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Medios públicos
13/03/21
Enredos 13/03/15
Mujeres de la tormenta
13/03/08
Municipio libre?13/03/01
1 de marzo de 2013
Narcocorridos
13/02/22
Ahorros 13/02/02
Princesas y vaqueros 13/01/31
Evaluación Universal 25 de octubre de 2012
¡Usted no sabe quien
soy! 18 de octubre de 2012
Formar maestros11 de octubre de 2012
Juárez no debió de morir 5 de octubre de 2012
Entre la igualdad y la
censura26
de septiembre de 2012
La Carta 120920.
La causa son las mujeres
6 junio 2012
Calladitos
120321
Ambiente preelectoral
16 de marzo de 2012
Por iniciativas no paramos
10 de noviembre del 2011
Sufragio ¿efectivo?
10 de noviembre del 2011
Primera plana13 de octubre del 2011
Reprobadas 28 de julio del 2011
El equipo 21 de
julio del 2011
Marcho, luego
existo
7 de abril del 2011
Apagón analógico 23
de marzo del 2011
Realities reales
25 de noviembre
del 2010
Versada por la Independencia y la Revolución
18 de noviembre del 2010
Persignarse11 de noviembre del 2010
Ahí lo dejo 28 de octubre del
2010
Asquito 21 de octubre de 2010
Ninis 2 de septiembre del 2010
Desempleo ilustrado
26 de agosto del 2010
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Maricas y puñales
Política en tacones
De Pilar Ramírez
11 de abril de 2013
Tuerto.-
adjetivo masculino para caracterizar a alguien que tiene falta
de vista en un ojo o la vista torcida, también puede usarse como
adjetivo sustantivado para denominar así a una persona o animal.
Vieja.-
adjetivo femenino que, al igual que el vocablo anterior, puede
modificar su status gramatical para denominar así a alguien. Se
dice de una persona de avanzada edad; también se usa para
referirse en general a la mujer aun siendo joven.
Que.-
pronombre relativo.
Peor.-
adjetivo comparativo de malo que describe algo en condiciones
inferiores de calidad.
El.-
artículo determinado masculino.
Esta.-
pronombre demostrativo femenino utilizado para hablar de lo que
está cerca o lo que se acaba de nombrar.
Es.-
conjugación del verbo ser en tercera persona del singular.
Las siete palabras anteriores,
vocablos comunes e inocentes del español pueden ser organizadas
en el discurso para ser altamente ofensivas, tal como las
acomodó el presidente de Uruguay, José Mujica, quien dijo “Esta
vieja es peor que el tuerto” para referirse en términos
despectivos a la presidenta de Argentina, Cristina Fernández y
su fallecido esposo, en una conversación que el mandatario
sostuvo con el intendente de Florida durante un acto oficial y
se coló al micrófono sin que él se diera cuenta. Claro, provocó
escándalo.
También está el caso contrario,
palabras que comúnmente constituyen una ofensa pueden ser
utilizadas para referirse o decirlas a alguien en forma
amistosa. Gabriel Zaid afirma, en su texto “Para leer en
bicicleta”, que tenemos un concepto equivocado de la cortesía,
pues hay momentos en que resultaría sumamente cortés decir:
“Elisa, por favor no digas pendejadas”, pero normalmente lo
callamos, por cortesía por supuesto.
Uno pensaría que es altamente
ofensivo decirle “negro” a un negro, pero entre ellos se lo
dicen a cada rato, tanto para agredir como para dar un trato
cariñoso o de complicidad, pero que no se atreva a decirlo un
blanco, porque entonces arde Troya; de ofensivo, racista y
discriminador no lo bajarán, quizá con razón. En síntesis, no
hay palabras buenas ni malas palabras, lo que hay son
intenciones y contextos. Lo imposible es anteponerle las
intenciones al lenguaje.
Por todo lo anterior resulta tan
perturbador que la primera sala de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación haya determinado que las palabras “marica” y
“puñal” no gozan de la protección constitucional a la libertad
de expresión y quien las profiera puede ser llevado a juicio.
