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Señorita Laura 13/10/03

Ingrid, Manuel y otras calamidades 13/09/27 

Acuerdos y liderazgos 13/09/18

Protestas 12/08/30

Errores metodológicos 13/08/22

Veracruz es salsa 13/08/16

Ni todo el amor ni todo el dinero 16/08/2013 

Así como digo una cosa digo la otra 13/07/12

El gran Cronopio 13/06/19

¡A maullar se ha dicho! 12/06/12

Un pequeño día de ira 13/06/06

Escaneo político 13/05/30

MEIF 13/04/25

Madres activistas de Xalapa 13/04/18


Maricas y puñales 13/04/11

MegaGolpe 13/04/04

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Mujeres de la tormenta 13/03/08

Municipio libre?13/03/01

1 de marzo de 2013

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De cal y arena 12/12/20

Pacto por México 16 de diciembre  de 2012

Muñecas y pistolas 30 de noviembre del 2012

Tiempos de progreso 15 de noviembre 2012

Adiós al PAN 12/11/08

En la lona
1 de noviembre 2012

Evaluación Universal 25 de octubre de 2012

¡Usted no sabe quien soy! 18 de octubre de 2012

Todos los derechos

Pilar Ramírez: Política en tacones
ramirez.pilar@gmail.com

24 de octubre de 2013

La iniciativa del ejecutivo federal para reformar la ley electoral a fin de que, finalmente, haya una verdadera igualdad en la postulación a cargos de elección popular entre hombres y mujeres con la determinación de exigir paridad a los partidos políticos en las candidaturas trajo a la agenda pública, una vez más, el debate sobre el ejercicio de los derechos de las mujeres, especialmente los políticos.

            La iniciativa presidencial, coincidente con el 60 aniversario del sufragio femenino, llega a colmar una exigencia de hace muchos años, de cuando los hombres no estaban todavía preparados para una competencia entre iguales, por lo que fue necesaria una especie de proceso de transición con las cuotas de género. Primero, en 1993 apareció en forma de recomendación en el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (cofipe) conminando a los partidos políticos a “promover una mayor participación de las mujeres en la vida política del país”; más tarde, en 1996, se reforma el cofipe para establecer que las candidaturas no debían exceder de 70 por ciento para un mismo género; en 2002 se modifica nuevamente la ley electoral para establecer una cuota máxima de 70% para candidatos propietarios de un mismo género y con la reforma electoral de 2007 la cuota llegó a 40%. Puede ser que ahora, por fin, alcance la paridad, porque aunque suena lógico que si la población está dividida, por sexo, más o menos mitad y mitad, en esa misma proporción sea representada, el modelo de cuotas ha enfrentado la resistencia de legisladores que no terminan de aceptar la presencia de mujeres en la vida política en condición de iguales.

El caso más sonado, y que paradójicamente fue el que impulsó el debate nacional que llevó a la aprobación de la ley de 2002, fue la acción de inconstitucionalidad promovida por el presidente del PAN para impugnar varios artículos de la ley electoral de Coahuila que contenían un sistema de cuota de género para garantizar que no se aprobaran candidaturas de más del 70% para personas de un mismo sexo. La Suprema Corte en pleno determinó la constitucionalidad de la ley y en el centro del país esa determinación fue aprovechada para trasladar el debate a nivel nacional y lograr la modificación de la ley federal.

Los panistas alegaban, no en el siglo pasado, no, sino en el año 2002, que el porcentaje máximo de participación favorece a un género y perjudica al otro. Así lo expresó en términos jurídicos cuando en realidad quería decir que los pobres hombres iban a salir perjudicados. También señalaron que las normas impugnadas constituían un reconocimiento expreso de la discriminación hacia uno de los géneros, con lo cual nomás les faltó decir que la desigualdad que padecen las mujeres sólo existe si se habla de ella, en cambio si nos quedamos todos calladitos nadie se da cuenta. Finalmente, adujeron que la igualdad es una condición de naturaleza negativa, es decir, que la igualdad existe cuando no están presentes diferencias y distinciones, de modo que los artículos que rechazaban eran inconstitucionales porque amenazaban ese principio de igualdad, como si la igualdad —o la desigualdad— fuese un don divino y no una creación humana, con historia y antecedentes. En síntesis, los representantes del PAN dejaban ver que esa ley de cuotas era amenazante, inconstitucional, desigual y casi una aberración jurídica.

La postura androcéntrica que envuelve muchos puntos de vista conservadores es la misma que impedía a los representantes del PAN reconocer o darse por enterados que existen acciones afirmativas, que son aquellas destinadas a crear las condiciones para que los grupos marginados o que padecen algún tipo de exclusión puedan alcanzar la igualdad o logren, al menos, reducir la desigualdad.

Las tendencias mundiales en materia de igualdad entre géneros, que incluyen los compromisos internacionales signados por México, tanto como el activismo de muchos grupos de mujeres son los que están propiciando estos cambios. Posiblemente, ante la iniciativa de Peña Nieto veremos sonrisas conservadoras llenas de beneplácito porque es lo “políticamente correcto”, aunque quizá no faltarán los descontentos privados. Algunos incluso aplaudirán ruidosamente al autor de la iniciativa y se olvidarán de las mujeres que con su participación en la política han propiciado cambios legislativos en favor de las mujeres y de las que en puestos de decisión han hecho que se perciban diferencias positivas por el hecho de ser mujeres quienes promueven y proponen políticas públicas. Puede ser que también queden en el olvido las mujeres activistas que han dado su vida, las que se han visto obligadas a cambiar de residencia, las que viven asediadas y amenazadas por el hecho de defender los derechos de las mujeres, las que se niegan a aceptar como natural que desaparezcan jóvenes, las que llaman la atención sobre la aberración social que representa el asesinato de mujeres sólo por el hecho de pertenecer al género femenino, las que defienden la igualdad no sólo en los cargos de representación popular sino en todo el aparato de toma de decisiones; las que exigen una impartición de justicia, ejercicio presupuestal y políticas educativas y de salud con perspectiva de género, las que luchan por erradicar cualquier tipo de violencia hacia niñas y mujeres y muchas otras. El trabajo que a lo largo de muchos años han desarrollado estas mujeres es el que ahora llega en forma de una iniciativa de igualdad. No es una concesión, son los logros de las mujeres que trabajan porque podamos ejercer todos los derechos, no sólo los políticos. Visto así, como un logro social, bienvenida la iniciativa y sigamos en la exigencia de ejercer plenamente todos los derechos.

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Tacón alto.- El próximo sábado 26 de octubre a las 18:00 horas habrá un concierto-homenaje a Don Fallo Figueroa, fundador y director del grupo de son jarocho Siquisirí en el teatro Netzahualcóyotl de la ciudad de Tlacotalpan, Veracruz. El concierto está organizado por la Secretaría de Turismo estatal y se trata de un merecidísimo reconocimiento a este personaje infaltable de la música popular veracruzana contemporánea. Diego Cruz Lara, Armando Gutiérrez, Milton Muñoz, Porfirio Rosado, Eleana Lili, César Bolaños y otros músicos, versadores y bailadoras se han dado cita para brindar su amistad y reconocimiento a este músico, laudero y maestro de varias generaciones en el son jarocho. Los locales no falten y los de fuera procuren ir, la música será de primera.

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