las honrará?

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