Si la SCJN tuviese que intervenir
en un imaginario diferendo legal entre Cristina Fernández y José
Mujica, ¿se llegaría a prohibir la palabra “vieja” para
referirse a cualquier mujer aunque sea joven, por llevar una
carga despectiva y sexista? ¿o se aplicaría a la palabra
“tuerto”? Habría que preguntar a los ministros Arturo Zaldívar,
Jorge Pardo y Olga Cordero.
Apenas se dio a conocer la
prohibición, los tuiteros se dieron vuelo comentando y haciendo
chunga de la determinación jurídica y apareció el hashtag #buscoinsultosalternativos.
La Academia de la Lengua está considerando enviar una carta a
los ministros señalando su rechazo a prohibir palabras, pero
mientras eso sucede, ya lo hizo público y con ello ya llegó el
mensaje a la Suprema Corte. Los medios recogieron reacciones que
transitaron entre la indignación y la burla, aunque a muchos
otros no les pareció sorpresivo tratándose de la misma
dependencia que otorgó la libertad a Florence Cassez e ignora a
Alberto Patishtán.
La prohibición de las palabras,
lamentablemente, no eliminará la discriminación y quienes ya no
pueden usar marica y puñal, echarán mano de buga, gay, joto,
jota (a los detenidos homosexuales se les enviaba a la crujía
“j” de Lecumberri), choto (Veracruz), mampo (Chiapas), cuarenta
y uno (detención famosa en la época porfiriana de ese número
homosexuales que fueron condenados a trabajos forzados), mano
caída, mariposa, mariposón, mayate, café con leche, cuxpé
(Yucatán), daga, señorito, raro, ganso, quebrado, cornetero,
invertido, amanerado, puto, pulmón, putiflais, pulga, plutón,
quiebra la muñeca, mesero sin charola, ninfo, lilo, larailo,
loca, del otro laredo, floripondio, floripón, amanerado, le hace
agua la canoa, le gusta la coca cola hervida, le gusta el arroz
con popote, mete reversa, muerdealmohada, cachagranizo, macha,
chicuela, comadre, travelo, de la otra acera, reina, guarrona y
una larguísima lista de denominaciones de peor gusto y mucho,
pero mucho más discriminatorias y feroces contra los
homosexuales. La SCJN puede irse alistando para prohibir todas
ellas.
Como la Suprema Corte prohibió la
palabra “marica”, pero no las que pertenecen al mismo campo
semántico y que se derivan de llamar Marías a los homosexuales,
seguramente se seguirá utilizando mariquita, manigüis, marisco,
marimba, mandril y maná.
Vaya que tendrá trabajo la SCJN
prohibiendo palabras, pero cuando termine de prohibir todos los
vocablos aquí consignados, los no publicables y otros que surjan
en el camino, se tomarán prestadas denominaciones de otros
países o ciudades: adelaidas (Portugal), pájaro y cayuco (Cuba),
sarasa (Cádiz), apio (Sevilla), canco (Madrid), flora
(Alicante), trolo (Argentina), camarón, sopa y papaya (Ecuador),
playo (Costa Rica), viado (Brasil), kuchu (Uganda), mamplor,
morro, gayshas y hueco (Guatemala), o fruttie, silly savage,
limp writs, sweetie, flamer, flaming fairy, fagot, fag, gay,
homo (Estados Unidos).
Todos los días escucho a hombres
jóvenes y heterosexuales decirse entre ellos “nenita” y “niña”.
Tanto el que profiere el calificativo como el que lo recibe
saben que la intención es denigrar al destinatario comparándolo
con una mujer, ambos se mueren de risa y la única que se siente
ofendida soy yo, pero como a mí nadie me dijo nada, no puedo
presentar una controversia ante la Suprema Corte de Justicia de
la Nación. ¿También será competente para prohibir malas y
sexistas intenciones?
Aunque sea risible, ahí está la
determinación y tiene validez jurídica, por lo que usted, amable
lector, debe leer El puñal de Jorge Luis Borges sin hacerlo
público, si es superfan de los superhéroes Capa y Puñal de
Marvel no lo diga, no dé a conocer que es admirador del capitán
del Club Atlético Osasuna, Patxie Puñal Martínez y ni se le
ocurra cantar la pieza de José Feliciano: “toma este puñal,
ábreme la venas, quiero desangrarme hasta que me muera”, porque
no le extrañe si lo siguiente que escucha sea: “queda usted
detenido”.
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