Ahorros 13/02/02

Princesas y vaqueros 13/01/31

 

Alternancia 13/01/25

De cal y arena 12/12/20

Pacto por México 16 de diciembre  de 2012

Muñecas y pistolas 30 de noviembre del 2012

Tiempos de progreso 15 de noviembre 2012

Adiós al PAN 12/11/08

En la lona
1 de noviembre 2012

Evaluación Universal 25 de octubre de 2012

¡Usted no sabe quien soy! 18 de octubre de 2012

Formar maestros11 de octubre de 2012

Juárez no debió de morir 5 de octubre de 2012

Entre la igualdad y la censura26 de septiembre de 2012

La Carta 120920.

La causa son las mujeres 6 junio 2012

Calladitos 120321

Ambiente preelectoral 16 de marzo de 2012

Por iniciativas no paramos 10 de noviembre del 2011

Sufragio ¿efectivo? 10 de noviembre del 2011

Primera plana13 de octubre del 2011

Reprobadas 28 de julio del 2011

El equipo 21 de julio del 2011
 

Marcho, luego existo 7 de abril del 2011

Apagón analógico 23 de marzo del 2011

Realities reales 25 de noviembre del 2010

Versada por la Independencia y la Revolución 18 de noviembre del 2010

Persignarse11 de noviembre del 2010
Ahí lo dejo
28 de octubre del 2010
Asquito 21 de octubre de 2010
Ninis
2 de septiembre del 2010

Desempleo ilustrado 26 de agosto del 2010

Esa no por que me hiere 8 de octubre del 2009

 

Opacidad Sindical 1 de octubre del 2009

 

Visión de futuro 24 de septiembre del 2009

 

Héroes olvidados 17 de septiembre del 2009
 

Carta a Carlos Alazraki 10 de septiembre del 2009

 

¡Rediez!3 de septiembre del 2009

 

ER27 de agosto del 2009

 

Pobre Gutenberg 20 de agosto del 2009

 

Defender la vida 13 de agosto del 2009
 

Al estilo Jalisco 6 de agosto del 2009
 

Lo que ellos quieren 30 de julio del 2009

Soy narco pero decente 23 de julio del 2009

Perspectivas 16 de julio del 2009

Lección de Civismo 9 julio del 2009

Narcocorridos
Política en tacones
De Pilar Ramírez ramirez.pilar@gmail.com 

22 de febrero de  2013

En días pasados la Suprema Corte de Justicia de la Nación determinó que el gobernador del estado de Sinaloa, Mario López Velarde, se excedió en sus funciones al prohibir los llamados narcocorridos en el Reglamento de Alcoholes de la entidad. Con ello se revierte la prohibición de vender, exhibir, exponer o reproducir “música, videos, imágenes y/o espectáculos artísticos tendientes a enaltecer criminales, conductas antisociales y/o actividades ilícitas” impuesta en el artículo 16 del citado reglamento como condición para autorizar o revalidar la licencia a bares, centros nocturnos y cantinas de la entidad.

La decisión de la SCJN indica que el ejecutivo del estado tomó decisiones que corresponden sólo al poder legislativo y es, de hecho, la resolución a la controversia constitucional promovida por el congreso estatal. Lo anterior significa que la SCJN determina que el ejecutivo del estado no era la persona indicada para realizar la prohibición, le da la razón al congreso estatal en el sentido de que es atribución de ese cuerpo legislativo, es decir, la Suprema Corte no discute la pertinencia de la prohibición sino sólo señala que no era atribución del gobernador imponerla.

La precisión es importante porque la SCJN no impugnó la censura, sólo la legitimidad de su autor. La Comisión de Justicia de la Cámara de Diputados suavizó hace cuatro años la iniciativa de castigar con cárcel los narcocorridos que presentó el diputado panista Oscar Arce. El ayuntamiento de Chihuahua vetó el año anterior al grupo Los Tigres del Norte por haber interpretado el tema “La reina del Sur” en una feria local, contraviniendo la prohibición de narcocorridos que existe en la ciudad.

