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Así como digo una cosa digo la otra 13/07/12

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¡A maullar se ha dicho! 12/06/12

Un pequeño día de ira 13/06/06

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1 de noviembre 2012

Evaluación Universal 25 de octubre de 2012

¡Usted no sabe quien soy! 18 de octubre de 2012

Certificado de regalo

Pilar Ramírez: Política en tacones
ramirez.pilar@gmail.com

07 de enero de 2014

 En el año 2007 dos abogadas de Chicago lanzaron una novedosa campaña para promover sus servicios legales. En un elegante barrio de la ciudad colocaron espectaculares que tenían a un lado la imagen de un hombre y del otro una mujer semidesnudos y en la parte central un texto que decía “La vida es corta. Divórciate” y más abajo el nombre del despacho. Los anuncios generaron una gran polémica. Los vecinos y algunas asociaciones conservadoras protestaron airadamente señalando que el anuncio atentaba contra la familia. Organizaciones de abogados también se sumaron indicando que los anuncios denigraban la profesión.

 

            Alguna de las organizaciones conservadoras contestó con otros espectaculares que rezaban: “La vida es corta. Tu matrimonio no tiene por qué serlo”. Las protestas hicieron intervenir a las autoridades municipales que no podían simplemente ordenar la cancelación de los anuncios por su contenido, pero como suele suceder en estos casos se encontró un argumento legal: que los anuncios no tenían permiso, según la oficina de inspección de edificios, y, finalmente, los espectaculares fueron retirados. El municipio rechazó que fuese un acto de censura. La firma de abogados todavía mantuvo un tiempo más la campaña colocando los anuncios en autobuses.

            La polémica que generó la campaña fue, con todo, suficiente para darle más difusión de la que esperaban las abogadas de la firma. Las llamadas al despacho se incrementaron considerablemente.

            Hablar de los matrimonios mal avenidos, germen de actos de violencia intrafamiliar y donde muchas veces la violencia de género termina con la vida de mujeres, es políticamente incorrecto. Es común que aun las mujeres que padecen violencia física y psicológica se nieguen a hablar de ello y sólo la recurrencia de los incidentes que suelen ir adquiriendo proporciones mayores hacen que algunas se rindan a la realidad y reconozcan que no serán cumplidas las promesas que hacen sus parejas de no volver a agredirlas cuando el nivel de agresión en las disputas hace que intervenga la autoridad.

            Un anuncio similar al de las abogadas estadounidenses apareció el pasado mes de diciembre en el Distrito Federal. En un edificio de las inmediaciones del metro Chabacano, muy cercano a la zona centro de la ciudad, un espectacular anuncia “Abogadas. Regale un divorcio” Ese texto escueto está acompañado de la imagen de una caja de regalo con un moño que dice “Certificado de regalo” y los teléfonos de las abogadas. Muy adecuado con la época decembrina.

            Es muy posible que quienes vean este anuncio no le otorguen importancia, que sólo lo vean como una ocurrencia graciosa ya que en nuestro país el nivel de participación ciudadana es menor al de otros lugares y es casi seguro que el anuncio no provocará la reacción de simpatizantes y detractores de modo que trascienda públicamente.

            La indiferencia es una respuesta que concuerda con la postura que pretende ignorar la crisis por la que atraviesa la institución familiar, pero no se trata de una crisis surgida de la nada. Los cimientos que tradicionalmente sostenían a la organización familiar se han visto cuestionados porque la participación de las mujeres en la vida económica y en la manutención de la familia, aunada a la difusión que se da a los derechos de las mujeres ya no garantizan núcleos familiares donde la mujer aceptaba sumisamente un papel subordinado y la violencia de que era objeto como algo personal e íntimo.

            A pesar de que se mantiene un cerco de silencio alrededor de los hogares que sufren violencia, puesto a veces por las mismas mujeres, la tolerancia a dicha situación va disminuyendo. Este proceso es lento, como suele ser toda transformación que implique un cambio de perspectiva personal, pero va ocurriendo. A veces hay avances que de pronto se opacan con retrocesos monumentales, pero es un asunto que no deja de moverse. En ocasiones, las lecciones sociales que sirven para hacer ver la importancia de respetar los derechos de las mujeres tienen un costo altísimo como el que suponen los feminicidios.

            No es desdeñable, ante tal circunstancia, la iniciativa navideña de las abogadas capitalinas. Es mejor reconocer que ante una situación crítica o violenta, un divorcio puede ser un excelente regalo. Una separación con apoyo legal puede ser todo lo contrario de la “Amarga Navidad” que cantaba José Alfredo.

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