El fenómeno del narcotráfico con su muy lamentable estela de violencia no ha sido provocado por los corridos y quizá ni siquiera alimentado por el género musical. “Camelia la Texana” no produjo el ingreso masivo de las mujeres al narco ni tampoco está comprobado que la serie “El cártel de los sapos” haya animado a los jóvenes a sumarse a las filas de la delincuencia. Los grupos que interpretan estos corridos son como unos modernos juglares que sólo recogen lo que está ocurriendo en el entorno. ¿Qué diferencia hay entre una pieza musical y las notas periodísticas que todos los días nos hablan de fosas clandestinas, acribillados, decapitados, colgados, extorsiones y levantones que ha traído consigo la existencia de grupos delictivos ligados al narcotráfico, la lucha entre ellos por las plazas y su combate por parte de los cuerpos policiacos?

Esta lógica cancelaría joyas de la cinematografía contemporánea como El Padrino, Érase una vez en América o Buenos muchachos y muchas más, pues la filmografía sobre la mafia en Estados Unidos y sus representantes es muy extensa, sin que hasta la fecha se tenga noticia de que se haya establecido a Hollywood como responsable de engrosar las filas de la mafia.

Las fronteras entre la apología del delito, la incitación al mismo o simplemente hablar de un fenómeno de actualidad como es el narcotráfico y la violencia que viene aparejada son muy delgadas y se requiere una gran sensibilidad para evitar que al amparo de la defensa de los valores de la sociedad y la protección de la juventud se caiga en actos abiertos de censura. Hasta ahora, la censura de los narcocorridos parece una acción gubernamental que pretende compensar su ineficacia en otros terrenos, pues su prohibición tampoco ha disminuido la violencia o arrojado una disminución sensible del tráfico de estupefacientes.

No es la primera vez que una autoridad utiliza el argumento del bien común y la protección de la sociedad y sus valores para censurar expresiones artísticas. La censura que nos es más familiar es la de la palabra escrita, pero también la música ha sido objeto de represión política y de censura en grados variables.

Durante el franquismo, las piezas musicales que los cantantes o grupos pretendían grabar debían obtener previamente la autorización del Ministerio de Información y Turismo. Varios representantes de la llamada “canción española” tuvieron que pagar multas por interpretar canciones en conciertos o festivales sin haber recibido previamente autorización o pisaron en varias ocasiones la cárcel como les ocurrió, entre otros, a Joan Manuel Serrat y Víctor Manuel; incluso un grupo de ultraderecha hizo estallar una bomba en la casa de este último en 1976.

La dictadura de Franco declaró persona non grata al cantante de origen griego Georges Moustaki y le prohibió la entrada porque se negó a pasar sus canciones por la oficina de censura y porque durante su debut en el Palau de la Música de Barcelona en 1971 cantó “En el Mediterráneo” en cuya letra dice “el cielo está de luto y la palabra libertad ya no se dice en castellano”. Moustaki —que por la letra de sus canciones tuvo también diferencias con la dictadura portuguesa— no pudo regresar a España sino después de la muerte de Franco.  En el Festival Eurovisión de 1968 se desató una polémica porque España estaría representada por la canción “La la la” interpretada por Joan Manuel Serrat quien anunció que lo haría en catalán; el régimen de Franco se lo impidió y resultó ser la ganadora del festival, pero interpretada por la cantante Massiel.

Ejemplos hay muchos lamentablemente, para no ir muy lejos, el famoso bolero de José Antonio Méndez “La gloria eres tú” fue modificado —censurado— para evitar el enojo de los grupos religiosos. La letra original era: “dicen que la gloria está en el cielo. Desmiento a Dios porque al tenerte yo en vida no necesito ir al cielo tisú, si alma mía, la gloria eres tú”, para quedar como todos sabemos bendito Dios porque al tenerte…”.

Por ahora, como la SCJN vela por la observancia de la ley, pero no tutela el buen gusto musical, los narcocorridos regresarán a Sinaloa.

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Tacón bajo.- El “Niño Verde” no es niño ni es verde, es un político cuarentón al que no se le conoce ninguna aportación a favor del medio ambiente y sí muchas al anecdotario de la corrupción y del escándalo político. Lo menos que nos pueden dar las autoridades del DF es la satisfacción de aplicarle la ley y no sólo por haber conducido ebrio sino por las amenazas a los policías y por mentir a una autoridad. Veremos si de verdad vivimos en un Estado de Derecho, mínimo que grite como Pedro Infante: “Toriiiito”.

 

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